Por Pablo Gamba
7 limbos (España, 2019) es un documental experimental realizado en colaboración por Alexandre Cancelo y el artista Berio Molina, quien trabaja principalmente con el sonido. Se estrenó en la (S8), la Muestra de Cine Periférico de La Coruña, y se ha presentado en diversos festivales de películas de este tipo, como Proceso de Error, en Chile, y Cineautopsia, en Colombia, antes de llegar a la Sección Oficial del Festival Márgenes.
La película es el resultado de la combinación de una estética gótica y de la experimentación con el sonido en relación con el espacio real, lo que incluye tres iglesias, un monasterio, una fábrica abandonada, y espacios abiertos y naturales. Se trata principalmente de trabajar con la sensación espectral que puede causar el sonido en el cine cuando no se percibe visualmente de dónde viene o cuando, aún viéndose qué lo causa, puede crearse un efecto de extrañamiento con respecto a la fuente o el ambiente. Pero hay partes en las que también se busca lo extraño con la puesta en escena y la iluminación.
Esto da la medida para la valoración de cada uno de los siete segmentos autónomos que integran la película. Lógicamente se espera la irrupción desestabilizadora de lo extraordinario en la percepción sonora habitual de lo real que define lo fantástico. Pero esto no ocurre cuando no se logra trascender los lugares comunes góticos, aunque tenga un raro sonido demoníaco el órgano que alguien toca en una iglesia derruida, por ejemplo, ni mucho menos en la escena que le sigue, en la que una mujer canta frente a un altar destruido sin que haya nada de particular en cómo se escucha.
La mejor de las siete partes es, por tanto, aquella en la que lo sorprendente se da por igual en la imagen y en la distorsión del sonido por los micrófonos: la espectacular escena de banderas negras agitadas fuertemente por el viento, mientras cae la noche, en lo alto de una montaña, en manos de personajes con los ojos iluminados en la oscuridad final. Otro ejemplo es el trabajo con la relación imagen-sonido en la parte de una fábrica abandonada. Un ruido estruendoso reconocible “llena” en algún momento el ambiente y podría estar relacionado con lo que se ve. Pero, o bien la fuente está fuera de campo o no está allí, y lo que parece off podría ser over.
7 limbos tiene dos prólogos y un epílogo que contrastan con el resto del material, Están en un formato fílmico claramente perceptible por los saltos de la imagen, entre otros detalles, mientras que la textura dominante en las siete partes es la del digital. Evocan las vanguardias de los años veinte –expresionismo, dadaísmo y surrealismo– y el underground de los sesenta.
Si bien la puesta en relación de lo fantástico con lugares identificables como reales, a lo que se añade la sensación de inmediatez del digital, abre la posibilidad de considerar lo fantasmal en relación con la vida –y con los problemas de la cultura y la sociedad por el tópico de las iglesias y las fábricas abandonadas–, los prólogos y el epílogo enmarcan el conjunto en un limbo que no es de fantasmas sino de un arte devenido eterno y universal. Es una diferencia crucial entre esta película y El ruido son las casas (Argentina, 2018), un documental de Luciana Foglio y Luján Montes comentado en Desistfilm, en el que queda abierta la relación de la música ruidista con su contorno. En 7 limbos prevalece la separación arte-vida.
Sección Oficial
Dirección y guion: Alexandre Cancelo, Berio Molina
Fotografía digital: Fon Cortizo
Fotografía en fílmico: Olalla Lojo
Montaje: Berio Molina
Sonido: Marcelo Maril, Berio Molina
Música: Durán Vázquez, Black Earth, Monstruo, Cuchillo de Fuego, Miguel A. García y Miguel Souto, Grado 33
Con la participación de Alexandre Cancelo, Berio Molina y otros
España, 2019