Por Nicolás Carrasco
El perro Molina, penúltimo largometraje hasta hoy de José Celestino Campusano, retoma su mirada sobre universos suburbanos y marginales a través de una historia que genéricamente podría clasificarse como un policial. En esta ocasión, el director sale de su territorio conocido: ya no estamos en el mismo conurbano bonaerense, en “Campusanoland”, sino en algún lugar de la provincia de Buenos Aires. Los personajes ya no son motociclistas ni metaleros, sino policías y criminales, cafichos y prostitutas.
A primera vista, El perro Molina destaca por un refinamiento visual mayor y una textura de la imagen limpia y brillante. Además, Campusano dirige mejor a sus actores, quienes siguen siendo todos no profesionales. Muchos han señalado esto como una concesión a la industria, o lo que podría ser una renuncia a su estilo. Nosotros creemos que estos cambios son, más bien, una forma de reafirmarlo. El perro Molina tiene una capacidad narrativa, un estilo y una personalidad que no se hallan con facilidad.
Las preocupaciones sobre las que gira la obra de Campusano se mantienen. En el mundo de los criminales rigen normas rigurosas de lealtad entre pares, de valor y de convivencia, códigos de conducta más afines a la realidad de este entorno sin ley. Es en los policías donde ya no queda rastro de esta ética, aún cuando son ellos quienes están apegados a las leyes. Como en otras películas de Campusano, hay algo en esta de deber ser, del mundo como un lugar que hay que ordenar. La supervivencia solo es posible si se respetan estos pactos y lealtades.
Campusano prueba una vez mas ser un consumado narrador de historias. Como en Fango o en Fantasmas de la ruta, la trama se articula a partir de cadenas de favores pedidos y de favores devueltos (o no devueltos). Estos favores son usados por algunos personajes como trampas para beneficiarse, lo que conduce las historias hacia un destino trágico. Como otros policiales, el film es sobre confianza y traición, sobre la reversibilidad de los lazos humanos. Pero hay algo único en el acercamiento de Campusano a este tema tantas veces tratado: la idea que estos criminales y marginados están mas cerca de la libertad y la felicidad que aquellos que viven bajo las leyes.
Presentaciones especiales
Dirección, producción y guión: José Celestino Campusano
Edición: Martín Basterretche
Fotografía: Eric Elizondo
Sonido: Daniel Ibarrart
Música: Claudio Miño
País: Argentina
Año: 2014