Por Vassilis Economou
Durante los últimos años, una nueva generación de cineastas británicos ha emergido. Muchos de ellos han sido aclamados en festivales de cine, con películas enfocadas en problemas sociales y familiares. El último miembro de esta nueva ola es Scott Graham, cuyo debut se estrenó en la competencia del Festival de Cine de Torino, y que está basado en su corto homónimo del 2007.
La historia de Shell toma lugar en un área desierta de las alturas escocesas. Shell (Chloe Pirrie) tiene 17 años y vive con su padre Pete (Joseph Mawle). Ellos poseen una estación de gas donde Shell trabaja todo el día. Pete es un empleado que también hace el trabajo extra por los dos. Su hogar recluido es un bosque cercano. Durante el día, ellos solo cuentan con dos cliente regulares, Hugh (Michael Smiley), quien es un vendedor y el joven Adam (Iain de Caestecker) quien trabaja en una compañía aserradora. Una noche una pareja toca a su puerta, después de haber atropellado a un ciervo con su auto. El ciervo entonces, se convierte en un símbolo de libertad para Shell y después de su muerte, ella cambiará sus ideas, sus elecciones, y finalmente su vida. El animal muerto la acecha desde ese momento.
Shell es el centro de interés, todos la buscan, y es ella el elemento catártico de las emociones del resto. Se siente especial y distinta, como una perla encontrada en el bosque. Hugh está enamorado de ella y Adam la quiere como enamorada. Shell es indiferente con ellos, ya que tiene deseos incestuosos latentes por su propio padre. No hay otros personajes femeninos en el film. Su madre se perdió cuando ella tenía 4 años y nadie pudo llenar ese vació desde entonces. Esto crea un extraño e inevitable lazo de afecto entre ella y su padre.
Graham sigue los pasos de su compatriota Lynne Ramsay. Construye un drama lento con la menor cantidad de actores posible. El diálogo es mínimo, y siempre existe una distancia entre los personajes. Ninguno de ellos se siente cerca al otro, y cuando esto ocurre es siempre en el peor de los casos. En vez de palabras, Graham prefiere un punto de vista más realista, enfocándose en los sonidos de la naturaleza, el de las montañas. Graham menciona a Andrei Tarkovski como su influencia más importante. Desafortunadamente esto es solo apariencia en la espectacular cinematografía de Yoliswa Gartig. La historia se desenvuelve lentamente y carece de picos dramáticos hasta el mismo final. Como un debut, Shell parece prometer mejores trabajos por venir. Es un film visualmente memorable que necesitaría una disciplina narrativa más precisa para poder impresionar.
Dirección: Scott Graham
Producción: Margaret Matheson, Helge Albers, David Smith
Guión: Scott Graham
Cinematografía: Yoliswa Gärtig
Cast: Chloe Pirrie, Kate Dickie, Joseph Mawle, Iain De Caestecker, Michael Smiley, Morven Christie
UK
2012
TIFF 30 Competencia Internacional