Por Mónica Delgado
La cineasta y artista visual peruana Mabel Valdiviezo, radicada en San Francisco, propone en su documental Hija Pródiga (Prodigal daughter) (2024) una vía de retorno hacia la figura materna. Tras vivir más de 16 años en EE.UU, la cineasta regresa al Perú para reencontrarse con su familia, a quien no ve ni se comunica desde los noventa. A pesar del anuncio del retorno, de la preparación del equipaje, no es un film sobre una grata sorpresa o sobre una reaparición, sino más bien se trata de un viaje interior y un recorrido introspectivo hacia la madre, como parte de un proceso creativo, artístico y, a la vez, íntimo, en una peculiar fusión de arte y vida.
Si bien el aura del film está marcado por varios tópicos de la idea del regreso (al país, a la casa, a la familia, al pasado), la cineasta registra su propio proceso de reconciliación con su madre, aunque paradójicamente esta rebela que no sabe muy bien por qué su hija se fue a EE.UU. a inicios de los noventa y por qué se mantuvo tanto años ausente. Por ello, hay un rasgo de ambigüedad en las intenciones, en la causa de los desencuentros y huidas, como si hubiera nudos o trabas en la comunicación, y eso hace que la experiencia de visionado de este film esté acompañado por un aspecto más performativo, donde importan poco las certezas.
Más allá de la inclusión en el montaje de toques lúdicos desde el collage, las fotos intervenidas, algunas entrevistas, el uso de material de archivo en video analógico y 16mm, Mabel Valdiviezo dota a Hija Pródiga (Prodigal daughter) de un tono intimista, en primera persona, donde hay una particular extrañeza en las inflexiones de su propia voz -de alguien que ha vivido mucho tiempo en el extranjero-, que atraviesa su propio cuerpo, en ese tránsito oblicuo hacia el presente. Así, el film transita en la noción de liminal, in between, de modo espacial y temporal por varias etapas (y varios cuerpos), de Lima a San Francisco, de Collique a Otuzco, de la rebelde escena subte de la capital a la continuidad de la inestabilidad económica post gobierno de Fujimori, de lo filial a lo extraño y ajeno, de la enfermedad a la salud, del secreto a la verdad, de la mano de reflexiones y recuerdos, cumpliendo también así un recorrido conocido en este tipo de documentales sobre revelaciones familiares. También hay un trayecto basado en la fórmula del retorno en las narrativas, donde el protagonista suele regresar convertido en un extraño, que debe redescubrir y aprender, como suele pasar en este tipo de documentales sobre el reencuentro familiar (hay varias obras sobre el retorno o este tipo de búsqueda en el cine peruano, que va desde Alias Alejandro (2005) de Alejandro Cárdenas a No hay camino (2021) de Heddy Honigmann, para mencionar un par de ejemplos). Sin embargo, a pesar de esta centralidad argumental, Hija Pródiga (Prodigal daughter) funciona mejor como espejo de una mujer en un limbo, establecida en un puente oscilante permanente, ya sea por su pasado de adolescente rebelde, migrante ilegal o como artista subvalorada en un entorno patriarcal.
Lo interesante de Hija Pródiga (Prodigal daughter) es su propio proceso. El film se concibe hace más de 16 años, y todo ese trayecto hasta la actualidad del personaje se percibe en esas imágenes. Se da cuenta de varios años de encuentros y de propias franquezas. Por otro lado, hay una insistencia en mostrar la situación de varios jóvenes de la clase media en tiempos de Sendero Luminoso, quienes desde el arte y la música cumplieron una labor de crítica social, círculo del cual Mabel era parte. En algunos momentos se sugiere que la cineasta dejó el país por esta inestabilidad política, sumados a los problemas de indiferencia familiar. También es necesario para la cineasta indicar los problemas de trabajo siendo una ilegal en EE.UU. Pero esta relación entre el arte y la política, o lo familiar y lo público, no está suelta, ya que Mabel como artista propuso lecturas transgresoras sobre las identidades sexuales, la lucha antripatriarcal y la violencia sobre los cuerpos, a través de algunos videoartes como Transparencia Accessible (1992), hecho en Lima en un contexto de represión, y es un punto que la cineasta considera como fundamental para la construcción de una sensibilidad generacional dentro de una sociedad conservadora. En este sentido, Mabel Valdiviezo propone una forma de comprensión de las decisiones de un tipo de éxodo (o expulsión simbólica).
Más allá de algunos problemas en el tratamiento que le dan un espíritu anacrónico ante los usos del documental contemporáneo (el uso de la voz en off de la misma cineasta y la musicalización convencional), se comprende la intención por entregar un documento sobre la interioridad de un personaje y una familia como consecuencia de una crisis social y económica. De alguna manera Hija Pródiga (Prodigal daughter) también, a su manera, es una lectura sobre lo que pasó durante y después del conflicto armado interno, desde una variante muy personal, y que muestra el registro de transformación de un personaje fuera del Perú a lo largo del tiempo.
Hija Pródiga (Prodigal daughter)
Producción: Mabel Valdiviezo
Post producción de sonido y mezcla: Bijan Sharifi
Música: JD Malachowski
Página web
Trailer
EE.UU., Peru, 2024, 90 min