ROTTERDAM 2025: PRIMEIRA PESSOA DO PLURAL DE SANDRO AGUILAR

ROTTERDAM 2025: PRIMEIRA PESSOA DO PLURAL DE SANDRO AGUILAR

Por Mónica Delgado

Con una larga carrera en el cortometraje y con dos largometrajes previos, el cineasta portugués Sandro Aguilar propone la película más retadora de toda la competencia por el Tiger Award. Es arriesgada en aspectos donde no debería haber riesgo alguno: un espléndido reparto, una cuidada dirección de actores, una estupenda fotografía a cargo de Rui Xavier, un trabajo sonoro construido desde el tratamiento del espacio y según la sensibilidad de personajes, y una trama concreta en torno al caos emocional de dos amantes. Pero hay algo que hace que la relación con el espectador no sea fácil: una apuesta expresiva desde la densidad que se traduce en un estado elegante, pero a la vez febril y maniático permanente de los personajes.

El riesgo de Primeira pessoa do plural está en un aspecto que si bien es abiertamente elegido como un detonante formal, resulta excesivo: la afectación performativa de las actuaciones. Como un recurso deliberado, los personajes de Aguilar exudan gestualidad, destilan un manierismo físico (aunque la puesta en escena no lo sea), de la mano de diálogos que se abstraen en alegorías. Ya hemos visto esto antes, en las películas de Resnais a Zulawski, de Duras a Bozon, de algún Oliveira a Bressane, sin embargo, Aguilar plantea algo diferente, se percibe algo nuevo, desde los primeros minutos, con reminiscencias abiertas como aquella a algún cuadro surreal de Magritte o a un tratamiento desaforado de los cuerpos, en sus decisiones: personajes que comen tierra, que viven en constante frenesí o que usan máscaras debido a alergias.

Mateus (el actor Albano Jerónimo, aquí entre un Jack Nicholson y un Alain Delon) e Irene (Isabel Abreu) son una pareja en tensión, que tiene un hijo adolescente y que viven en un departamento de lujo vintage. Desde los primeros minutos se sabe que han preparado un viaje a una isla y que están algo alterados físicamente por unas vacunas que exigen para el viaje. Este detalle corporal permite que la pareja asuma comportamientos extraños, incluidos monólogos o alucinaciones. De esta manera, Aguilar  plantea un trayecto en torno a la recuperación de la vida matrimonial tras el deterioro, al hacer que sus personajes se vean inmersos en una espiral pasional, desde una percepción más sensible (y trágica) del mundo.

Con una historia original planteada por el mismo Aguilar, este film también tiene su clave en el título, ya que toda la trama se organiza en esta recuperación afectiva de los personajes, de una pareja que se encuentra aislada, hasta un reencuentro del “nosotros”. Por un lado, hay una intención de ridiculizar a esta pareja burguesa, de clase alta, que se decanta por pequeños placeres propios de su clase, y por otro, de desarrollar solo una puesta en escena basada en el logro de la catarsis de ambos personajes.

Por momentos, Primeira pessoa do plural podría pecar de ambiciosa o pretenciosa, de exagerada y afectada, sin embargo, el hecho que Aguilar se entregue, como ya lo hizo antes a través de sus espléndidos cortometrajes, a un puro planteamiento sensible (de un real juego de implicaciones de los sentidos, sobre todo sonoros), poco visto en estos tiempos de fórmulas festivaleras, ya de por sí es un mérito, por la fascinación y obsesión que se refleja en esta ficción peculiar.

Sección Tiger competition
Primeira pessoa do plural
Director: Sandro Aguilar
Productores: Sandro Aguilar, Luís Urbano, Alessandro Borrelli
Guion: Sandro Aguilar
Fotografía: Rui Xavier
Edición: Sandro Aguilar
Diseño de producción: Nadia Henriques
Diseño sonoro: Sandro Aguilar
Música: Marco Franco
Reparto: Albano Jerónimo, Isabel Abreu, Eduardo Aguilar