Por José Sarmiento Hinojosa
Este texto fue parte de la presentación del libro “Cine de Vanguardia – Instrucciones de Uso” , de La Fuga y Metales Pesados, en el marco de FIC Valdivia 2022.
Quisiera poder iniciar esta breve presentación con la lucidez y capacidad de interpelación, con la frescura, la sencillez y el compromiso radical de mi mentora y amiga, mi camarada Nicole Brenez. Sin embargo, desde un espacio de infinito cariño y admiración, intentaré concatenar algunas ideas, impresiones, o simplemente situaciones, que me ha detonado el encuentro con esta nueva traducción de Cine de Vanguardia – Instrucciones de Uso de los amigos La Fuga y Metales Pesados.
Pero creo indispensable que, antes de cualquier introducción que los pueda conducir a una idea de lo que se van a encontrar o lo que ya se han encontrado con este maravilloso libro, me corresponde hablar de su autora. Y voy a secuestrar brevemente las palabras de Yann González, cineasta francés, que intercambió conmigo en una entrevista allá por el 19’. En ese momento me confiesa que:
Me considero un cineasta autodidacta, pero fui a la universidad de cine. Todo era teórico, nada práctico; ¡Solo estábamos estudiando cine, con Nicole! (Brenez) principalmente, ella fue mi maestra y me habló mucho de cine experimental, teníamos clases de Brian de Palma, Abel Ferrara, Eisenstein, Godard, toda una pandilla de genios. Esa fue una gran epifanía para mí, me abrió tantas ventanas al mundo del cine, a tantos universos diferentes. Realmente fue algo más allá de mis sueños, porque gracias a Nicole creo que comencé a sentirme más libre sobre mi visión del cine, sin crear ninguna jerarquía entre las películas. Eso fue lo mejor que nos enseñó como alumno, a no hacer jerarquías entre Godard o similares, películas de Dario Argento o una película de serie B. Estos fueron los elementos básicos para mí, descubrí y amo los clásicos gracias a ella.
Creo que esta epifanía es algo que llega o ha llegado en algún momento a todos los que conocemos a Nicole. Y es que Nicole Brenez no solo ha escrito sobre la vanguardia cinematográfica, ella encarna las estrategias, el compromiso, la libertad de la vanguardia. Y este testimonio de Yann es uno de tantos, ya que Brenez ha sido parte activa del desarrollo artísticos de decenas de directores, investigadores e incitadores de la vanguardia:
Chantal Akerman, Jocelyne Saab, Bani Koshnoudi, Clarisse Hahn, Marylene Negro, Bidhan Jacobs, Jean Luc-Godard, Vicent Deville, Jacques Perconte, Peter Whitehead, Marc Hurtado, Philippe Grandrieux, Masao Adachi, Lionel Soukaz y muchos más, depositaron su entera confianza y desarrollaron una complicidad y un ejercicio de afecto radical con Nicole, que ha participado en la historia del cine en sus distintos roles como productora, proveedora de imágenes, curadora, programadora, crítica, investigadora, o simplemente camarada y amiga.
Como autora, Cine de Vanguardia – Instrucciones de uso es un nuevo capítulo de una bibliografía inacabable que incluye títulos fundamentales (en su mayoría nunca traducidos al español, como:
- ‘We support everything since the dawn of time that has struggled and still struggles.’ Introduction to lettrist cinema
- De la Figure en général et du Corps en particulier. L’invention figurative au cinéma
- Abel Ferrara, Champaign, The Illinois University Press
- Jean-Luc Godard, documents
Como muchos textos fundamentales sobre cine escritos fuera de Latinoamérica, Cine de Vanguardia llega años después de su primera versión el 2007 bajo el nombre de Cinémas d’avant-gard / 2012 Cinéma d’avant-garde mode d’emploi, (Tokyo) y ahora Cine de Vanguardia Instrucciones de Uso, de la Fuga y Metales pesados. Y creo que decir “más vale tarde que nunca” queda muy corto para rescatar el esfuerzo que están haciendo los amigos de la Fuga con estos textos fundamentales de Brenez, Búllot e imagino seguirán haciendo con muchos otros. La democratización de la cultura es una tarea imprescindible en el mundo de hoy, y gestos tan particulares como traer al español un libro, -guía o manual- sobre el cine de vanguardia resulta necesario y urgente en la región. Necesitamos que este espíritu de apertura a ideas disruptivas pueda ser aprehendido, que la comprensión, diálogo, intercambio y ejercicio de estas “instrucciones” se asimile como una respuesta fundamental al estado contemporáneo del mundo que nos rodea. Parafraseando a Nicole: “La confrontación con lo desconocido, la necesidad de forzar una situación – este efecto técnico de anticipación riesgo y sacrificio posible es lo que alimenta el prestigio histórico ligado a la Vanguardia.”
