Por Jacobo del Castillo y Sergio Zapata
Entre el 20, 21 y 22 de noviembre, en el marco del VI Festival de Cine de Barrio (FECIBA), se desarrolló la primera edición de “Alrededor del fuego. Charlas para los nuevos terceros cine”, espacio en el que nos dimos cita estudiantes, comunicadores, videastas, críticxs, realizadorxs, cineclubistas y exhibicionistas, para conversar en torno a la pertinencia de algunas interrogantes planteadas hace cincuenta años desde los terceros cines latinoamericanos, en el contexto actual de los cines de barrio. Este fugaz pero sustancioso encuentro tuvo lugar en la Universidad Rosario Castellanos Campus GAM de la Ciudad de México, y lo organizamos a través de varias mesas temáticas y una plenaria de cierre, en las que surgieron todavía más preguntas que respuestas.
En consonancia con ello, el evento inicio con la disertación “¿Qué fue el tercer cine y cómo se conecta con los movimientos actuales? Genealogías históricas del tercer cine”, a cargo del realizador Jacobo del Castillo (Colombia). Esta intervención recuperó la figura del festival o encuentro de cine como un espacio histórico de diálogo, intercambio y creación, que desde Mérida 68 en adelante, ha permitido trazar diferentes repertorios de acción y pensamiento para los cines por venir. Como bien lo enunciaba el maestro Fernando Birri: “nuestro continente es un territorio experimental, en lo bueno y en lo malo, y por ende, nuestras formas para interpretarlo y expresarlo también deben ser experimentales”.
La segunda mesa, con el objetivo de conversar sobre el presente en la región, contó con panelistas de distintos países. Con el título “Crisis y estallido: diálogos entre la realización cinematográfica y las coyunturas políticas recientes en Abya Yala”. Los invitados compartieron criterios sobre el lugar de las imágenes en el presente político de Latinoamérica.
Karolina Romero (Ecuador), especialista en cine latinoamericano, hizo un repaso sobre la historia del cine ecuatoriano, al cual señala como una cinematografía que todavía pasa inadvertida en la historiografía de los nuevos cines latinoamericanos. Del mismo modo, precisó que la temática medioambiental funge como el elemento político del cine crítico y con contenido social en Ecuador en la actualidad. Por su parte, Iván Pinto (Chile), crítico de cine, compartió un breve recorrido histórico de “los nuevos cines chilenos”, en donde los ciclos de protesta han estimulado la creación de nuevas propuestas. Nos recordó que una pregunta constante y actual es aquella que interroga por lo real en la creación cinematográfica como el de indagar en las cualidades epistemológicas del cine y la capacidad que tiene para acompañar procesos sociales.
Por su parte, desde Argentina, la realizadora Virna Molina comenzó su intervención diciendo que con la recuperación de la democracia en los años 80, su país todavía estaba lejos de recuperar la memoria colectiva, de ahí la importancia de lxs cineastas como sujetos activos en esa construcción de la memoria histórica. Advirtió la necesidad de preservar los tiempos largos de creación en el cine, que nos permita romper con el vértigo y la alienación que nos propone el consumo desaforado de datos y contenidos digitales. Exhortó a los asistentes a pensar espacios de exhibición y encuentros físicos para conocernos y dialogar y sentenció que la resistencia es analógica.
Desde Perú, Julio Gonzales, al tiempo de reflexionar sobre el papel de los cines comunitarios de la década de los 80 en Perú, enfatizó que la lucha medioambiental y las masacres perpetradas por el gobierno de Dina Boluarte han generado como respuesta la organización de colectivos y medios contrahegemónicos e invitó a pensar en los usos políticos del audiovisual en la actualidad.
El colectivo argentino Silvando Bembas estuvo presente con Flecha, uno de sus integrantes, quien reconoció la labor del cine que ellos realizan como un instrumento de la clase obrera, en ese entendido siempre colaboran con los sujetos en lucha y que resisten. También recordó la vocación del cine-acto, elemento promovido por los terceros cines.
En la tercera fecha se realizó la mesa: “La mirada de quien hace “los otros cines”: ¿desde donde se hace el cine?”, moderada por Jacobo del Castillo, y que contó con la participación de realizadores que se encuentran cuestionando las prácticas cinematográficas desde sus propios modos de hacer y exhibir cine. David Cayetano (México), realizador nahua de Zoquitipa de la Huasteca Potosina, reconoció que hacer cine es un privilegio y en ese marco hay que construir un grado de autoconciencia. Reivindicó el cine de las primeras naciones y recordó diferentes prácticas de realización extendida en toda Abya Yala, donde todas y todos somos importantes en la realización colectiva. Por su parte, Kani Lapuerta (México), cineasta quien proviene de los activismos trans, hizo énfasis en que las personas trans no sólo deben ser invitadas a hablar sobre las violencias que padecen; por el contrario, es necesario ampliar esos lugares para que la comunidad trans pueda ocupar cualquier espacio dentro del quehacer cinematográfico.
Dana Albicker (México), nuestra tercera participante y miembro del colectivo Cine para imaginar, nos recordó que hay que luchar por otras formas de representación y narración. Además señaló los peligros de referirnos a la idea de inclusión social desde el cine, proponiendo la noción de expansión social, como una práctica más amplia y potente.
En diálogo con la concurrencia presencial y remota, se advirtieron los riesgos de incorporar las formas de autoexplotación laboral dentro del oficio cinematográfico y también se anotó que exhibir y compartir cine es ya una forma por sí misma de hacer cine.
