Por Nicolás Carrasco
En 1917, los trabajadores de la mina de cobre de Bisbee, en Arizona (muchos de ellos miembros del sindicato “Industrial Workers of the World” y en su mayoría inmigrantes mexicanos y de Europa del Este), empezaron una huelga para luchar por condiciones de trabajo más seguras. En respuesta, el sheriff de Cochise County organizó una turba de unas dos mil personas, arrestó a unos mil huelguistas, los subió a vagones de tren y los abandonó a su suerte en el remoto desierto de Nuevo México, donde muchos de ellos murieron. Este incidente poco recordado se conoce actualmente como la “deportación de Bisbee”.
Cien años más tarde, los ciudadanos de Bisbee se preparan para recrear este episodio oscuro de su pasado. Mientras se preparan para interpretar los roles de los personajes reales involucrados en los hechos, los pobladores actuales (casi todos ellos con antepasados en ambos bandos del evento) confrontan tanto la historia del pueblo como sus propias perspectivas del conflicto y lo que estaba en juego en ese entonces, identificándose con el tiempo en que se dieron los hechos y cómo se reflejan estos en conflictos actuales. Esta recreación de los hechos se vuelve para la comunidad una suerte de “drama-terapia” o de “exorcismo” histórico que refleja las patologías y conflictos de todos los Estados Unidos, dando luz sobre tensiones contemporáneas entre mano de obra y capataces, sindicalismo y capitalismo, inmigrantes y nacionalistas.
Greene pasa tiempo con ellos y descubre que, a pesar de la larga dominación del pueblo por los intereses mineros, el tema casi no ha sido discutido públicamente. Solo recientemente, con la mina fuera de funcionamiento y el pueblo en problemas para sostenerse económicamente, el tema ha vuelto a la discusión pública. La recreación de los hechos (que se muestra en la película) es secundaria en la narrativa frente a la organización del evento mismo. Green, en efecto, debe representar también un papel, en este caso, al cineasta de Hollywood de dramas históricos (una suerte de Spielberg, si se quiere). Bisbee ’17 es, de alguna manera, el “detrás de cámaras” de la película que haría ese cineasta hipotético.
Robert Greene se ha interesado recientemente por poner en escena aproximaciones a la línea artificial que separa a los actores de sus personajes. Como en Kate Plays Christine (2016) y en Actress (2014), en esta película explora la construcción de la identidad a través de la performance y las implicancias de enfrentarse al reto de tomar un rol en particular. En este caso particular, amplía el alcance de sus anteriores trabajos y extiende esa idea a toda una comunidad, al mundo de los ciudadanos ordinarios, muchos de los cuales son los “otros” de piel oscura a quienes la buena gente de Bisbee subió a vagones de tren y deportó un siglo antes.
A través de esta mirada a un siglo de luchas y de resistencia, Bisbee ’17 resucita un episodio negado de la historia de los Estados Unidos y lo une con nuestro momento político presente.
Director: Robert Greene
Producer: Douglas Tirola, Bennett Elliott, Susan Bedusa
Cinematography by: Jarred Alterman
Music by: Keegan DeWitt
2018