Por Nicolás Carrasco
El peruano Juan Alejandro Ramírez ha sido siempre un cineasta preocupado por darle voz a los desposeídos, aquellos con los que él mismo se identifica y en quienes proyecta sus preocupaciones. Su obra gira en torno a hallar en los marginados, en ese “otro” en los que detiene su mirada, un reflejo de sus propias inquietudes. En otras palabras, su cine, siempre entre los márgenes de la ficción y del documental, aborda el yo desde un tercero.
Nadie especial (2013), su última película hasta ahora, se asemeja en la forma a su film anterior Solo un cargador (2003). Allí Ramírez le ponía su voz a un cargador cusqueño, y en este trabajo más reciente hace lo propio con una mujer quechuahablante. Si bien esta vez Ramírez no utiliza su propia voz en off, sino la de una mujer, de igual manera podemos identificar estas reflexiones y dolencias como los del propio director.
Nadie especial muestra imágenes de los Andes acompañadas de esta voz que nos narra su sus miedos, sus pesares y su rabia. El discurso de la mujer empieza siendo un lamento sobre sentirse inútil frente a la modernidad en un sentido amplio, desde el funcionamiento de los autos hasta el uso de champú. Luego, ella manifiesta su malestar frente al despoblamiento del campo y la migración a las ciudades, a las que percibe como ajenas, impersonales, feas y caóticas. Aquí la mujer enuncia su principal preocupación, que es el desapego de las nuevas generaciones: hijos desarraigados de lo rural y lo andino.
En Nadie especial se perciben algunas claves del cine de Ramírez, como el deseo de anonimato (“solo quiero que nadie sienta ni diga nada de mí”), la sensación de no sentirse cómodo en ningún lugar, y un cuestionamiento de la identidad y de la alienación. Ramírez percibe en la alienación el origen de este desapego por lo rural y por lo andino, un desapego que contradice la identidad y que, al final, la hace desaparecer.
Foco Perú: Radiografía fílmica de un país
Título inglés: Nobody Special
Año: 2013
Formato: DCP
Color: Color
Minutos: 23
Dirección, fotografía, edición, sonido, producción: Juan Alejandro Ramírez
Música: Francisco Tarrega, Franz Schubert, P.I. Tchaikovsky
Compañía productora: OTROtono