Por Ivonne Sheen
El cine experimental, aquel cine sobre el que Jonas Mekas hablaba en su manifiesto contra el centenario del cine, aquel cine de los pequeños actos invisibles, hecho entre amigos, por amistad, como un acto heroico ante la vorágine del éxito y la producción, se encuentra amparador por tantos festivales de cine, laboratorios, talleres, artistas, cinéfilos, que se reúnen y colaboran para que prevalezca vivo como una mariposa sobre una flor acompañada del sonido de una cámara de 8 mm. El LEC – Laboratorio de Experimental de Cine, fundado en el 2013 en México, por Elena Pardo y Morris Manuel Trujillo, es uno de las plataformas contemporáneas latinoamericanas más importantes en el desarrollo de la experimentación con formatos analógicos en esta parte del globo. Como parte de la X edición del (S8) Mostra de cinema periférico, se presentaron una selección de películas realizadas por colaboradores del laboratorio, bajo el título de Cómplices, y los resultados de su residencia artística entre 2017 y 2018, la Experiencia Churubusco, que buscó retratar de manera libre y autoral las inmediaciones de los Estudios Churubusco, como un lugar emblemático para el cine mexicano, donde aún se realiza un arduo trabajo de preservación fílmica.
Cómplices
Cuatro films del programa nos muestran distintas aproximaciones al trabajo con el formato analógico, como espacio para una infinita experimentación. Xochipilli (2018) de Annalisa Quagliata es el retrato danzante de un monumento a Xochipilli, dios azteca del amor, el juego, la belleza, las flores y el arte. En su brevedad, la visualidad de la película recuerda a las imágenes de Val del Omar, al aproximarse a monumentos religiosos y míticos, como rostros vivos, como materialidades que danzan y nos comunican sus dimensiones metafísicas por intermedio de la cámara, la luz y la sombra. Otra obra en el programa de la misma cineasta, Crisálida (2017), invoca una transformación femenina, cual mariposa, cuya piel además de ser representada con una tela, es el fílmico tratado poéticamente, intervenido, como película encontrada, afectada por el paso del tiempo, Crisálida, es una mutación de cuerpo femenino inmersa en la realidad del celuloide, la cual se presenta performáticamente como materia orgánica vulnerable al tiempo y al encuentro con otra materialidad, y bajo un tratamiento con el cual el celuloide entra en simbiosis con el ánima de los cuerpos en movimiento. Una mujer sin identidad surge, dejándonos en el inicio del proceso de su auto-reconocimiento. Poesía fílmica. Anfebutamol. Topiromato. Clonazepam. (2018) de Daniel Valdez Puertos es una evocación física de los procesos biológicos y psicológicos por los que pasa un paciente psiquiátrico. El soporte fílmico se convierte en una extensión de una condición humana, en una extensión del ser humano, refiriéndose a nuestra naturaleza como una frágil y orgánica, materializada visualmente en colores craquelados que fluyen en velocidades dispares, como una rítmica mental que nos atraviesa y que no controlamos concientemente. Tortillería Chinantla (2005/2019) es una documental experimental que como en Castro Street (1966) de Bruce Baillie, el retrato de un espacio y sus mecanismos industriales, se convierten en presencias multiples, permanentes, gracias a la yuxtaposición del movimiento-tiempo en las imágenes. El proceso de fabricación de una tortilla, se transmuta en una dinámica fantasmagórica industrial, gracias al tratado amalgamado de capas en blanco y negro.
Experiencia Churubusco
El juego en las obras resultantes de la residencia LEC, demuestra el desapego por la realización de obras espectaculares o impresionantes, y más bien la apuesta por un homenaje afectivo a un templo de preservación fílmica: Los Estudios Churubusco. Entre los trabajos presentados, resalta Inventario Churubusco (2019) de Elena Pardo, película de animación lúdica que rebusca entre los recónditos espacios de Los Estudios Churubusco y nos presenta a aquella vida brillante experta en el fílmico y a sus herramientas cotidianas, en un movimiento que danza al ritmo de la animación de Robert Breer. Un recuerdo, una memoria, un retrato que se encuentra con un lugar desde el espíritu creativo de la cinefilia, para retribuirle con el mismo trabajo que le debemos eternamente: la preservación en una película, la eterna persistencia del fílmico.
XOCHIPILLI
Annalisa Quagliata, México, 16mm, 2018, 2 min.
CRISÁLIDA
Annalisa Quagliata, México, 2017, 16mm, 3 min.
ANFEBUTAMOL. TOPIROMATO. CLONAZEPAM.
Daniel Valdéz Puertos, México, 2018, super 8, 5 min
TORTILLERIA CHINANTLA
Bruno Varela, México, 2005/2019, doble proyección super 8, 3 min.
INVENTARIO CHURUBUSCO
Elena Pardo, México, 2019, 16mm a vídeo, 7 min.