Por Pablo Gamba
Se estrena en Argentina Ata tu arado a una estrella, documental de Carmen Guarini sobre Fernando Birri. Fue presentado por primera vez en el Festival de Mar del Plata, poco antes de que el cineasta muriera en diciembre de 2017, y estuvo también en los festivales de La Habana y Cartagena, entre otros. Lo acompaña Diálogos de cine (DAC-Treinta y Seis, 2018), libro con versiones más extensas de las conversaciones de ambos en la casa de Birri, en Italia.
Además de esos encuentros, la película reúne otros materiales. Entre ellos ocupa una parte importante lo que Carmen Guarini filmó en 1997 durante el rodaje de un documental de Birri sobre las utopías, con motivo del 30° aniversario del asesinato del Che Guevara en Bolivia. De allí provienen, por ejemplo, entrevistas del cineasta a Ernesto Sábato y a otros intelectuales, pero también a gente común y corriente en La Higuera, donde mataron al guerrillero argentino. De lo dicho por alguien de allí proviene el título del film, que es una definición de “utopía”. También fue incluido en esa parte de Ata tu arado a una estrella el registro de una conversación de sobremesa en la que Birri se desata en la imaginación delirante del cortejo fúnebre que hubiera querido tener.
La cámara –lúcidamente comparada por Birri con una prótesis– hace más adelante un recorrido por la casa del realizador, análogo al de los ojos de un cuerpo en movimiento. Guarini también le da a él una GoPro para que grabe y se grabe. Son añadidos a una heterogeneidad de materiales que ponen de relieve lo fragmentario y subjetivo del acercamiento que es posible tener a cualquier personaje real. Es lo más logrado del film. Tratar de imponer coherencia a un retrato solo puede producir falsificaciones didácticas que conviene evitar.
Otra característica de Ata tu arado a una estrella es que es una película hecha para argentinos sobre un compatriota al que las circunstancias alejaron del país. Birri se formó en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma, foco del neorrealismo, y volvió a Argentina en 1956 para fundar la Escuela Documental de Santa Fe. Con sus estudiantes realizó Tire dié (1958-1960), film por el que es considerado iniciador del Nuevo Cine Latinoamericano y del documental testimonial en la región. En su país rodó después Los inundados (1962). Pero el contraste del neorrealismo de esa película con las búsquedas del Nuevo Cine Argentino de los años sesenta –cuya producción no se enmarcó en el Nuevo Cine Latinoamericano–, así como los sucesivos exilios de Birri, como consecuencia de las dictaduras que hubo en su país desde 1966 hasta 1983, lo han convertido en una figura más cercana a Cuba y a Italia que a la Argentina.
En Cuba Birri fundó en 1985 la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, con el apoyo de Gabriel García Márquez y de Fidel Castro. Pero la influencia de la Eictv se ha sentido más en otros lugares, en comparación, por ejemplo, con la importancia que han tenido en su país instituciones como la Universidad del Cine (FUC) y la Enerc, desde el surgimiento del Nuevo Cine Argentino de los años noventa. Por otra parte, si en Argentina cineastas como Fernando Solanas, Octavio Getino y Raymundo Gleyzer se subieron al tren del Nuevo Cine Latinoamericano a finales de los sesenta, fue con un cine de agitación y propaganda que Birri nunca hizo.
El tema más relevante, del libro y de la película, es lo “poético político”. Es la manera como Birri practicaba aquello a lo que le llevaba la búsqueda de la utopía: un enfrentamiento continuo, a través del cine y de diversos gestos, con los dogmatismos y rigideces que rechazaba, en particular los de izquierda. Es el correlato lúcido de un pensamiento cuya expresión verbal, considerada fuera de contexto, pareciera derivar en lindas vaguedades que van del surrealismo al hinduismo, pasando por la magia, la alquimia, etcétera. Todo eso dice muy poco si no es puesto en relación con los actos en los que su rebeldía poética cristalizó.
El más significativo es quizás el largometraje de vanguardia Org (1979), sobre el cual se extiende en el libro por ser una película poco comprendida. Prueba de ello es que en la historia del cine latinoamericano Birri sigue siendo considerado principalmente como el realizador de Tire dié y Los inundados, obras de un “cine nacional realista, crítico y popular”, no de ese insólito film italiano con Terence Hill. “Cuando presenté Org mucha gente empezó ‘este se rebeló, cambió, traicionó’”, dice el cineasta en el libro. “No, era mentira. Simplemente me había expandido, que también era la época del Expanded Cinema”, agrega.
En el documental Guarini le recuerda a Birri –sorprendiéndolo con las fotos e insertando un fragmento de la película que la registraron– la “performance” que una vez hizo en la piscina de la Eictv. Quizás sirve para ilustrar mejor que Org en qué consistía su práctica de lo “poético político”. Se puso allí como un náufrago, bajo una palmera, llevando solo un taparrabo, siendo el director de la escuela. “[E]ra una apuesta que yo hacía conmigo mismo, que yo decía que eso no se debe hacer, pero hay que romper esa convención, ese esquema, ese límite y exponerse así, como sos, aunque no te reconozcas”, se explica el cineasta.
Otra de las virtudes de Ata tu arado a una estrella es que la cámara también captó a Birri en gestos que apuntan en una dirección contraria a la irreverencia subversiva, y que lo presentan como un personaje aún más complejo e interesante. Uno de ellos es la manera como se le echa encima, en la preparación de la entrevista, a un Ernesto Sábato temeroso, que se hunde en su sillón hasta que logra escapar. Es una presión insólitamente parecida a la de un interrogador policial la que pareciera estar ejerciendo sobre el escritor, con la cual logra arrancarle una declaración que él no sabe que está siendo registrada.
Otro ejemplo: en el video de archivo de la ceremonia de inauguración de la Eictv, el discurso utopista del cineasta es dicho frente a una fila de micrófonos, en un podio que lo pone en posición como de estadista, ante una multitud cuya disposición parece la de soldados que escuchan a su comandante, firmes aunque estén sentados. De hecho, el comandante está allí: Fidel Castro, cuyo abrazo paternal al pequeño cineasta, una vez concluido el discurso, no deja de ser una exhibición de quien ejerce allí la autoridad real, y que además es el poder militar que representa su uniforme sobre el overol azul de obrero que se ponía Birri. Aunque hay que reconocerle también que, entre las películas críticas del sistema socialista que se han hecho en Cuba, se destacan las que han salido de la Eictv.
Estos detalles coronan Ata tu arado a una estrella. Su acercamiento poliédrico a Fernando Birri puede resultar un desafío para el espectador que abra los ojos también a eso, en vez de cerrarlos como han hecho ante Org.
Dirección, guion y montaje: Carmen Guarini
Producción: Marcelo Céspedes
Fotografía: Martín Gamaler
Sonido y música: Gustavo Pomeranec
Argentina, 2017