Por Mónica Delgado

A diferencia de otros cineastas experimentales que han mostrado fascinación por el eclipse como metáfora de la auscultación misma del soporte cinematográfico en su materialidad (una realidad superpuesta a otra, como la interposición de los astros), en Polly One, Kevin Jerome Everson capta la intensidad misma de este fenómeno celeste para liarlo a la posibilidad de ser espectadores reales de un suceso de esta naturaleza que apenas es intervenido.

En Polly One, el eclipse como fenómeno visual está plasmado a partir de dos tipos de planos fijos, uno casi oscuro que va captando el movimiento de este encuentro que permite la ocultación desde la imagen típica de la medialuna, y otro, que registra desde otro ángulo esta yuxtaposición, donde hay apenas resistencia a la luz poderosa que todo lo invade. Pero más allá de esta observación que no teme a esas viejas predicciones de que mirar eclipses produce ceguera, esta pequeña entrega de Emerson suena más a un homenaje a estas atracciones cinéfilas por los cielos, pero aquí el plano como espacio expuesto a una intromisión, la del cuerpo celeste que se somete a otro.

Como señala el crédito al final del film, se trata de un cortometraje dedicado a la abuela del cineasta, y quizás este detalle da la sensación de que fuimos espectadores de un sentimiento de sublimación por la ausencia de un ser querido, sin embargo, el trabajo de Jerome Everson, que siempre ha estado unido a un compromiso social dentro de la comunidad afroamericana, aquí se despega de ese componente que ha marcado su cine y se deja llevar por el aspecto y efecto netamente sensorial y cinemático. Por ello, estos dos planos minimalistas remiten a una sensación de simple contemplación, de una breve meditación registrada durante un eclipse solar de agosto de 2017, y que a la vez va brindando nexos también con otras miradas de la observación del cine de paisaje (como el de James Benning).

Pensada y creada para una instalación, ver Polly One como si se tratara de un cortometraje independiente, sin el requisito de la multipantalla y la posibilidad de la interacción con el espectador de una galería de arte expandido, hace que este pequeño trabajo en 16 mm del cineasta estadounidense sea acogido como una posibilidad de la expansión de sus intereses de registro, pese a esta sensación de que estamos viendo solo una parte de una obra mayor. Sin embargo, encontramos a un autor fascinado por auscultar la materialidad del celuloide desde la contemplación pura y sencilla.

Wavelenghts 1: Earth, Wind and Fire
Director: Kevin Jerome Everson
Fotografía: Kevin Jerome Everson
Productores: Kevin Jerome Everson y Madeleine Molyneaux
Productora: Picture Palace Pictures Trilobite-Arts DAC
EE.UU., 2018, 6 minutos