Por Mónica Delgado
Praia Formosa fue el único largometraje latinoamericano en la competencia oficial por el Tiger Award y también sintetizó la muy puntual participación de films de la región en otros programas del festival holandés. Quizás en las secciones de cortometrajes, tanto por el Tiger Award como en los programas del Short & Mid-length, hubo mayor presencia de trabajos de Cuba, México, Colombia, Brasil o Ecuador.
Este primer largometraje de la cineasta carioca Julia De Simone es una ficción que entreteje tiempos y espacios sobre los procesos contemporáneos en torno al trauma de la esclavitud en Brasil, desde los rezagos de los inicios del siglo XIX hasta los sucesos de la actualidad, y todo tamizado por la mirada de dos personajes femeninos. Por ello, Praia Formosa es un acto de imaginación en torno a la posible sororidad en tiempos de esclavitud y también un acto de imaginación de la propia cineasta ante una historia que se enlaza con las memorias personales y familiares del Brasil contemporáneo.
La historia se desarrolla en varios tiempos en Rio de Janeiro, a partir del personaje de Muanza (interpretada por la actriz de Mozambique radicada en Portugal Lucília Raimundo), una mujer nacida en el Congo y que es comercializada hasta llegar a esta región. Durante este viaje establece una amistad con una mujer esclavizada como ella, Kieza (Samira Carvalho), quien se volverá su objeto deseo, una némesis atemporal y extraña. Y a través de diversos pasajes, asistimos a diversos sucesos en la vida de Muanza, ya como esclava en una casa colonial a inicios del siglo XIX, donde su ama blanca y portuguesa le cambia el nombre, y luego como personaje que deambulq por calles y barrios de Rio de Janeiro, y en una zona llamada ‘Pequena Africa’.
Praia Formosa no tiene una narración convencional. La cineasta Julia De Simone apela a la combinación de algunas imágenes documentales y de elementos performativos, como la danza, así como una puesta en escena que viaja en el tiempo, para aludir a figuras y espacios fantasmales que co-existen como residuo de un pasado colonial. Y también construye un relato desde el punto de vista femenino, lo más valioso del film, desde sujetos subalternos que sufrieron la esclavitud desde los roles de género vinculados a estas épocas de yugo colonial, y desde ellos transitar así hasta un presente donde los mujeres afrobrasileñas luchan por cimentar hermandades con pasados compartidos.
Realizada con apoyo de Hubert Bals Fund en 2014, Praia Formosa tiene un final muy logrado, que habla de la persistencia de determinadas identidades y memorias a través del tiempo, y de cómo estas identidades conviven entre estos dos territorios, África y Brasil. También es un final que aparece en contraposición con una historia oficial, y que se refleja en los primeros minutos del film, a partir de imágenes de la protagonista observando una excavación arqueológica; para exhumar ese pasado colonial que muchos quieren dejar bajo tierra. Esta metáfora al inicio del film, atraviesa todo el metraje, en esa tensión o dialéctica entre historia y memoria, entre memoria y olvido, entre pasado y presente. Sin embargo, por momentos gana la tesis y se aplasta precisamente aquellos momentos más sugerentes en torno a esta hermandad negra femenina que persiste y se vuelve un cobijo ante la desigualdad.
Praia Formosa
Competencia Tiger Award
Dirección: Julia De Simone
Guion: Julia De Simone, Aline Portugal, Mariana Luiza
Fotografía: Flavio Rebouças
Editor: Ricardo Pretti
Diseño de producción: Ana Paula Cardoso
Diseño sonoro: Carlos Abreu
Música: Marco Scarassatti
Reparto: Lucília Raimundo, Samira Carvalho, Maria D’Aires, Mãe Celina de Xangô
Brasil, Portugal, 2024, 90 min