Por Mónica Delgado
Custody de Xavier Legrand, presentada en Venecia (premios a mejor director y ópera prima), y exhibida en la capital como parte de la inauguración de la Semana del Cine de Lima, es un drama social, que toca un tema muy actual y sensible, en la medida que ahora está más visible y mediatizado debido a las luchas de las mujeres: la violencia familiar y la violencia de género.
Por su temática, Custody podría caer en el facilismo de este tipo de films, que suelen buscar conmover a partir de la exposición sentida de lugares comunes de lo cotidiano: padres abusivos, hijos víctimas vulnerables y mujeres sometidas y sin agencia. También podría tener el aspecto de un telefilme que busca sensibilizar y crear conciencia, o verse como un producto onegeísta que apuesta a la mejora de las políticas públicas, aludiendo a un pésimo sistema judicial y a las infructuosas estrategias de protección a las mujeres. Pero Custody no es nada de eso.
Legrand explora las tonalidades del miedo, las capas ante el ejercicio de poder. Por ello, más allá que centrarse en el uso de recursos del drama, o del realismo social dardenniano, lo que hace es virar hacia el thiller, y ya hacia el final, a la atmósfera tensa del cine de terror. El cineasta va construyendo desde la ambivalencia (al inicio, en la escena con la jueza y las abogadas no sabemos quién es quién en este juego de poder y violencia) para luego afirmarse en la figura opresiva del padre, que todo lo quiere gobernar.
En su anterior cortometraje, y que es un primer capítulo de Custody, Just Before Losing Everything (Avant que de tout perdre, 2012), Legrand ya expone, a través de los mismos personajes y reparto -como pasa también en Niñato y Buenos días, Resistencia de Adrián Orr- los métodos de control y hostigamiento, pero allí casi libre de violencia y más bien desarrollada desde el detalle, la contención y el fuera de campo. En cambio en Custody, si lo vemos como díptico, explora los estallidos, la intensidad de la violencia e incluso desde su mímesis o trampas.
Más bien el problema de Custody está en su necesidad de “tener mensaje” al final de cuentas, a pesar de su estética centrada en otros intereses, y que recae en la intromisión de un personaje funcional, puesto allí para cumplir una misión, el personaje de la vecina y que se convierte en la moraleja: la persona que no debe quedarse callada y que siempre debe involucrarse ante la violencia doméstica. La heroína es rescatada ante el silencio y la inoperancia.
Dirección: Xavier Legrand
Guion: Xavier Legrand
Reparto: Léa Drucker, Denis Menochet, Thomas Gioria, Mathilde Auneveux, Coralie Russier
Productora: K.G. Productions
Francia, 2017