Por Mónica Delgado
Cuando Philippe Grandrieux inserta el uso del negativo (o en algunos casos una suerte de rayos infrarrojos que enfatizan y transforman) en algunos de sus films, se percibe una intención absoluta por mostrar otro tipo de materialidad de los cuerpos, pero en su estructura solitaria, enajenada y visceral. Hay en este mecanismo visual un deseo de hacerlos doblemente cuerpos, distanciados de sus espacios o entornos, para darle aún más vida en efusión a estas figuras en histeria a partir de ralentis y movimientos casi animales. Esta subversión del color, del día en noche, permite explorar otra dimensión física de los cuerpos, en sus fluidos, flexibilidad o lentitud. A pesar de que la intención y conceptualización del «film en reverso», o del negativo saturado, es totalmente distinta en Noite Sem Distância, Lois Patiño recurre a esta forma para entablar otro tipo de diálogo entre los cuerpos y el paisaje, aquí territorio de montañas rocosas aisladas e intimidantes, pero que donde sí asoman intenciones parecidas, entre estas correspondencias de identificar a los cuerpos en esta relación con el entorno.
En Noite Sem Distância, Lois Patiño ofrece una salida diferente a sus trabajos anteriores: se trata de un corto de ficción, hay personajes/actores y utiliza movimientos de cámara que rompen con los usuales planos fijos y distanciados de su cine. Hay una cita especial del escritor portugués Teixeira de Pascoaes al inicio de la película que ordena la espiritualidad de todo lo que veremos: «Hay rastros de almas en el paisaje». Y este verso otorga precisamente el carácter o sensibilidad de lo que sigue: paisajes poderosos donde personas forman parte de esa composición pictórica del mimetismo. Como rocas, aparecen estáticas, o apenas sinuosas, en un entorno cómplice, que los cobija y abstrae.
Este trabajo de Patiño está filmado en una zona fronteriza de Galicia con Portugal, y tiene un argumento que alude a un momento histórico determinado, el del contrabando y el del tránsito nocturno en tiempos de crisis. Así, la expectación, el hecho de escabullirse de la vigilancia fronteriza, el de formar una comunidad organizada, mimetizada entre rocas y soledades se convierten en reflejos de estas almas ocultas en un inmenso bosque rocoso. Lo que podría ser un hecho fantástico, es aterrizado en una cuasi épica de personas conquistando la noche y sus espacios.
Lois Patiño compone estos cuadros del mimetismo pero no solo para abordar esta dualidad de hombres, mujeres y su relación con el paisaje como un puro efecto estético, sino que esta posibilidad del filme en reverso permite exaltar esta necesidad vital de una naturaleza que aporta con su plenitud a cobijar a estos «rastros de alma» en una arriesgada huida hacia actos forzados de lo cotidiano.
Ficción experimental
HD / 23 min. / 16:9 / sonido / 2015
Producido por Curtas Vila do Conde / Proyecto Campus (Portugal)