Por Pablo Gamba
Ma nudité ne sert à rien (Mi desnudez no significa nada) es el quinto largometraje dirigido por Marina de Van y fue estrenado este año en el Festival de Rotterdam. En la filmografía de la también actriz y guionista sobresale su ópera prima, Dans ma peau (2002), una obra típica del Nuevo Extremismo Francés, e influida en particular por el terror corporal de David Cronenberg. En ese film una joven que parece feliz tiene un accidente, a partir del cual comienza a mutilarse sí misma y a practicar el autocanibalismo.
El cine de género y el cuerpo como eje de la narración están también presentes en Ma nudité ne sert à rien. Por eso hay una cita de Flashdance (1983), el musical con Jennifer Beals que trata de una joven bailarina exótica que quiere estudiar ballet. No es un cuerpo lozano en este caso, como era el de la directora en Dans ma peau, que también interpretaba el personaje de Esther, sino el de la Marina de Van de hoy. Ella hace de sí misma a los 47 años y aparece frecuentemente desnuda en su casa. A esa edad busca la posibilidad de volver a tener encuentros satisfactorios con otros cuerpos.
Por lo que a eso respecta, Ma nudité ne sert à rien podría ser considerada un drama. Pero es también el autorretrato de la realizadora, quien se narra y se filma a sí misma, con una cámara que hace visible en los espejos.
La hibridez de autorretrato y drama se evidencia, además, en la construcción del tiempo. Por una parte es el de la reflexión de la voice over de la autora-personaje; por otra el de la narración de una sucesión episodios que corresponden a citas con hombres y reuniones con otros personajes, y que conducen a un cambio al final. Lo correspondiente a la contemplación del cuerpo desnudo se funde así en el relato, a manera de pausas que contribuyen a darle un ritmo, como ocurre con las secuencias de montaje.
La voz es una manera de indagar en sí misma de la protagonista, pero está acompañada del recurso clásico de caracterización a través de objetos. En este caso son el cigarrillo electrónico y los parches para dejar de fumar. Se les añade la gata –su única compañía en la desnudez solitaria del hogar–. Sirve como pretexto también para explorar visualmente el cuerpo, al igual que ocurre con rutinas como el ejercicio, y el automasaje del rostro y otras partes.
Como híbrido, Ma nudité ne sert a rien es una película que resuelve el dilema de la combinación de dos tipos de cine en la Competencia Vanguardia y Género del Bafici. Pero es un tipo de solución posmoderna que absorbe lo experimental de la manera como fue asimilado el expresionismo alemán y otros aportes de las vanguardias por el clasicismo estadounidense, y la modernidad europea por el Nuevo Hollywood. Si puede ser genérica y experimental a la vez, es porque “vanguardia” debe ser escrito entre comillas.
Competencia de Vanguardia y Género
Dirección y guion: Marina de Van
Producción: Jean-Luc Omières
Fotografía: Vincent Mathias, Romain Lebonniec
Montaje: Mike Fromentin
Sonido: Jérôme Aghion, Stéphane Thiebaut
Música: Florencia di Concilio, Hit’n Run
Francia, 2018