Por Mónica Delgado
Showing up, presentada casi al final de las proyecciones de todos los films de la competencia oficial de la edición 2022 de Cannes, es un obra que desentona con la idea más espectacular sobre lo premiable en el marco de un festival como este. Es más, incluso el paseo por la alfombra roja de la cineasta Kelly Reichardt y su cuasi actriz fetiche Michelle Williams, ambas en clave discreta, apenas aludieron al usual glamour que suelen tener estas presentaciones. Presentada a las tres de la tarde, esta nueva película de la cineasta estadounidense tuvo el marco ideal para lo que veríamos: una obra minimalista, basada en la concisión, en el detalle sugerente y en una puesta en escena de correspondencias dentro de un universo definido en algún suburbio de Portland.
Al inicio del festival, Kelly Reichardt había ya recibido la Carrosse d’Or en la Quincena de Realizadores. Quizás ese reconocimiento -la cuarta mujer en recibirlo en la historia de ese premio- ya le restaba oportunidades para la Palma de Oro, porque quizás, en la lógica de los jurados de Cannes, también se trata de esparcir la idea de una cierta equidad en la entrega de premios y demás honores. En esta ceremonia, organizada como parte de la Quinzaine, y a cargo de la Sociedad de Directores de Cine de Francia, Reichardt había dicho que fue gracias a un regalo de su madre cuando era adolescente que se hizo cineasta. Le había regalado un libro que tenía en la portada a una mujer cineasta: “Quizás algún día, la historia de esta mujer pueda también ser la tuya”, le puso su madre a modo de dedicatoria. Antes de que el público dejara de suspirar ya la cineasta agregaba: “Era una biografía de Leni Riefenstahl”- comentario que hizo que el teatro, que cobija el hotel Marriot, estallara en carcajadas. Sin embargo, más allá de esta anécdota de la paradoja, hay un interés en Reichardt en seguir explorando los universos femeninos, de ahondar en diversas historias de mujeres, y que considero forman el ámbito de su filmografía que encuentro más seguro y pleno.
De la mano de un grupo de buenos conocidos, el novelista Jonathan Raymond (con quien adaptara Old Joy o First Cow), el director de fotografía Christopher Blauvelt, y la actriz Michelle Williams, con quien realizó Wendy and Lucy (2008), Meek’s Cutoff (2010) y Certain Women (2016), la cineasta mantiene algunos elementos ya marca de su cinematografía, basada en una conjunción simbólica entre hombres, mujeres y algunos códigos de la naturaleza. Es decir, se estrecha esta relación balanceada de correspondencias, en una convivencia que requiere de armonías, pese a los contrastes. Por ello, este reciente largometraje, Showing up, recupera parte de este entorno de pares en interacción: Lizzy, una cerrada y conflictiva artista ceramista, encarnada por Williams, tiene una tensa amistad con su casera, Jo, otra artista de la instalación, interpretada por Hong Chau (Downsizing, Inherent Vice). El trato entre ambas es tirante debido a algunos detalles de tipo casero: Jo le renta a Lizzy un departamento contiguo que no tiene agua caliente. Este suceso hace que la amistad se deteriore, pero que se vuelve a reencontrar gracias a que el gato de la ceramista daña a una paloma que Jo luego rescata y le entrega para los cuidados. Así, Lizzy quien se encuentra en un estado constante de estrés y exasperación debido a que debe entregar una serie de piezas para una muestra individual de su obra a una galería de arte, halla en esta paloma una suerte de catalizador. No hay casi nada más que agregar a la trama de Showing up, quizás lo que propone el mundo familiar de Lizzy, formado por una madre neurótica, un hermano con problemas de salud mental y un padre de excesivo amor casero, quienes aparecen en determinadas circunstancias, y el entorno de los montajes y prácticas de una escuela de arte (que su familia parece regentar).
Como hiciera Reichardt en otros trabajos sobre un dúo de personajes en sintonía, en Showing up logra generar todo un articulado de gestos, detalles y palabras apenas dichas desde esta pesada amistad entre Lizzy y Jo, que luce siempre tirante, en una suerte de ‘buddy movie’ subvertida y desde el asentamiento, desprovista de toda gama de atracción o repelencia abierta. Todo el mundo creativo que obtiene bajo presión la ceramista -para poder cumplir con los plazos de entrega- depende de estos hechos pequeños de lo cotidiano. Y pareciera que Jo estuviera consciente de su rol en este juego de la creación, por ello, pese a estas diferencias diarias, de no gestionar el agua caliente para Lizzy, o el de darle una paloma para que se haga responsable en pleno proceso de creación, pareciera que estuviera aportando a que la artista logre su cometido. Lizzy y Jo se convierten en una dinámica simbiótica (aunque no nos quede claro qué es lo que obtiene Jo).
El inicio Showing up es un plano subjetivo de alguien observando unos bosquejos de mujeres sobre una pared y que muestra un énfasis en los recorridos de la mirada. Esta introducción a la mirada de Lizzy, la artista, nos adelanta algunas virtudes de su personaje en relación a su entorno: el foco, la necesidad de materializar el esbozo y la imaginación de lo rítmico, o un tempo que gobierne esa observación. Así, lo que vemos después de Lizzy, interpretada por una Williams de contenciones, de gestos cerrados que van invitando a mirarla desde estas situaciones que le producen inestabilidad (como no tener agua caliente para bañarse), es el trayecto para materializar estas obras, por ello, el film va del boceto a la realización de una esculturas. Por ello, Showing up es un film distinto sobre el proceso creativo, aquí basado en la tensión de una amistad que no parecía serlo. Y también en la conexión de la artista con ese mundo que la rodea, plasmado en el personaje de Jo, y en el símbolo de una paloma herida que va reflejando un proceso de cura.
Si comparamos este film de Reichardt con otros de la competencia, se ubicó en un grato lugar, aunque la ceguera del jurado prefirió, si se trataba de cuotas femeninas, dar un premio a una obra insípida de Claire Denis. Y también dentro de su propia filmografía, Showing up se muestra como una obra lograda, en consonancia a la composición dramática que permite imaginar estos territorios de la amistad en otros trabajos, como la afinidad masculina en First Cow. Un film que parece pequeño sobre un también empequeñecido mundo del arte, pleno de andamios, obreros y montajes esquemáticos en galerías, y que son confrontados por algunas esculturas en cerámica solamente puestas en exhibición sobre una mesa.
Competencia oficial
Dirección: Kelly Reichardt
Guion: Jonathan Raymond, Kelly Reichardt
Música: Ethan Rose
Fotografía: Christopher Blauvelt
Reparto: Michelle Williams, Hong Chau, André Benjamin, John Magaro, Amanda Plummer, James Legros, Judd Hirsch, Larry Fessenden, Maryann Plunkett, Heather Lawless, Lauren Lakis, Orianna Herrman, Teal Sherer
EE.UU., 2022, 108 min