LOCARNO 2024: LOS CAPÍTULOS PERDIDOS DE LORENA ALVARADO

LOCARNO 2024: LOS CAPÍTULOS PERDIDOS DE LORENA ALVARADO

Por Mónica Delgado

Con estreno mundial en el reciente festival de Marsella, Los capítulos perdidos es un reciente largometraje venezolano que teje desde un relato familiar la relación con una historia cultural y artística, que poco a poco parece estar siendo borrada. En el film, estos capítulos perdidos remiten a memorias que se temen perder, pero también a aluden a la búsqueda y resistencia ante el olvido, procesos íntimos ante la pérdida, mediante nuevas formas de memorización y de rescate de obras y recuerdos de tipo sentimental, familiar, literario o artístico.

Dirigida por Lorena Alvarado, esta ópera prima parte de la mirada de una joven, Ena (interpretada por la hermana de la cineasta Ena Alvarado), quien regresa a Caracas luego de algunos años para reencontrarse en la casa familiar, con su abuela (Adela Rodriguez) y su padre, un librero que está concentrado en la búsqueda de viejas publicaciones (encarnado por Ignacio Alvarado, uno de los  fundadores del Museo del Libro en la ciudad). Por un lado, la atención a la abuela, quien padece de pérdida de memoria debido a su avanzada edad, se vuelve una vía para el reencuentro con algunos objetos del pasado, como fotografías, cartas, recortes. Mientras que por el lado del padre, algunas pistas sobre un libro, al parecer, inhallable, Elvia, de Daniel Rojas, publicado en 1912, permite otro tipo de conexión con aquello que Caracas aún resguarda. Las dos líneas de búsqueda que evitan el olvido, se van relacionando de manera indirecta -o implícita- con un estado de la cuestión sobre la memoria artística de Venezuela y la nostalgia.

En Los capítulos perdidos, hay varios personajes tangibles además del trío familiar, ya que asoma la preciosa casa familiar como un ente de resguado y también algunos espacios externos, formados por pasajes de una Caracas urbana, de plazas, museos y ferias, que parece resistir los embates de la crisis económica. Pero a la cineasta no le interesa hacer una crítica de tipo político, sino encontrar una manera de reflejar un situación de pérdida con relación a la historia cultural reciente del país. ¿Es posible que de pronto se borre la memoria de las novelas, de los poemas y canciones? Por ejemplo, en el film aparecen dos objetos que se vuelven un macguffin: una postal hallada en un libro viejo donde alguien escribe que busca sin éxito una novela llamada Elvia, atribuída a un tal Daniel Rojas, pero que se cree escrita por Rafael Bolívar Coronado, conocido por ser el autor Alma llanera, considerado como “el segundo himno venezolano”, como indica un video que el personaje de Ena ve en Youtube; y luego, un poema que la vieja abuela recita y que Ena busca para luego memorizarlo. No importa si el libro Elvia es hallado, o si el poema es al fin resguardado. Más bien, para la cineasta importan cómo sus personajes encarnan estos procesos, de búsqueda permanente, ya que esta simple activación permite un paso más hacia la construcción de esta memoria más amplia.

Esta aparición de Elvia, la novela perdida, resulta oportuna como ícono de búsqueda de Ena y de su padre. En la postal se hace alusión a la obra como una reflexión sobre el petróleo como símbolo del progreso, más aún teniendo en cuenta el contexto de su escritura a inicios del siglo XX, marcada por el auge del modernismo y de los proyectos del estado-nación, en épocas donde las novelas aún contenían ese impulso transformador más allá de sus propias ficciones. O en la alusión misma a Rafael Bolívar Coronado, el escritor fallecido en 1924 y que llegó a tener más de 600 heterónimos y seudónimos, que refleja un impulso creativo avasallador. Tanto Elvia, como la figura misma de Bolívar Coronado (autodenominado como anarquista y admirador de Lenin), como entidades que forman parte de la urgencia por preservar, de evitar su total olvido, además que reflejan un imaginario de una sociedad ya a estas alturas -conociendo el contexto político actual de Venezuela- como irrecuperables.

En Los capítulos perdidos también hay una alusión directa a una etapa importante de la historia del arte latinoamericano, a partir de las escenas donde los personajes recorren locaciones en la Universidad Central de Venezuela, donde se ven murales de Mateo Manaure, uno de los artistas más relevantes del abstraccionismo en este país, o incluso se ven obras cubistas del francés Fernand Léger, en apogeo de este tipo de arte en la década del cincuenta (y que alumbró también unas famosas discusiones). Así, desde las referencias literarias y artísticas, la cineasta va configurando una necesidad de la búsqueda permanente, como parte de un proceso de reconocimiento del entorno unido al sentido de pertenencia, como algo que se construye en el presente, que se activa desde estas rememoraciones, hallazgos y reguardos.

También, este primer film de Alvarado, se inscribe dentro de una corriente de filmes latinoamericanos, tanto de ficción o documental, sobre las conexiones familiares, dirigidas por mujeres, y que en años recientes indaga desde la memoria o archivo familiar como Nona. Si me mojan, yo los quemo (2019) de la chilena Camila José Donoso, Aquí y allá (2019) de la colombiana Lina Rodríguez, o Memorias de un cuerpo que arde, de la cineasta costarricense Antonella Sudasassi Furniss. Por otro lado, Lorena Alvarado es una cineasta venezolana afincada entre Barcelona y Nueva York, que estudió en Emerson College, miembro del Brooklyn Filmmakers Collective, y que plasma también en la trama de su primer film, este tono autobiográfico.

Los capítulos perdidos, que se presenta dentro de la sección Open Doors Screenings, es una obra delicada, que muestra un cuidado trabajo en la puesta en escena y montaje, y que si bien parece que tratara de pequeñas cosas, va plasmando una reflexión más amplia sobre los vínculos familiares aunados a un entorno que también reclama la urgencia contra el olvido.

Sección: Open Doors Screenings
Directora: Lorena Alvarado
Productores: José Ostos, Lorena Alvarado
Coproductores: Tyler Taormina, Emiliana Ammirata
Fotografía: José Ostos, Lorena Alvarado
Edición: Lorena Alvarado
Diseño sonoro: Armando Añez
Edición de sonido: Armando Añez, Luciana Foglio
Mezcla de sonido: Pablo Betancourt
Postoproducción: Andrés Lopetegui, José Ostos
Reparto: Ena Alvarado, Ignacio Alvarado, Adela Rodriguez
Venezuela, 2024, 67 min