TIFF 2017: WAVELENGHTS. CANIBA DE LUCIEN CASTAING-TAYLOR Y VERENA PARAVEL

TIFF 2017: WAVELENGHTS. CANIBA DE LUCIEN CASTAING-TAYLOR Y VERENA PARAVEL

Por José Sarmiento

Para todo aquel que conoce la historia de Issei Sagawa (un caníbal japonés que mató y comió a su compañera de clase Renée Hartevelt, y que luego fuera puesto en libertad por razones de locura), revisitar el casi relato mítico a través de los lentes de Castaing-Taylor y Paravel (el dueto detrás de la extraordinaria Leviathan) es una suerte de válvula de escape, una experiencia catártica dentro del reino íntimo de uno de los personajes más peculiarres y estremecedores de la humanidad, pero a la vez es una lección de humanidasd, de escucha y de percepción.

Sagawa ya es parte de la cultura popular, su imagen de hombre libre ha sido también la de un tipo sujeto de escarnio en programas de crímenes pero también de espectáculos, donde se ha mostrado su rostro infinidad de veces, pero no como un hombre reinsertado tras la cárcel, sino como un criminal que ha escapado de su destino como prisionero y que trata de coexistir en un mundo “normal”.  Sobre su imagen se han construido biografías y libros diversos, incluso la novela de David Cronenberg, Consumed, se inspiró en este mundo de caníbales, metáfora perfecta para este mundo moderno de cultura agresiva sobre consumo y alienación.

Lo más notable de Caniba es el modo en que Castaing-Taylor y Paravel diseñan un retrato íntimo de un japonés a través de cuidados primeros planos, que permiten una íntima atmósfera a lo que habría podido ser un simple documental. Resulta incómodo estar cerca a Sagawa, incluso cuando lo tenemos fuera de la pantalla, cuando él habla sobre sus obsesiones con la carne mientras es acompañado por su hermano, quien lo cuida. Sagawa no es un hombre sano, no se ha recuperado aún y el film muestra esto en un grado inquietante, siendo testigos también de sus obsesiones sexuales vigentes, sus deseos de consumir carne humana, su colección de viejos recuerdos, la relación personal y oscilante con su hermano, incluso sus intercambios con lo que parece ser un cuidador, pero también un trabajador sexual.

Coproducida por el Harvard Sensory Etnographic Lab, Caniba es un film cuya exploración en el interior de las viviendas y sus sujetos permite una profunda meditación y una conversación interna acerca de los motivos, y en este caso acerca de la sociedad que rodea a Sagawa. ¿Qué retrato es este de un hombre que nos dice quiénes somos?  ¿Qué significa este retrato de un hombre que nos dice quiénes somos? ¿Podemos mirar más allá de nuestro propio disgusto, y encontrar respuestas sobre nuestro propio mundo a partir de las imágenes de este individuo? Sagawa dice, al hablar de sus deseos que “ser comido es convertirse en parte del otro”. Entonces, ¿de dónde proviene este exceso de deseo? Ahora que el canibalismo ha llamado la atención de algunos films contemporáneos (Trouble Every DayRaw), uno podría a comenzar a hacerse algunas preguntas. Caniba es fundamental en su rol de comprensión, en sus largos, desenfocados planos que sirven como artefacto para la reflexión. Si está más allá de su salud mental, tal es el hambre de un hombre que le obliga considerar consumir a otros para sentirse entero: ¿cuánto de este vacío es también parte de nosotros?

Wavelenghts

Directores: Verena Paravel, Lucien Castaing-Taylor
Productores: Valentina Novati, Verena Paravel, Lucien Castaing-Taylor
Fotografía: Verena Paravel, Lucien Castaing-Taylor
Edición: Verena Paravel, Lucien Castaing-Taylor
Francia, 2017