Por José Sarmiento Hinojosa
Una de las finalidades base de este primer programa del casi mítico Malcolm LeGrice fue, a mi entender, reflexionar sobre la transición análogo/digital, la plataforma multicanal y la imagen cinemática en la carrera del inglés, lo cual hace mucho sentido en un espacio como el S8, dónde no solo se exhibió su obra monocanal, sino también su trabajo de cine expandido con performance y distintas plataformas. En este primer programa, explorar sus estrategias desde China Tea (1965) hasta FINITI (2011) nos permitió acceder a uno de los cuerpos de trabajo más maleables y adaptativos de la mano de la historia del cine experimental. LeGrice, autor de Experimental Cinema in the Digital Age ha adaptado el lenguaje del video digital al suyo mismo, y en el proceso, conservado alguna de sus inquietudes primarias, trasladándolas del grano análogo al código binario.
China Tea (1965) y Yes No Maybe Maybe Not (1967) son dos primeras muestras de un LeGrice pre Berlin Horse. Como ejercicios formales, ambos filmes de pantalla doble trabajan la curiosidad primaria por la imagen. China Tea, especialmente, conjuga una banda sonora formidablemente lograda con esta obsesión de un encuentro ritual con la imagen que se manifiesta en la insistencia del ojo análogico con el objeto capturado. Primero como acción, luego como contemplación. Yes No Maybe Maybe Not muestra ambas polaridades de una imagen en sus posibilidades del negativo bajo el curso periódico del ritmo del mar sobre un muelle. Una declaración de principios, el detenerse sobre lo fundamental de una imagen inamovible: la posibilidad del intervalo, del tiempo y de la plasticidad de su imagen en distintas dimensiones. Esta preocupación también lo llevaría a realizar Berlin Horse, donde la manifestación del loop, esta intoxicante alternativa del cine experimental, lo llevaría a crear una de sus contribuciones fundamentales para la historia del cine. En sus palabras su primera etapa “intenta lidiar con algunas de las paradojas de las relaciones del tiempo real que existe cuando se filma la película, con el tiempo real que existe cuando esta se proyecta, y cómo esto puede ser modulado por la manipulación técnica de las imágenes y secuencias”.
Digital Still Life (1984) parece moverse en el intervalo de la búsqueda de la verdad en la imagen y su completa descomposición. Este “bodegón” audiovisual virtual nos recuerda al Still Life (2001) de Sam Taylor-Johnson, en su propósito similar pero distinta estrategia. Mientras Taylor-Johnson utiliza la imagen para hablar de la fugacidad de ciertos elementos de su Vanitas digital y la impermeabilidad al tiempo de otros, LeGrice utiliza el recurso para ahondar sobre la fugacidad de la composición pictórica de la imagen digital y su subsecuente degradación y descomposición plástica hasta llegar al punto de la aberración maniática (por momentos abstracción) para después recomponer en cierta forma el vínculo imagen/sonido mediante la puesta en vista del elemento gatillador de la banda sonora. Bajo esa lógica, Digital Aberration (2004) es el uso (y abuso) de la imagen digital, el producto degradable de la imagen post-consumo, la aparición de varios salvapantallas cósmicos que parecen absorber toda una cultura capitalista del consumo de la imagen en sus tres minutos y medio de duración.
After Monet Water Lilies (2008) y FINITI (2011), correspondientes a su última etapa, vuelven sobre este interés primario de recoger la primordialidad de la imagen (o lo que esto significa para LeGrice) a partir de la imagen digital. En estos trabajos, LeGrice logra una curiosa y casi paradójica coalescencia entre la imagen digital y la composición pictórica. Áspera, y por momentos absolutamente coherente con sus capacidades plásticas que adhieren cierta veracidad e inmediatez a la imagen, sus composiciones digitales son también manifestaciones o proclamaciones de espacios fílmicos que parecen querer apoderarse de la imagen con su fluidez (en Water Lilies) y su color en FINITI: imágenes que pretenden ser una composición pictórica cercana a lo sublime, pero que utilizan el método de la imagen digital más dura, en su impureza, exceso de contraste y nitidez, componiendo grandes lienzos en movimiento con momentos absolutos de belleza.