VALDIVIA 2017: TIERRA SOLA DE TIZIANA PANIZZA

VALDIVIA 2017: TIERRA SOLA DE TIZIANA PANIZZA

Por Mónica Delgado

Desde la textura de viejo material encontrado en mercados y ferias, hasta la nitidez del digital como herramientas para extraer la sensibilidad de los habitantes de la Isla de Pascua, más allá del “estigma” de los moais. Figuras pétreas y ancestrales que por años suplantaron la representación del rostro de los isleños en cine, desde el registro documental, frente a la necesidad de personajes que parecen estar en constante búsqueda de identidad.

Si en la Tierra en Movimiento, Tiziana Panizza explora la certeza y a la vez inconsciencia de vivir en una zona sísmica, a través de la relación histórica de los habitantes chilenos con este fenómeno natural, en Tierra Sola, sucede una formulación similar pero sobre la lejanía de la Isla de Pascua y su proceso de identidad desde esta problemática espacial.

Para Panizza tanto un suceso natural como el aislamiento que produce vivir en una isla ubicada a 4 mil km del continente americano se vuelven en determinantes de las condiciones de vida, para lo cual utiliza la metáfora de la prisión, y que a la vez grafica desde el seguimiento a los sucesos de la cárcel local. ¿Cárcel e isla devienen en lo mismo? Tierra sola responde poco a poco a esta interrogante.

Usando material encontrado en Súper-8, como fragmentos de diversos films sobre la isla, así como de diversos materiales fonográficos, la cineasta va configurando el sentido común de lo que es esta ínsula para un imaginario de lo mítico, pero también de lo turístico, donde se cuestiona los dispositivos de la mirada etnográfica.

Lo más interesante de Tierra Sola no está en mostrar una mirada contemporánea sobre aquellos que habitan la isla, sino en la digresión con algunos preceptos anacrónicos del cine etnográfico, y más bien a través de sus diversas tomas va construyendo un nuevo sentido, donde el ojo que mira se vuelve parte de este análisis y registro de los comportamientos y acciones humanas. Panizza asume lo etnográfico también como construcción o discurso desde lo político y no solo como mera imagen libre de las decisiones estilísticas del ojo que filma. Precisamente la respuesta de si se está o no viviendo en una cárcel ayuda a resolver esta exploración desde las mismas imágenes.

El film está poblado de reflexiones, que aparecen en intertextos sobre las tomas, que con un tono epistolar brindan la cuota íntima o biográfica de este viaje por el Pacífico, y que Panizza absorbe como una afirmación en medio de una isla que se libera de otras formas.

Competencia chilena

Dirigida por Tiziana Panizza
Guion: Tiziana Panizza
Producción general: Soledad Silva
Asistente de dirección: Macarena Fernández
Dirección de fotografía: Pablo Valdés
Montaje: Coti Donoso, Tiziana Panizza
Sonido: Claudio Vargas
Chile, 2017, 104 min