Por Mónica Delgado
No es la primera vez que Luiz Fernando Carvalho se enfrenta a una obra que debe ser adaptada al cine. Ya con su primer largometraje A la izquierda del padre (Lavoura arcaica, 2001), el cineasta brasileño realizó una transposición del universo del escritor Raduan Nassar, de su primera novela, conservando la intencionalidad, aspecto clave ante la libertad de las licencias en los argumentos y ante lo plausible y verosímil en el pasaje fílmico. Aunque esta vez, ante una materia narrativa sumamente distinta, el realizador toma una obra existencial de Clarice Lispector, A paixão segundo G.H., para subvertirla dentro del imaginario fílmico más problemático, la estructura de la mirada masculina, en todo caso la reminiscencia de la mirada masculina ante un sujeto/objeto fascinante, y que ha sido motivo de cientos de films a lo largo de la historia del cine: la representación de la catarsis, la angustia, el dolor e histeria de las mujeres.
El nombre de la obra de Lispector, y que el cineasta mantiene para su film, nos habla efectivamente de la pasión comprendida como suplicio, padecimiento, pero también arrebato y frenesí. La trama de la novela de Lispector, publicada en 1964, y por ende de la obra de Carvalho, se sostiene en la pulsión de muerte de G.H., una mujer sofisticada, de clase alta, que estalla a partir del despido de la única trabajadora del hogar que tenía, una mujer afrodescendiente. Este suceso se convierte en una puerta de entrada a un universo sensible, sensorial y a la vez filosófico de G.H., quien por primera vez ingresa a la habitación donde vivía la mujer, en su propia casa, y donde halla unos dibujos en la pared y una cucaracha en el ropero. La fijación con el insecto desata una serie de conflictos emocionales a través de monólogos entre piadosos y enloquecidos, plasmando diversas huidas de la realidad.
Esta potencia de los monólogos es explorada por Carvalho desde una predominancia del primer plano. Y así, el director brasileño empata con los más de noventa años de La Passion de Jeanne d’Arc de Carl Theodor Dreyer. La extraordinaria actriz Maria Fernanda Cândido, G.H., deviene en una Maria Falconetti glamorosa y que vive en Rio de Janeiro en unos esplendorosos años cincuenta. El primer plano nuevamente como el modo de representar la más pura experiencia mística o trascendental. Y, sobre todo, hacer que el film sostenido en un centenar de primeros planos funcione, como una metafísica del cuerpo fragmentado, donde el rostro condensa todo el sentir y saber del personaje. Y también, la delicadeza que presenta Carvalho ante el nuevo objeto de deseo de G.H. ¿Cómo explorar a una cucaracha sin que sea repulsiva? ¿Cómo inferir en esta mirada sobre un insecto abyecto el deseo de G.H. en torno a aquello que la atormenta de la propia existencia?
La intertextualidad de la obra de Lispector también es “adaptada” por Carvalho. Si la autora brasileña de origen ucraniano genera, para mencionar un ejemplo, una serie de correspondencias con pasajes de evangelios o escrituras sagradas, u otros inevitables referentes literarios (como motivos en Kafka), para Carvalho esto es traducible desde el referente cinéfilo o fílmico. Por A paixão segundo G.H. asoman los decorados y acabado technicolor de los films más emblemáticos de Douglas Sirk, las epopeyas dramáticas en torno al amor de un Fassbinder, o las performances de la histeria de las obras de Bergman (incluso hay un plano en blanco y negro que evoca literalmente a una catártica Harriet Andersson en A través del espejo, de 1961). También inevitable asociar las pulsiones de la protagonista con las encarnaciones de Isabelle Adjani en El diario íntimo de Adele H. o en Posesión. Pero, no solo aparecen los hipertextos fílmicos, sino también los de tipo social, sobre todo debido a que Janair (la actriz Samira Nancassa) representa a la población afrodescendiente explotada y viviendo rezagos de sistemas de opresión. Y que Carvalho, como Lispector, muestran como si fuera un espectro, como parte del choque físico y emocional de la protagonista, ante esa disparidad y distancia social, marcada por la clase, la marginación y el racismo.
La puesta en marcha de esta pasión pone en disputa el lugar desde donde G.H (y por ende Maria Fernanda Cândido) es admirada, y transformada. Carvalho aborda a su personaje desde el estudio de los tratamientos sobre estos sujetos de deseos en los films de Bergman o Dreyer, sobre esa atracción de la histeria y de las pulsiones femeninas. Ecos freudianos y kafkianos como si estuviéramos en otra contemporaneidad en torno a esta auscultación de lo femenino. Estamos ante la performance desbordada de un personaje que adquiere la conciencia del mundo, en una suerte de martirologio donde el sufrimiento por aquello que se desconocía y se temía queda aniquilado por los sentidos. Y estamos ante la fascinación de un cineasta por mostrarlo de la manera más virtuosa.
Estrenada en el Festival de Río de Janeiro del año pasado, y presentada en el marco de la sección Harbour, de la reciente edición 53º del Festival de Rotterdam, A paixão segundo G.H, es una obra que por momentos remite a las estilizaciones de Peter Strickland, quien también ha mostrado una fascinación por una dirección de arte inspirada en un cine del pasado (The Duke of Burgundy o In fabric, por ejemplo). Sin embargo, más allá de estos relevos formales, estamos ante una obra sumamente potente y brillante, hecha en un magnífico 35 mm (gracias al trabajo de Paulo Mancini y Miqueias Lino), que oscila entre formatos y fascinantes trabajos de color, en torno también al poder del cine para crear universos sobre lo sublime y grotesco. Y ante todo, estamos ante un film donde la dupla Carvalho-Maria Fernanda Cândido logra una experiencia sensorial transformadora, que no deja indiferente a ningún espectador.
A paixão segundo G.H
Sección Harbour
Director: Luiz Fernando Carvalho
Productores: Luiz Fernando Carvalho, Maria Clara Fernandez, Marcello Maia
Guion: Melina Dalboni, Luiz Fernando Carvalho
Cámara: Paulo Mancini, Miqueias Lino
Editor: Márcio Hashimoto, Nina Galanternick
Diseño sonoro: Alan Zilli, Eduardo Hamerschlak
Reparto: Maria Fernanda Cândido, Samira Nancassa
Brasil, 2023, 126 min