Por Aldo Padilla
¿Qué es lo cinematográfico de tu película? Preguntaba una y otra vez Ignacio Agüero a varios directores chilenos mientras filmaban sus películas en Como me da la gana 2, algo que parece tan esencial en algunos casos dejaba sin una respuesta clara a los directores en plena filmación. La mayoría de los conceptos diferían entre sí, pero mostraba a la vez la complejidad de una respuesta frente a una pregunta tan sencilla y amplia a la vez. ¿Qué es la paz? Es la pregunta clave y “sencilla” de la película de Kristina Konrad, que recorre todo el Uruguay previo al referendum del 89, buscando respuestas entre diferentes clases sociales, un país que parecia fracturado en ese momento y que se opone a la idea del paraíso progresista de Sudamérica que se tiene en la actualidad.
La “paz” que era la palabra usada por políticos, medios de comunicación y campañas a favor y en contra de la ley de amnistia y, a pesar que puede notarse una cierta tendencia de las entrevistadoras hacia la idea del voto verde, (que abolia la famosa ley de forma de juzgar a los militares implicados en la dictadura), su mirada como agentes externos que formaban parte de la televisión suiza buscaba una cierta imparcialidad, además de evitar preguntar de forma explicita por el voto a favor o en contra, y se enfocaban en buscar el pensamiento de las personas en el referendum en sí, aunque en casi todos los casos se lograba una respuesta que denotaba una posición muy marcada, evitando la ambigüedad en un momento decisivo para el país.
Los argumentos se repiten con pequeños matices, en el caso del voto amarillo (voto a favor de mantener la ley de amnistía) aludía al olvido como forma de dejar de lado un episodio donde culpan a los guerrilleros tupamaros por las posteriores consecuencias y deslindan al ejercito de sus crímenes por ser la única forma de detener al terrorismo y al comunismo amenazante, mientras el voto verde que era mayormente de izquierda aludía a la justicia como única forma de encontrar la paz que se atribuían ambos bandos.
Unas preguntas va mutando en su estructura desde una pequeña pregunta hasta transformarse en entrevistas cortas para entender la fuerte polarización, donde claramente se notaba una fuerte manipulación y desinformación de la población, y donde mayormente se aludía a un reinado del terror en caso de la abolición de la ley, lo cual se acentuaba con distintos comerciales de la época que mostraban la importancia de la televisión en la formación de opinión. Entre la parodia y el capitalismo galopante que reinaría en la Sudamérica de los 90, los comerciales de televisión sirven además como una forma de descanso en medio de un intenso metraje de cuatro horas.
La evolución temporal está perfectamente marcada entre la esperanza previa a la aprobación del referéndum, el debate que marcaría la campaña y la resignación frente a una derrota que en ese momento se entendió que era inevitable. Además de un barrido geográfico que hacen las entrevistadoras del pequeño pero diverso territorio uruguayo y donde se alcanza a percibir las fuertes diferencias entre Montevideo y las zonas rurales, las cuales se acentúan a la hora de enfrentar la derrota, donde se apunta desde la ciudad hacia el campo como un espacio de conservadurismo, pero que más bien termina mostrando la clásica condescendencia con el que se mira desde las grandes ciudades hacia el resto del país.
La polarización es la gran herencia de las dictaduras de los 60 y 70 en Latinoamérica, las cuales aún no se pueden superar en gran parte de los países, mientras en países como Chile dicho régimen pudo camuflarse en forma de partidos de derecha, en Uruguay se optó por un supuesto olvido como forma de sepultar el oscuro capitulo que dejo detenidos desaparecidos y bebes secuestrados. Si bien el film parece entenderse como una derrota colectiva, a la vez se presenta como una gran victoria la realización del referéndum en sí mismo, frente a situaciones de otros países en los cuales todo el aparato dictatorial va muriendo sin haber pisado un tribunal. Uruguay dio un gran ejemplo con el debate de un tema tan complejo y doloroso en el que ante todo había un pueblo que buscaba levantar su voz, antes, durante y después del referéndum.
Dirección y cámara: Kristina Konrad
Entrevistas y sonidos: María Barhoum, Graciela Salsamendi
Montaje y dramaturgia: René Frölke
Production: weltfilm GmbH
Alemania, Uruguay, 2018