Por Malena Martínez Cabrera
Cloud studies (2020) del colectivo Forensic Architecture, con sede en Goldsmiths, Universidad de Londres, ha sido la obra ganadora del Golden Nica en la categoría Inteligencia Artificial & Arte de Vida, otorgado por el festival multimedia de artes y ciencia Ars Electrónica 2021, que se desarrolla anualmente en Austria.
Forensic Architecture reúne a investigadores y artistas internacionales, y basa su trabajo en la tecnología informática de visualización de datos aplicada a ocho casos de emisiones de gases tóxicos ocurridas en diversos continentes, pero compartiendo la característica común de provenir de estados y corporaciones que atentan contra el derecho a respirar de sus ciudadanos y/o enemigos. En la investigación se menciona incluso el gas represivo usado en Lima en ese impune noviembre de 2020 que nos quitó el sueño. El colectivo sostiene que “Es un principio básico de la ciencia forense que, entre objetos sólidos, “cada contacto deja un rastro”. Por el contrario, las nubes son el epítome de la transformación, su dinámica se rige por lógicas no lineales y multicausales. Esta condición se hizo evidente a lo largo de la historia de la pintura, cuando las nubes, moviéndose más rápido de lo que el pincel del pintor podía capturarlas, necesitaban ser imaginadas más que descritas”.
Este colectivo “produce evidencia visual y discursiva de las agresiones, cuyo objetivo no alcanza solo a cuerpos de individuos sino al medio ambiente en su totalidad“, menciona el jurado en su reconocimiento a la obra audiovisual de 23 minutos en la que desembocó la investigación.
Documentando la violencia aérea. Guiada por una voz femenina tranquila y clara, y basada en imágenes de libre acceso en la Red, tomadas por los propios ciudadanos testigos en diversos lugares del mundo, la investigación de Forensic Architecture expone sus observaciones sobre las nubes tóxicas y además explica las tecnologías visuales informáticas con las que trackean esos cuerpos que se difuminan en el espacio. Dándole una forma estética, visual y narrativa, a un estudio objetivo y documentado, presentan ocho investigaciones: nubes de gases lacrimógenos utilizadas por regímenes represivos para despejar protestas democráticas urbanas; columnas cancerígenas de emisiones petroquímicas en zonas rurales; cloro (en Siria), fósforo blanco y herbicidas (en Gaza), que se utilizan como armas para desplazar y aterrorizar desde el aire, nubes surgidas de incendios forestales que crean condiciones meteorológicas y toxicidad a escala continental. “Bajo los cielos esféricos pudimos determinar el diseño especial de la escena. Las nubes siempre son dobles. Vistas desde fuera son objetos mesurables. Vistas desde dentro, son condiciones experienciales de desenfoque óptico y oscuridad atmosférica. Nuestros estudios de nubes, igualmente, serpentean entre la forma y la niebla, entre el análisis y las vivencias”, sostienen en un texto del proyecto.
Las tecnologías de inteligencia artificial que vemos en uso son el modelado digital (para visualizar en 3D), el aprendizaje automático (machine learning), la dinámica de fluidos (estudio de fluidos en movimiento) y la simulación matemática. Junto al Departamento de Ingeniería Mecánica del Imperial College London (ICL), líder mundial en simulación de flujo, desarrollaron nuevos métodos que las organizaciones civiles pueden utilizar para documentar y analizar la violencia aérea.
No solo es que se remiten a conocimientos científicos, enciclopedias, taxonomía de las nubes y referencias del arte, dejando filtrarse voces árabes o castellanas en medio del caos bajo las nubes. El camino que une la ciencia a la crítica social visual atraviesa el formato fílmico para llegar a este campo híbrido denominado por ahora “Inteligencia artificial y arte de la vida”.
Ver aquí Cloud Studies.
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