Por Pablo Gamba
Tú y yo (2014), de Natalia Cabral y Oriol Estrada, se inscribe entre los filmes latinoamericanos recientes sobre el servicio doméstico y su relación con los patrones. The Second Mother (Que horas ela volta?, 2015), de Anna Muylaert, es el que más difusión ha tenido recientemente, y fue el candidato al Oscar de Brasil. Del mismo país es Doméstica (2012) de Gabriel Mascaro. En el cine argentino está Cama adentro (2004) de Jorge Gaggero, en Chile La nana (2009) de Sebastián Silva y en México Hilda (2014) de Andrés Clariond.
El documental dominicano, estrenado en Visions du Réel y ganador del Premio Especial del Jurado en el Festival de Cartagena, es el resultado de tres meses de trabajo en la casa de Francisca Pérez de Sosa donde trabaja Aridia, en Santo Domingo. Eso no sólo permitió establecer el grado de intimidad con los personajes que ayuda a que los realizadores permanezcan invisibles, como lo exige la técnica observacional, sino también aprovechar las rutinas que se desarrollan en el espacio doméstico para destacar los aspectos más significativos de la relación entre ambas, tal como Cabral y Estrada la ven.
En las comidas, por ejemplo, las diferencias no sólo se hacen patentes porque la señora de la casa está sentada a la mesa y la doméstica de pie, sino porque la primera se halla en primer plano y mirando a la cámara, y la otra al fondo, de espaldas. A ese aprovechamiento de la puesta en escena para subrayar este acto de relegar a la sirvienta se añade la iluminación: los planos que muestran a Aridia en su cuarto, en la oscuridad, en contraste con la buena luz de la doña.
Pero el aspecto más relevante de lo que Tú y yo observa de la relación entre ambas mujeres es que la cercanía, destacada por los pronombres el título, consiste en el uso de una como una virtual extensión del cuerpo de la otra.
Se ve claramente en los planos que muestran a la señora recostada, dando instrucciones que ejecuta la sirvienta. A través de la voz en off que una y otra vez la llama a gritos, se hace sentir que Aridia está presente en la mente de la doña, aunque se encuentre en otra parte de la casa, y se le exige abandonar inmediatamente cualquier actividad para obedecer el pensamiento de la otra.
Pero estar en dos cuerpos a la vez es imposible. Por eso se complica la relación al compartir las dos el espacio de la cocina, donde la señora de la casa pretende desenvolverse también. Y no es el único lugar donde la doña, al sentir que no puede obtener el resultado que busca a través de la otra, mete las manos en lo que está haciendo la sirvienta, y ni siquiera se entiende exactamente qué quiere.
Esa relación mente-cuerpo se encuentra naturalizada por las diferencias de edad, de educación y de color de piel, y el complejo de inferioridad de la sirvienta. De todo eso se aprovecha la patrona para extender su control a la vida entera de Aridia, a través de sus consejos y una actividad “pedagógica”, además del acoso y la humillación que causan la débil resistencia de la otra. Es la versión paternalista, doméstica y esclavista del corazón que pretende mediar entre la cabeza y las manos en el discurso obrero-patronal de Metrópolis (1927).
En los créditos de Tú y yo el espectador descubre que Aridia no es Aridia, sino un personaje interpretado en la película por Paula Lebrón. Es una manera de problematizar el poder de seducción que tienen los documentales observacionales. Al revelarse que una de las dos hace un “papel”, se hace explícito que aquello que parece desplegarse como real ante el espectador es en alguna medida el resultado del trabajo de los cineastas con los personajes.
Pero no por eso deja de persistir la paradoja de que lo que aparece en la pantalla se ve “como la vida misma” por su parecido a la ficción, y que es característico de esta manera de acercarse a lo real, ocultando la intervención de los cineastas. Por eso el documental ha recurrido a técnicas diferentes, como el darle cámaras a unos personajes para que graben a otros, como hizo Mascaro en Doméstica.
Competencia Internacional
Guión y dirección: Natalia Cabral, Oriol Estrada
Producción: Natalia Cabral
Dirección de Fotografía: Oriol Estrada
Sonido: Natalia Cabral, Oriol Estrada, Jordi Monrós
Montaje: Oriol Estrada
Con la participación de Francisca Pérez de Sosa, Paula Lebrón
República Dominicana, 2014