BERLINALE 2024: THROUGH THE GRAVES THE WIND IS BLOWING DE TRAVIS WILKERSON

BERLINALE 2024: THROUGH THE GRAVES THE WIND IS BLOWING DE TRAVIS WILKERSON

Por Mónica Delgado

A diferencia de otros trabajos de Travis Wilkerson, en Through the graves the wind is blowing (título tomado de una canción de Leonard Cohen) es inevitable que surja alguna carcajada. El cineasta estadounidense opta por algunos toques de humor negro para adentrarnos en un ensayo sobre el crecimiento de la derecha fascista en Croacia, como un sinsentido que atraviesa diversos pasajes históricos de este país, y que se remiten a los tiempos de Tito. Como si Wilkerson eligiera esta clave irónica (por momentos muy divertida) para hablar de estas paradojas o certezas surgidas del carnavelesco mundo de la política. Es un film sobre lo que subsiste tras la caída de Yugoslavia -y en general tras el fin de la guerra fría-, y logra emparentar formas políticas de los totalitarismos socialistas y el espíritu nacionalista de las extremas derechas vigentes. Hay algo que convive y se abraza en este universo político, y el cineasta si bien no intenta dar respuestas, se compromete a dejarnos interrogantes desde una puesta en escena diferente dentro de su propia filmografía.

Estrenado en la sección Encounters de la Berlinale, Through the graves the wind is blowing comienza con la presentación misma del cineasta, quien cuenta que estuvo viviendo en Split debido a un trabajo como docente, y que esa estancia le despertó ampliar su perspectiva como extranjero en un lugar como este. Al inicio, pensaba realizar una película sobre la caída de Yugolasvia, pero esto no pudo darse, porque algo se abrió a la fuerza durante su estancia, mientras caminaba por las calles, mientras paseaba con sus hijos en los barrios de Split. Luego, presenta a su personaje, encarnado por Ivan Peric, un policía que investiga una serie de asesinatos a turistas en la ciudad. La presencia de este personaje de ficción es un parteaguas dentro de la misma estructura del documental, que comparte momentos del diario fílmico, el ensayo visual y las mismas recreaciones a partir de Peric, quien narra cómo se hizo policía, de cómo Croacia devino en atractivo turístico debido a las locaciones de Juego de Tronos, sobre el crecimiento de las visitas de los turistas, quiénes son vistos como un problema, debido al descontrol que evidencian en la ciudad, o sobre las trabas burocráticas en sus investigaciones.  Los turistas vistos como la infección que arruina el cerco nacionalista, lo que impide el encierro total de una sociedad en sus laureles de ilusión épica. También esta forma ecléctica de mezclar la crítica social y comedia le sirve al cineasta como una forma de remitir a la estética de la llamada Ola negra yugoslava, cuyos films resultaron emblemáticos frente a discursos más tradicionales o tomados por el gobierno.

El film está hecho en blanco y negro, con algunas intervenciones de texto en color rojo o chispazos sobre la imagen que remiten a yuxtaposiciones de la película en el cine experimental. La mayor parte del film, a partir de las reflexiones del cineasta, se posan sobre lugares, algunos de ellos derruídos o en abandono, cuyo diseño habla de un pasado donde se pensaba -paradójicamente- desde la proyección de un futuro, fruto del crecimiento económico pero también de los réditos del turismo. Wilkerson, entre tantas paradojas señaladas en el film, habla de las fronteras que dividen el fanatismo de los hinchas del Hajduk, uno de los equipos de fútbol más emblemáticos del país (incluso hay una escena de material de archivo donde la selección llora en pleno partido ante el anuncio dela muerte de Tito) y las acciones de la organización terrorista y ultranacionalista Ustaše, a partir del recorrido por graffitis hechos por jóvenes en Split, y que en algún momento hablaron de resistencia. En esta perspectiva de Wilkerson, todo parece estar contaminado en Split por los nacionalismos más temibles, como la presencia de esvásticas en lugares insospechados. Los graffitis, espacios de resistencia, y que Wilkerson muestra en extensión, incluso se muestran invadidos, viralizados, por este clima que se advierte como terrible.

Dentro de la programación de la Berlinale, Through the graves the wind is blowing fue una de las pocas grandes obras antifascistas. También la presentación del film, donde Wilkerson demandaba el cese al fuego en Gaza, se convirtió en un lugar en contra de los otros tipos de fascismos. Y con este film, Wilkerson presenta una perspectiva para acercarse a la reflexión sobre la naturaleza de los nacionalismos extremos, sin necesidad de entrevistas ni de testimonios, sino dejando que las calles hablen a través de sus muros, de sus construcciones, desde la misma evidencia trágica de su cotidianeidad.