La segunda mesa de esta tercera jornada fue “Nuevas propuestas formales en los nuevos terceros cines”, que contó con la presencia de Emiliano Escoto, director artístico del FECIBA, quien fungió como moderador y animador de la mesa. Preguntó por el posicionamiento de lxs invitados frente a las prácticas de realización; en concreto: ¿qué cuestionan al interior del sistema cinematográfico? Casandra Casasola, realizadora zapoteca, que proviene del cine comunitario, reflexionó en torno de las representaciones y como la estética del cine homogeniza mientras que Muerte al cine, joven animador de Ecatepec, periferia de la Ciudad de México, cuestiona el carácter centralista del cine, y las largas distancias que implican asistir a una sala desde los barrios. Por lo tanto, prefiere producir películas para sus vecinos y su barrio.
Ramses Luna, realizador beneficiario del Estimulo Axolote del FECIBA, nos invitó a pensar en los públicos, lo que para él implica reflexionar en la forma del cine, considerando elementos del nuevo cine como el collage y el remontaje para representar al pueblo y la multitud. Mientras que la cineasta chilena radicada en México, Karin Cuyul, cuestionó los relatos hegemónicos, totalizantes por lo que sostuvo que ella hace cine para los bordes, para pensar otras historias. Además, en consonancia con lxs otrxs invitadxs, insistió en el cuestionamiento a las formas de trabajo en el cine, donde suelen cuidarse más los recursos técnicos en detrimento del equipo humano. La mesa concluyó con la invitación para pensar las audiencias o los públicos, en un escenario donde las pantallas abundan, se transforman y desplazan.
La mesa “Cuestionar la practica: derechos laborales en el cine”, la cual fue moderada por Yuli Rodríguez, productora del FECIBA, invitó a las panelistas a compartir criterios sobre el panorama laboral actual de la cinematografía mexicana. Claudia Garibaldi, del colectivo “la Gremia”, fue enfática al advertir que hay que salir del sistema capitalista, el cual se sostiene sobre el individualismo y asumir la condición de trabajadores y organizarse para exigir derechos laborales. En ese tenor, Paulina Romo, consideró que hay que abrir grietas e intervenir en el sistema para transformarlo y hacer un cine más justo. Para ello, se propone el dialogo y el permanente cuestionamiento sobre el hacer cine ¿por qué y para que hacerlo?
La mesa además atendió a la pregunta por los cuidados de los recursos, siendo los derechos el foco de atención. Fueron el diálogo y el cuestionamiento las acciones principales a considerar por parte de las panelistas, pero teniendo como horizonte necesario la organización, la formación política y el auto reconocimiento como clase trabajadora por parte de los trabajadores del cine. En ese entendido, algo que las jornadas dejaron en claro, fue la labor del exhibicionista de cine como cineasta, pues compartir cine es un pilar de la cinematografía.
La mesa: “La importancia de la circulación de las películas: distribución y exhibición como ejercicios contrahegemonicos”, animada por Sergio Zapata (Bolivia), parte de la coordinación del seminario, interrogó sobre las motivaciones para la exhibición. Lefteris Becerra (México), cineclubista, sostuvo que exhibe y comparte su cinefilia en torno de películas que no cuentan con ventanas de exhibición y que su objetivo es crear una comunidad en torno al cine. Por su parte Martin Díaz, distribuidor local, reflexionó sobre el cine como una práctica colectiva y política. Claudia Rivera, distribuidora de cine mexicano, sostuvo que el rol del distribuidor y exhibidor, además de llevar la obra a su público, es la de ser un traductor, un intérprete y reconoció que el cineclub como práctica es un semillero con una ubicación concreta donde se trabaja el territorio.
Tanto el territorio como las audiencias fueron otros temas que abordó esta mesa, planteándose como necesario el profundizar sobre estos temas, sin embargo las ideas de participación, afiliación, profesionalización y organización se presentaron como objetivos e invitaciones para quienes exhiben y distribuyen cine. La noción de exhibicionista es resignificada por el FECIBA, en tanto el exhibir cine implica poner el cuerpo con las películas en su contacto con sus públicos.
El tercer día del seminario contó con la participación de la realizadora e investigadora, Lilia García (México), con quien se realizó un ejercicio de síntesis y plenaria para integrar intervenciones de todxs lxs participantes. En esta actividad hubo participaciones de forma presencial y virtual, y se respondieron algunas preguntas con el objetivo de trazar ideas que orienten futuros encuentros en torno al cine de barrio y los terceros cines en la región latinoamericana. Organizados en grupos, trabajamos los siguientes tres interrogantes:
¿ El término tercer cine sigue siendo útil para nuestra realidad actual o qué otros nombres pueden ajustarse a nuestros deseos y expectativas?
¿Qué practicas pueden incluirse en una propuesta de los nuevos terceros cine?
¿Del barrio a Latinoamérica: cómo tejer alianzas que nos permitan caminar juntas?
Las respuestas vertidas nos permitieron evidenciar el carácter descentrado del cine como artefacto cultural, fenómeno social, espacio de encuentro y creación colectiva. La complejidad en las respuestas y las múltiples direcciones a las que apuntaron, pusieron de presente todo un desborde de pensamientos y reflexiones con relación a esos otros cines que queremos habitar como trabajadorxs de este medio; y a su vez, nos mostraron que estas conversaciones contingentes requieren de continuidad en un espacio físico de encuentro para mantener encendido el diálogo. Razón por la cuál, decidimos darnos cita en una próxima edición del FECIBA, para que la llama siga viva.