PLAY DOC 2024: PEDREIRA DE SÃO DIOGO Y MAIORIA ABSOLUTA DE LEON HIRSZMAN

PLAY DOC 2024: PEDREIRA DE SÃO DIOGO Y MAIORIA ABSOLUTA DE LEON HIRSZMAN

Por  Mónica Delgado

El primer trabajo del cineasta brasileño Leon Hirszman fue un cortometraje de ficción marcado por la militancia. Se trata de una alegoría que se propone como una salida utópica ante la explotación laboral. Realizada en 1962, Pedreira de São Diogo es parte de Cinco vezes favela, un film que reune cinco historias dirigidas por Carlos Diegues, Joaquim Pedro de Andrade, Marcos Farias, Miguel Borges y Hirszman. Este cortometraje cierra el film, y condensa una respuesta ante un imaginario de la situación de las clases obreras y subempleadas en los barrios más empobrecidos de Rio de Janeiro.

Como parte de la vigésima edición del Festival Internacional de Cine Play-Doc, que se realizó de 1 al 5 de mayo en la ciudad de Tui, en Galicia, se presentó una amplia retrospectiva de Hirszman, cuyo nombre y trabajo se asocia a las búsquedas expresivas inscritas en el Cinema Novo. Gracias a las restauraciones, y al trabajo de historiadores, programadores y críticos, su obra ha sido revalorada en años recientes, con el fin de mostrar sus particularidades dentro de un influyente movimiento de renovación estética y política. Y desde esta óptica, Play-Doc presentó parte de su obra para un público europeo, y tomó como punto de partida este cortometraje fundacional de este reconocido cineasta, fallecido de manera temprana en 1985.

Pedreira de São Diogo, como dice el título, se sitúa en los terrenos al pie de unas canteras cerca a barrios marginales, desde donde un grupo de trabajadores debe extraer toneladas de piedras para construcción. Todos los obreros, atosigados por el calor y las condiciones deplorables de trabajo, están bajo la vigilancia de un capataz, quien de manera sorpresiva solicita aumentar de manera drástica la cuota del día. Debe aumentarse el tonelaje de las piedras a extraer, aunque esto signifique utilizar explosivos que afectan a las personas que vive en las laderas de los cerros o favelas. Pero lo notable de este primer cortometraje, hecho bajo el influjo del Partido Comunista Brasileiro y del Centro Popular de Cultura, que se proponía exaltar el valor de la cultura popular y del poder transformador de los pueblos donde el cine y otras artes cumplían un rol mediador, está en su lectura en clave optimista, al mostrar la posibilidad de la resistencia ante la opresión desde una óptica creativa y de alto nivel plástico.

La diferencia de Pedreira de São Diogo con los demás cortometrajes del film ómnibus Cinco vezes favela es que se trata de una obra con un final esperanzador. Los otros cortos se definen desde la sátira desangelada contra el poder de los explotadores sobre el pueblo que luce sometido (y por ello quizás la centralidad de los “malos” en las historias), y desde su pretensión de caricaturizar a la burguesía sobre todo, como pasaba con O favelado (Marcos Farias), Zé da cachorra (Miguel Borges), Escola de samba alegría de vivir (Carlos Diegues) y, en menor medida, en Cuero de gato (Joaquim Pedro de Andrade).

Pedreira de São Diogo se mantiene vigente a lo largo de los años, no solo como el cierre significativo de ese grupo de historias donde aún se confía en la voluntad de los trabajadores, en su inventiva, en su unión para lograr el cambio, sino en su apuesta estética, que la ubica entre lo más destacado del cine brasileño. Es inevitable asociar el estilo de este cortometraje al montaje de atracciones y al montaje rítmico de Serguei Eisenstein, propios de la admiración desde este contexto militante. Movimientos de cámara y consecusión de planos que van a dar cuenta de un proceso in crescendo, con dosis de suspenso. Se trata, como mencionamos líneas arriba, de una alegoría sobre la unión, donde prima el uso mínimo de diálogos, y donde la composición, el uso pertinente del espacio, la intención coreográfica o performativa de los actores y una dosis de tratamiento teatral van a configurar una de las pocas obras utópicas del universo del Cinema Novo.

