BERLINALE 2018: SEASON OF THE DEVIL DE LAV DIAZ

BERLINALE 2018: SEASON OF THE DEVIL DE LAV DIAZ

Por Aldo Padilla

Contar un instante histórico de un país requiere entenderlo como un complejo ciclo de ida y vuelta. No basta con la ambientación y el contexto histórico. Es importante sugerir todo el camino recorrido hasta la actualidad y tratar de incorporarlo en la obra. Filipinas pasa por un momento complejo donde los abusos del pasado parecen volver, ya que el gobierno parece estar tercerizando la violencia de manera de tener controlado el miedo de la población. Antes y ahora la historia ha sido la misma, con la única diferencia de unos cuantos nombres que van cambiado. Para contar estos abusos del pasado Lav Díaz decide recurrir al lenguaje y a la estructura del musical, para generar nuevas formas de manifestación, a partir de un experimento donde las melodías a capela magnifican el abuso del opresor y dignifican las denuncias del pueblo.

Season of the devil es un constante quiebre de esquemas donde las dos caras del conflicto se responden con el mismo ritmo, con la misma fuerza y, a veces, con la misma sensibilidad. Solo la gran dirección de Lav Diaz puede diferenciar a quien corresponde cada uno de los argumentos. En el inicio un extenso poema de denuncia marca el camino que seguirá el director durante sus casi cuatro horas de metraje. El resto del film se mueve entre el cine silente y el musical aunque sin instrumentación, de forma que toda la musicalidad se concentra totalmente en la voz y en sus pequeñas variaciones que determinan el estado emocional de cada personaje, que canta con la voz desnuda, aunque no siempre acomodando toda su lírica a la melodía, que en algún casos se repite varias veces durante la película.

El film desarrolla su guion a tres bandas donde, por un lado, están los soldados unidimensionales cometiendo diferentes atrocidades a través de las zonas rurales filipinas, y, por otro lado, una pareja de un poeta y una doctora con diferentes concepciones de cómo ayudar al país son amedrentados por dichas ideas. Finalmente se aprecian segmentos cortos donde la protagonista es una llamada bruja que va representando el mundo fantástico de Lav Diaz, y que va definiendo esa compleja relación entre el estado, el pueblo y la naturaleza que no siempre es tan armónica.

Dentro del repaso del film es necesario nombrar la escena con más potencia del metraje, donde se alcanza a ver la llegada y el discurso del dictador de turno que mediante un lenguaje desconocido y una fuerza en sus palabras casi hipnotizantes, va seduciendo a los soldados rendidos totalmente frente a las falacias autoritarias. El gran detalle visual está representando por un segundo rostro delimitado en la nuca del dictador, que parece delimitar que hay fuerzas de dominio que están mucho más allá del entendimiento del pueblo.

Hay un leve cambio visual en el marcado estilo del director filipino definido por planos un tanto asimétricos y angulares, que dan una visión más omnisciente a la cámara, y que puede entenderse como un estado que busca controlar todo, en especial en el caso de opositores los cuales son vigilados muy de cerca.

Lav es posiblemente el director famoso más libre de la actualidad; maneja sus propios tiempos sin ataduras, y revierte todos los códigos de forma de ser ese revolucionario que en sus filmes suele buscar un cambio frente a las constantes injusticias. Lav no solo revoluciona la estética como tal, si no también se introduce más profundamente en los cambios de paradigmas que el cine necesita en medio de cadenas de producción que van repitiendo una y otra vez las mismas fórmulas hasta el infinito.

Competencia
Dirección y guion: Lav Diaz
Director de fotografía: Larry Manda
Edición: Lav Diaz
Música: Lav Diaz
Diseño de sonido: Corinne De San Jose
Sonido: Adrian Yew Erman
Diseño de producción: Popo Diaz
Vestuario: Mikee Dela Cruz
Maquillaje: Syrel Lopez
Asistente de dirección: Hazel Orencio
Jefe de producción: Hui Yee Gan
Productores: Bianca Balbuena, Bradley Liew
Productores ejecutivos: Quark Henares, Bianca Balbuena, Bradley Liew, Lav Diaz
Filipinas, 2018