Por Aldo Padilla
Lisandro Alonso ha construido una filmografia en base a la premisa del hombre solitario que escapa de su pasado y que tiene como complice o enemigo a la naturaleza; ya sea el imponente y caluroso Chaco o la helada y desertica Tierra del Fuego, donde los distintos ermitaños suelen buscar la purgación de sus culpas a traves de un juez superior que es el universo manifestado en la naturaleza. Ico Costa utiliza un planteamiento similar a la hora de filmar Alva, donde alcanzamos a ver a un hombre que va divagando a traves de los bosques portugueses, buscando refugio, comida en formas de pequeños frutos o agua de rios cuyo sonido es el que define la austeridad del film. Aunque a diferencia de los films de Alonso, la opera prima de Costa permite ser testigo auditivo del ominoso crimen del protagonista -a pesar de dar pocos indicios acerca de los motivos de los asesinatos que comete- que solo se representa mediante disparos de escopeta que escuchamos desde la puerta de una casa donde una mujer ha entrado.
Si bien el crimen y su frialdad va retumbando durante todo el metraje, Costa apuesta por un ejercicio de inexpresividad en su protagonista, al cual apenas podemos descifrar a traves de sus caminatas y acciones. En sus pocas interacciones con otras personas, se percibe una incomodidad propia de un hombre que parece estar totalmente acostumbrado a su autoexilio, alejado del bucolico pueblo que visita en el momento del crimen. El unico indicio de perturbación se percibe cuando el hombre es interrogado acerca del estado de sus hijas, a las cuales no vemos en ningun momento, antes de verlo preparar su escopeta y bajar al pueblo.
Antes de internarse totalmente en el bosque, vemos la unica escena en el film que puede dar algunas certezas, ya que el hombre decide ir en busca de sus hijas a las cuales no encuentra. Ante este hecho, su reacción violenta hacia la abuela de las niñas, lo define como un ser violento recurrente, aunque esto no se manifieste en la continua soledad en la cual lo vemos a lo largo del metraje. Esto trata de romper el mito del hombre tranquilo que solo explota frente a la impotencia: aquí, el hombre violento se manifiesta ante cualquier oportunidad y solo se apacigua frente a la resignación y al castigo, que en este caso recibe de una naturaleza viva, que va recordandole que no puede escapar de ese pasado que le condena.
Se alcanza a ver un cambio en el cine de Ico Costa desde su maravilloso corto anterior Nyo Vweta Nafta, un cambio bastante influenciado por Teddy Williams (cuya productora Un Puma aún acompaña al director). En Alva no solo se aleja del continuo seguimiento dardenniano de su anterior película -cuya sobriedad permite que no solo se aprecie al personaje como un ente cinematico (en movimiento)-, sino que también permite entenderlo como parte de su entorno y no solo en transito continuo.
En el film indio The Gold-Laden Sheep & the Sacred Mountain hay también una fuerte relación con la naturaleza representada por las inmensas montañas donde habitan los pastores protagonistas. Si bien durante la primera mitad hay varios elementos que la acercan más al documental costumbrista que a la ficción, la parte final del film lo lleva por un camino más cercano al genero fantastico, donde la montaña empieza a dar señales sobre el camino errado de los pastores.
Hay una idea fuerza en la película que está relacionada con el respeto a la naturaleza desde una visión espiritual, más que desde un ecologismo. Esta idea empieza a distorsionarse a partir del evento de un avión que se estrella cerca al hábitat de un viejo pastor y su ayudante, quienes empiezan a ser tentados por la posibilidad de una recompensa si es que encuentran algún resto de dicho avión, todo esto a pesar de la naturaleza sagrada de la montaña.
La mirada del director sobre el entorno casi celestial, le da una entidad al paisaje alejado de la postal y la convierte en una especie de ente que respira y que se representa en los matices que tiene el aire helado al ser filmado, además de la naturalidad de los pastores devenidos en actores y las ovejas y cabras quienes se mueven como un solo ser a través del terreno casi vertical. La representación de la montaña como un ente que da señales de vida está definida por extrañas apariciones y un onirismo muy diferente al cual esta acostumbrado el cine occidental y que le da una sensorialidad al aire tangible que congela la imagen.
BRIGHT FUTURE
Alva
Dirección y Guion: Ico Costa
Fotografía: Hugo Azevedo
Edición: Francisco Moreira, Ana Godoy
Portugal, France, Argentina, 2019, 98 minutos
The Gold-Laden Sheep & the Sacred Mountain
Dirección: Ridham Janve
Guion: Akshay Singh, Ridham Janve
Edición: Kratika Adhikari
Fotografía: Saurabh Monga
India, 2019, 97 minutos