Por Mónica Delgado
La cineasta catalana Mar Coll regresa al largometraje de ficción luego de algunos años tras sus dos primeros trabajos, Tres días con la familia (2009) y Todos queremos lo mejor para ella (2013). Ambos films previos se ubican en un tono y tratamiento muy distinto a su reciente film, Salve Maria (2024), actualmente en competencia por el Leopardo de Oro en la edición 77° del Festival de Locarno. Esta reciente película posee una densidad y oscuridad, que anuncia una faceta de madurez en la obra de esta cineasta y que también se inserta dentro de algunos tópicos propios de las discusiones sobre la maternidad y el cuidado desde los feminismos.
Salve Maria es una adaptación de la novela Madres no, de la escritora vasca Katixa Agirre, publicada en 2019, y que plantea algunas interrogantes sobre el rol social de la maternidad ante el caso policial de una mujer francesa que mató a sus gemelos en una bañera y el impacto de este suceso en la vida de una escritora que queda perturbada ante la curiosidad del caso. María (la actriz Laura Weissmahr), el personaje que da título al film, es una joven madre primeriza que parece frustrada o poco entusiasmada con las atenciones de su hijo de apenas meses. Poco a poco, desde sus nuevas actividades cotidianas, como bañar al bebé, atender labores domésticas y llevarlo a talleres de aprendizajes maternos, vamos descubriendo su incomodidad ante su obligado rol protector, no solo porque también descubrimos que es una escritora que ha tenido que hacer un alto a su trabajo creativo, sino porque transmite la inseguridad propia de periodos de puerperio o de depresión posparto. Cuando el personaje de María escucha al inicio sobre el caso de una mujer que mató a sus dos pequeños hijos en un lugar cercano a Barcelona, emprende la búsqueda de esta persona, y que se vuelve un viaje enrarecido y crudo para ella. Sin embargo, más allá de la trama de una mujer obsesionada con otra como parte de una depresión tras haber dado a luz, la lectura que brinda Mar Coll de la novela y del mismo proceso de adaptación, es que no estamos ante un simple film sobre un tipo de melancolía posparto o algún problema de tipo psiquiátrico, sino que estamos ante una obra sobre la relación de dos personajes (uno, presente, y otro en permanente fuera de campo, la madre filicida), y de cómo se va generando un relato en espejo, donde no existen necesariamente respuestas.
Es interesante la oportunidad de abordar este tipo de interrogantes tabú, en torno a los filicidios o sobre el derecho a la no maternidad, desde un tratamiento dotado de una densidad particular, en la construcción de atmósferas o en la apelación de recursos simbólicos, diferentes a películas más comerciales como Tully (2018) de Jason Reitman, Un respiro en la oscuridad (2021) de Amy Koppelman o La hija oscura (2021) de Maggie Gyllenhaal, para mencionar algunas. Mar Coll se aferra a la caracterización del deseo de no ser madre de su personaje, y que se ve constantemente afectado por la presión social, por la ausencia extensa del padre del bebé, por un fuerte imaginario sobre la maternidad, y sobre el desarraigo de las mujeres que deciden de modo diferente, aspectos que son descritos como un descenso a los infiernos, mental y físicamente.
Pero más allá de esta primera capa, el film es una obra sobre aquello que componen los universos creativos, desde una clave muy romántica, entendiendo a la creación, en este caso el oficio de escribir novelas, inventar mundos y personajes, como un proceso transformador, subversivo, de entrega visceral. La atracción de María por la filicida no solo está marcada por su desinterés innato en asuntos de maternidad, sino por considerarla materia viva de su nuevo proyecto literario. Y también como un proceso de exhumación de miedos y pasiones enterradas, donde escribir también es una radiografía interna de su propia vulnerabilidad.
Más allá de algunos elementos cliché, como el uso de una música incidental que refuerza el clima de thriller o la artificialidad de algunas escenas -como la del cuervo-, Salve Maria es un buen retrato femenino, tratado sin prejuicios, y que tampoco busca la comprensión del personaje sino solo desnudar sus ambivalentes motivaciones, solo materializables desde el sostén de algunos privilegios. La frase de “madres no” como opción de algunas escasas excepciones.
Competencia internacional
Salve Maria
Directora: Mar Coll
Guion: Mar Coll, Valentina Viso
Reparto: Laura Weissmahr, Oriol Pla
Productores: Sergi Casamitjana, María Zamora
Fotografía: Nilo Zimmermann
Edición: Aina Calleja
Sonido: Amanda Villavieja, Elena Coderch
Música: Zeltia Montes
España, 2024, 110 min