CANNES 2019: LA CORDILLERA DE LOS SUEÑOS DE PATRICIO GUZMÁN

CANNES 2019: LA CORDILLERA DE LOS SUEÑOS DE PATRICIO GUZMÁN

Por Mónica Delgado

Como pasa con Nostalgia de la luz, la exploración del territorio sirve como oportunidad para la metáfora histórica, para ahondar en la memoria reciente de Chile. El desierto de Atacama como geografía es usado para comparar la vastedad de hechos que se mantienen aún sin investigar, y como símbolo de espera: cuando llega la anoche asoman los secretos del cielo, y permite la auscultación de constelaciones. La reconstrucción de la historia también parece esperar un fenómeno celeste para lograr la justicia de miles de víctimas.

En La cordillera de los sueños, estrenada en Cannes, pasa algo similar. Las enormes montañas que son la columna vertebral de parte de América Latina, y Chile, son tomadas por Patricio Guzmán como un gran guardián de la memoria. Y a la vez como ente que sin querer ha separado al país de la región, y mantenido sin visibilizar hechos cruentos de la dictadura. La cordillera necesita sublimarse a la vez, ya que el cineasta reconoce que apenas es un ente observado por la población, que poco se ha reflejado en su espíritu milenario, como gigante que todo lo gobierna.

La cordillera de los Andes luce en abstracción desde el ojo de los drones. Patricio Guzmán los usa para lograr mirarla en su dimensión más material (en un polo opuesto de esta materialidad extrema aparece un film experimental como Altiplano de su compatriota, Malena Szlam), pero que permite confrontarla en imaginarios con ese monstruo que es Santiago, que crece a sus pies, y que sigue cobijando historias de injusticas, frutos de una política neoliberal recia y mundial, y de los rezagos de la dictadura pinochetista.

Si bien hay bastante cine convencional en La Cordillera de los sueños, es más, hasta el mismo Guzmán dijo en la presentación en Cannes que se trata de una película muy simple, su intención radica es hacer escuchar estas voces de una comunidad de intelectuales que sobreviven y reflexionan sobre esta cotidianidad que el cineasta no quiere dejar desapercibida. La voz de esta suerte de élite del pensamiento, que va indagando y confrontando (donde sobresale la intervención del joven escritor Jorge Baradit), Y a la vez desde las imágenes de archivo, va dando pantalla al registro de Pablo Salas, un sobreviviente de los tiempos del betacam y de las movilizaciones en plena dictadura en los años ochenta, y que al final de cuentas se vuelve en el alter ego de Guzmán, aquel que se quedó y se mantuvo, pese a todo.

Proyección especial
Dirección: Patricio Guzmán
Guion: Patricio Guzmán
Fotografía: Samuel Lahu
Coproducción Francia-Chile; Arte / Atacama Productions
Francia, 89 minutos, 2019