Por Mónica Delgado
En estos días se realiza de modo dual una nueva edición del Cámara Lúcida, VI Festival Internacional de Cine Contemporáneo, que se realiza cada año en Cuenca, Ecuador, y que esta vez consta de 80 piezas provenientes de más de 30 países. El festival se realiza con el apoyo del Instituto de Cine a la Creatividad y la Innovación. Comentamos The invisible mountain (2021), el film más sonoro de Ben Russell, y que forma parte de la sección Puertos, films según el texto de programación que “destacan por generar puntos de vista y perspectivas particulares sobre la experiencia contemporánea de estar en el mundo, permitiendo que la experiencia fílmica se vuelva un viaje a través de las historias y el lenguaje”. En The invisible mountain, Russell explora desde un componente sónico todo un imaginario espiritual y alucinatorio, sino porque literalmente es un largometraje donde la música orienta la percepción de las imágenes.
Este reciente documental de Russell parte del seguimiento a las sesiones de ensayos y a las presentaciones de una banda de post rock, formada por tres mujeres finlandesas, llamada Olimpia Splendid, cuyos elementos noise y de experimentación ruidista se vuelve un punto de origen del viaje que se emprenderá por hora y media de metraje. Desde Finlandia, Ucrania, Rumania y Grecia, y a través de canciones y la perspectiva de un personaje masculino (una suerte de roadie y viajero), Ben Russell nos introduce a una ruta introspectiva, donde la meta parece ser darle materia a un libro inconcluso del poeta tempranamente fallecido René Daumal, Le mont analogue (La montaña análoga), publicada en 1952 y que también inspiró un famoso film de Alejandro Jodorowsky.
Pero, a Russell no le interesa hacer una adaptación de la novela breve de Daumal, sino explorar la locura de una búsqueda metafísica. En la novela, Daumal describe las motivaciones de un grupo de personajes del mundo del saber y el alpinismo por encontrar una montaña mítica en el Himalaya, donde la tierra y el cielo se chocan. Para ello, emprenden una expedición, que incluye pasar diversas etapas marcadas por la mitología de cada lugar. En The invisible mountain, hay el bosquejo de esta idea de Daumal, en torno al viaje en comunidad y a un tipo de saber o conocimiento, esta vez sensorial y sensible, que emerge de las canciones, tanto de las Olimpia Splendid como de la percusión de Greg Fox. Este mundo musical de viajes, paradas, conciertos y paseos rurales, además se compone de una serie de añadidos sonoros trabajados en la edición y mezcla por Russell y su equipo. Así, esta búsqueda física del monte, como parte de una vieja utopía, se va construyendo desde este saber de las formas sónicas, que el artista y cineasta explora también desde el montaje, desde el uso de varios recursos: irrupción del blanco y negro, presencia del crew en algunas escenas para mostrar el “detrás de cámaras”, la presencia del mismo Russell como personaje, el montaje nervioso y frenético a modo de resumen vital, los largos travellings con Steadicam de seguimiento muy cercano al personaje que encarna Tuomo Tuorvinen, y la fantasía digital de una montaña que se deshace.
The invisible mountain mantiene a Russell en la exploración de la no ficción y en las auscultaciones formales dentro de las posibilidades del documental de sus más recientes trabajos (aunque, ha confesado que aquí hay reminiscencias a un tipo de abordaje a lo Jean Rouch). Más allá de la montaña imposible que da nombre al film, lo que propone el cineasta es una road movie de desfogues interiores, de flujos y deambulaciones sonoras, que funciona como un trance inevitable, sobre todo comandado por las impecables y maravillosas travesías sonoras en vivo de las Olimpia Splendid.
Dirección y guion: Ben Russell.
Fotografía:Ben Russell, Ben Rivers, Chris Fawcett.
Edición: Ben Russell.
Sonido: Nicolas Becker, Rob Walker, Jakov Munizaba.
Producción: Christos V. Konstantakopoulos (Faliro House Productions), Ben Russell (VSBL MTN).
EE.UU., 83 min, 2021