Por Mónica Delgado
A través de tres interlocutores, dos biólogos, uno local y otro belga, y un guía turístico, que aparecen desde la voz en off, el fotógrafo y artista Sammy Baloji realiza un film ensayo sobre los registros científicos que demuestran la perdida y daño ecológico en el territorio de Yangambi, en plena selva de la cuenca del Congo.
Presentada dentro de la competencia por el Tiger Award, L’arbre de l’authenticité es un documental que da cuenta de un proceso de investigación, y por ello, sumando su estructura y desenlace, es un film sobre la urgencia del conocimiento, tanto producto de la ciencia como de los saberes ancestrales, dentro de un marco de crítica poscolonial. La obra recorre la labor del biólogo Koen Hufkens, de la Universidad de Gante, basados en el rescate de diarios guardados entre 1937 y 1958 que estudiaron centenares de árboles y que fueron hallados en la estación biológica de Yangambi.
No solo se trata de un film construido como alegado ambientalista, sino que se establece una relación con la historia colonial de la República Democrática del Congo, como punto crítico para la problemática ambiental. A lo largo de más de ochenta minutos, el cineasta Sammy Baloji centra su narrativa en el sustento científico, en la confrontación de la evidencia con los rezagos producto de la colonización y su depredación. Y esto asoma desde los primeros minutos del film, que reproduce en la pantalla casi un artículo entero del periodista medioambiental Daniel Grosman sobre la respuesta y adaptación de algunos árboles ante el cambio climático. El reportaje señala lo siguiente en alguno de sus pasajes: “Las selvas como la del Congo desempeñan un papel fundamental en el control del ritmo del calentamiento global: la vegetación absorbe alrededor del 25% del dióxido de carbono que expulsamos por los tubos de escape y las chimeneas. Los científicos creen que gran parte de este CO2 termina almacenado en los troncos de los árboles tropicales , y que los árboles del Congo secuestran 250.000 millones de toneladas por sí solos”. Sin embargo, en la actualidad este rol de “salvataje” ambiental que realizan estos árboles está en peligro, por la tala, la guerra civil, mala gestión gubernamental y sequías.
Este artículo, que recibió en su momento apoyo de la fundación Pulitzer, no solo funciona como epígrafe o statement a lo largo del film, sino que brinda contexto político y social sobre lo que veremos. Las voces en off se articulan a una serie de planos fijos de la inmensidad del territorio, pero también hay espacio para el uso del drone como vía para auscultar la totalidad del lugar. Vemos diversas situaciones del Congo, desde sus comunidades y desde también la ausencia, ante el poder y majestuosidad de árboles milenarios, y que al final de cuentas deviene en el foco del film: da voz al árbol de la autenticidad que da título al film, una especie de vida centenaria.
Con una parte final que recuerda los recursos de Pepe o Dahomey, Baloji da “voz” al árbol, permitiendo paradójicamente la construcción de un pensamiento demasiado “aleccionador”, construyendo así la figura de la planta ancestral y sabia, que parece arrastrar un tipo de racionalidad herencia de ese pasado colonial que se busca criticar. Quizás resulta más interesante imaginar a la luz de lo propuesto por Baloji, que este gesto de hacer hablar al árbol se hubiera fortalecido con el trabajo sonoro, que materializa una respuesta ante el horror ecológico, a partir de privilegiar esos sonido secos, abrumadores, crujientes, como un modo de hacer escuchar la extrañeza y clamor ante la crisis climática, producto de la explotación y en nombre del progreso.
Tiger competition
L’arbre de l’authenticité
Director: Sammy Baloji
Productor: Rosa Spaliviero
Guion: Sammy Baloji, Ellen Meiresonne, David Van Reybrouck, Thomas Hendricks
Fotografía: Frank Moka
Editor: Luca Mattei
Diseño sonoro: Chris Watson, Laszlo Umbreit, Frédéric Furnelle
Reparto: Edson Anibal, Diederick Peeters
República Democrática del Congo, 2025, 85 min