
Por Mónica Delgado
La cineasta coreana argentina Cecilia Kang mantiene en Hijo mayor (Argentina, Francia, 2025) la hibridez de sus films anteriores al trazar diversos arcos dramáticos ficcionales que encuentran un peso en la realidad a través de testimonios de cariz documental. Esta vez la centralidad de la historia la tiene la figura paterna, a partir de quien se organiza un relato en tres partes: la primera, en torno a una joven que se va de pesca con su padre y un grupo de amigos de él en algún pasaje de campo en la Argentina actual; luego la segunda, ambientada décadas atrás, donde aparece un joven migrante surcoreano sobreviviendo en las calles de Paraguay, en su rutina de obtener algún dinero que le permita alquilar una pensión; y una tercera, en el presente, con comentarios sobre la llegada a América Latina de los propios padres de la cineasta, y tras ver un álbum de fotos. De esta manera, la cineasta construye un relato de no ficción desde y sobre la memoria paterna.
Si en el largometraje previo de Kang, Partió de mí un barco llevándome (2023), la cineasta desarrolla esta mezcla narrativa de realidad y ficción en torno a la investigación personal e histórica de una actriz que representa para un casting el testimonio de una esclava sexual japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, en Hijo mayor, el pasado es más cercano, debido a que ella traslada todas las interrogantes sobre la migración, en un contexto de hace más de treinta años atrás, a su propia historia familiar. Por ejemplo, en la primera historia, hay referencias claras en las conversaciones de padre e hija que luego son dramatizadas en el segundo episodio, donde se ve a un joven interpretar al padre en una Paraguay más bien atemporal, y que en la tercera parte son nuevamente mencionadas por el padre de la cineasta.
Las motivaciones del cine de Cecilia Kang atraviesan preocupaciones marcadas por temáticas sobre migración, desarraigo y adaptación. Es probable que su cine centrado en perfiles de la comunidad surcoreana en Argentina no proponga respuestas sociales o antropológicas obre estos procesos, sino más bien busca mostrar desde diversos recursos expresivos -límite entre ficción y documental- los matices de las historias particulares. En Hijo mayor, como señala el título, se explora estas marcas de este personaje migrante desde estas diversas miradas entre el pasado y el presente, incluso el capítulo del centro (que además se percibe como un sueño de la protagonista de la primera parte) es puesto en escena como si fuera una película asiática de los años setenta, para sublimar y desublimar al padre que migró abandonando a su familia.
Se le podría reprochar a la cineasta el uso de diálogos reiterativos tanto en la segunda como tercera parte, donde se mencionan varias veces algunos detalles dramáticos o vivencias de los personajes que como espectadores ya conocemos. No solo se trata de explicaciones que extienden el metraje, sino que desbaratan la sutileza que podría ser descifrada por la audiencia. Pese a estas imperfecciones, Hijo mayor es un sincero acercamiento a la reconstrucción de la figura paterna, de la mano de ese mix mencionado de recursos narrativos, aunque el pasaje del centro del film está lleno de estereotipos sobre los antihéroes como una forma desmitificadora, que también hace que emerjan algunas lógicas de adaptación y supervivencia a cientos de kilómetros del sueño del lugar perfecto.
Sección Cineasti del presente
Hijo mayor
Dirección y guion: Cecilia Kang
Reparto: Kim Chang Sung, Suh Sang Bin, Anita B Queen
Productor: Juan Pablo Miller
Fotografía: Victoria Pereda
Edición: Lorena Moriconi
Argentina, Francia, 2025, 118 min