¡El hombre hambriento no ama!, dice uno de los campesinos entrevistados en Maioría absoluta (1964), también reunida en la retrospectiva de Play-Doc. Esta fuerza del testimonio es una de las características de uno de los primeros documentales dirigidos por Hirszman, y que en la línea de Pedreira de São Diogo busca llamar la atención sobre la situación de los trabajadores, aunque en este caso, de las zonas rurales del país. Realizada en el mismo año en que comienza la dictadura militar, este cortometraje de 20 minutos se propone ser un llamado de alerta sobre la situación de las personas analfabetas, quienes se mantienen en un estado de invisibilización, de exclusión y abandono, pese a ser mayoría en un país de más de 80 millones de habitantes.

A través de la narración en off de Ferreira Gullar, seudónimo de José Ribamar Ferreira, escritor, dramaturgo y crítico de arte, Hirszman parece tomar algunos elementos del documental convencional, con fines didácticos o informativos, donde se percibe la presencia fuera de campo de un “reportero”, quien entrevista a algunas personas de la ciudad, sobre todo de Rio de Janeiro, con la finalidad de satirizar sobre la carencia de conciencia sobre la problemática del Brasil en esos años. Luego, el cortometraje da cuenta de un desplazamiento formal, ya que se pasa de recoger algunas “voces autorizadas”, sobre todo blancas y de clase media ilustrada de las ciudades, para dar paso a las voces de las personas subalternas que dan cuenta de la pobreza en la ruralidad que viven en el noreste. Campesinos, madres, hijos con problemas de discapacidad, obreros, sobre todo afrodescendientes, van describiendo su situación que el cineasta plantea como resultado de la falta de políticas de alfabetización. La necesidad de transmitir fielmente estas declaraciones encuentran en los elementos del cine directo a un aliado importante: sonido ambiental, registros dentro de sus casas o en el campo, uso de luz natural, y el registro de primera manos de sus testimonios.

En Maioría absoluta, los entrevistados comentan sobre sus condiciones de trabajo, que rozan la explotación y esclavitud. “Tenemos trabajos forzados como presos”, dice un hombre mayor, que pese a su edad debe seguir trabajando. Por ello, el film establece una relación muy cercana entre este problema de analfabetismo con las consecuencias del latifundio como única vía económica en estas zonas rurales. El cortometraje muestra que hay un monopolio de ingenios, área de producción que mantiene a los campesinos en un círculo muy cerrado, donde otras opciones de sembríos quedan fuera de discusión. Las consecuencias de esta concentración de tierras deviene en hambre. Pero, ¿a quien le habla Hirszman? En un pasaje hacia el final del film, el cineasta agrega imágenes hechas desde un helicóptero del Congreso y del Palacio de Planalto, en Brasilia, a modo de alerta, ya que estos son espacios de decisores de política. De esta manera, el cineasta marca la posición de sus posibles interlocutores o espectadores. Así, la intención del film no es solo lograr enfatizar la conciencia de clase de los trabajadores, sino trasladar a espectadores ignorantes de esta realidad, las penurias y demás dificultades en la que viven la mayoria de brasileños, lejos del ocio y disfrute de las grandes ciudades.

Retrospectiva

Pedreira de São Diogo
Dirección: Leon Hirszman
Producción: Companhia(s) produtora(s): C.P.C. – Centro Popular de Cultura da União Nacional dos Estudantes
Argumento: Leon Hirszman, Flávio Migliaccio
Fotografía: Ozen Sermet
Montaje: Nelson Pereira dos Santos
Música: Helcio Milito
Con: Francisco de Assis, Glauce Rocha, Sadi Cabral, Joel Barcellos, Cecil Thiré, José Zózimo, Audrey Salvador, Haroldo de Oliveira, Jair Bernardo, Procópio Mariano, Joaquim Santana Filho, Adolfo de Souza, Osvaldo Frazão
Brasil, 1964, 20 min

Maioría absoluta
Dirección: Leon Hirszman
Productora: Leon Hirszman Produções
Producción: Arnaldo Jabor
Guión: Leon Hirszman
Fotografía: Luiz Carlos Saldanha
Montaje: Nelson Pereira dos Santos
Música: Caetano Veloso
Narración: Ferreira Gullar
Brasil, 1964, 18 min