Por Mónica Delgado
Para empezar Ion de Sosa no es Jonas Mekas ni nadie similar, pero a diferencia de otros cineastas del documental experimental y el diario íntimo, este español traza de modo muy personal fragmentos de su estancia en Berlín antes y después de una ruptura amorosa, pero dándole la intensidad debida como para desnudarse por completo por dentro y por fuera. De Sosa muestra episodios de su vida en esta ciudad alemana, en este largometraje filmado en 16mm, durante un periodo de tres años, y que van narrando la descomposición abrupta de una relación y la siguiente etapa de soledad.
Los primeros minutos de True love (España, 2010) plasman situaciones íntimas muy a lo home movie, de la vida que comparte el cineasta con su novia en un departamento en Berlín. Escenas de la mujer bailando, poniéndose la ropa, de Ion en una sesión de fotos, de ambos a punto de hacer el amor, besándose, planos que por momentos pierden interés por tratarse de una cotidianeidad que no logra compenetrarse del todo con una intención clara: no se sabe si es un diario, el recuento de una ruptura amorosa, las impresiones de migrantes en una ciudad extranjera, o simple juego egocéntrico de Ion en la cocina, de Ion en el restaurante donde trabaja como mesero, de Ion con sus amigos. A pesar de esta pesadez, Ion va articulando un universo expresivo peculiar, de planos del restaurante italiano, de las mesas en la plaza, de la vista del ventanal del departamento o de cuestionamiento ecológico en clave cómica.
En sus minutos finales, De Sosa logra dar forma a sus intenciones a través de una escena donde dos albañiles van desmontando los ventanales del departamento que ya no quiere habitar. Esta suerte de desmontaje se convierte en la metáfora de su nueva etapa. El True love que se transforma a combazos.
Dirección: Ion de Sosa
Guión: Ion de Sosa
Cinematografía: Ion de Sosa
Cast: Ion de Sosa, Marta Bassols
España
70 Min