El libro funciona como un verdadero manual de instrucciones, y la erudición de Brenez conjuga con su facilidad y articulación de palabra: dividido en 4 partes (definiciones y concepciones de la vanguardia, tareas y gestos del cine de vanguardia, la década del 2000 y doce textos de referencia), Cine de Vanguardia se le presenta al lector como una posibilidad de lectura que, a pesar de que se asemeja al glosario -curiosamente simple en su estructura, abierta y legible en sus contenidos- se recibe una lectura rizomática e infinitamente rica en sus definiciones y vasos comunicacionales. 12 tareas, 10 películas, 12 textos y una filmografía y bibliografía complementaria que detonan situaciones, conversan y se complementan. Cine de Vanguardia, entonces, es un texto de cabecera que cualquier historiador, académico, crítico o realizador haría bien en revisar, pero que está escrito de forma que cualquier amante del cine o cinéfilo entusiasta puede revisar para embarcarse en un camino de maravillosos descubrimientos. Personalmente, luego de adquirir mi copia de Cine de Vanguardia, y a los pocos días de terminar de leerla, animé a varios amigos a formar un cineclub para revisitar el libro y ver todas las obras disponibles en la filmografía complementaria del libro. La aventura ya nos lleva embarcados 12 semanas de redescubrimientos y descubrimientos, animadas conversaciones y un sentido de comunidad y camaradería que considero pocos libros lograrían atraer. Leer a Brenez, de cierta forma, ha sido para mí volver a mis días de joven cinéfilo, donde cada nuevo descubrimiento era una nueva forma de comprender el cine. He aprendido a volver a amar, colectivamente, este hermoso arte en el que llevo ya envuelto más de 15 años.
Brenez comienza su libro con un ejercicio dialéctico: al narrarnos el nacimiento del cine y consecuentemente del cine de vanguardia, desarrolla una primera contingencia: el cine se crea como un impulso y sublimación de un deseo estatal / militar de control y rentabilización de los cuerpos, una sublimación llevada a cabo por los primeros ejercicios científicos de Marey y Muybridge, ejercicios que hoy nos fascinan desde sus posibilidades proto cinematográficas, pero que en su momento fueron herramientas de registro y catalogación para ejercicios militares y para investigaciones relacionadas con la economía del trabajo. Cronofotografía, cine, cámaras de vigilancia, fueron todos parte de un gran aparato al servicio de esta inquietante pesadilla llamada biopolítica.
Desde la antítesis de este hecho surge la respuesta: el cine de vanguardia. Una vuelta de tuerca, una posibilidad, una rebelión y subversión contra los instrumentos de dominación cultural y política. El gesto principal de esta vanguardia es que devuelve sus ojos hacia el dispositivo del cine, declara su libertad, sus posibilidades de emancipación, y su poder de respuesta hacia los poderes de facto. En la imaginación de sus posibilidades ilimitadas, el cine de vanguardia libera y se libera, en una rebelión que abarca su propia emancipación de la industria, sujeta a una serie de gestos que Nicole revisa con amplia lucidez: gestos que involucran el dispositivo cinematográfico, la apropiación y restitución de la imagen como respuesta histórica, el cine como acompañamiento de luchas políticas, el que hace visible a los invisibles, el que involucra y se asocia a otras expresiones artísticas, y un largo etcétera.
El cine explota en la década del 2000, como lee el tercer capítulo del libro. Y sus detonaciones se entienden como intervenciones políticas intensas de reivindicación de la imagen cinematográfica y sus efectos contra ideológicos. El ensayo de Fóllame de Virginie Despentes, es uno de los mejores textos jamás escritos sobre un filme, especialmente sobre uno tan abiertamente violento e idiosincrático. Pero Brenez sabe hallar las pistas previas de la historia, en la mitología griega, en la historia del cine, y en una exploración pendiente casi prohibida entre la vanguardia y la pornografía, el asunto de la cosificación del placer, para parafrasear a la autora.
Así como la violencia y la pornografía, el cine de vanguardia también habita el amor y el humanismo, la memoria, la democratización de la información, la revolución y la imagen. Kowalski, Wakamatsu, Ujica, Maryléne Negro, Godard, habitan estos espacios liminales de la historia de las imágenes con sus disrupciones particulares, que son enclaves entre la intervención formal y la intervención en la vida misma. Desde las estrategias de montaje como laboratorio de sentido de Straub-Hulliet captadas por el ojo de Pedro Costa, hasta los foros de internet de descarga de filmes de RebeldeMule, las explosiones del cine en los 2000 son gestos humanos contra la dominación cultural, gestos anti imperialistas, abiertamente confrontacionales. Son gestos que nos abren la posibilidad de habitar una belleza que nos proteja, al menos temporalmente, del terror eterno que es la existencia contemporánea. Citando a Brenez mediante Prisoner/Terrorist de Adachi: “puede que la belleza haya reforzado nuestra resolución”.
Gestos de belleza y afectos humanos contra la realidad de lo contemporáneo. En Doce textos de referencia, Nicole pone a disposición del lector algunas lecturas fundamentales y casi inaccesibles sobre el cine. Particularmente me tocan las palabras de Lionel Soukaz sobre Timeless Bottomless Bad Movie de Sun-Woo, una obra maestra y uno de mis filmes favoritos de todos los tiempos. Cito:
Recibo el casete de Película Mala, infinita, inacabable, de Jang Sun-Woo, película coreana de 1997 y apenas llego me abalanzo sobre ella. Salgo irradiado hasta la médula por el estilo incomparable de una forma libre y salvaje, con quemaduras de tercer grado producidas por la desesperanza que sale de ella. Así como el texto de Soukaz, las doce lecturas elegidas por Nicole son pequeños fragmentos de cartas de amor radical hacia el cine, la herramienta principal de lucha de la vanguardia cinematográfica. De Epstein a Khavn de la Cruz, de Raymonde Carrasco a Grandrieux, nos adentramos en un pacto con la transgresión que invita al mismo satanás, invoca la muerte del pasado desde las nuevas tecnologías, despierta esa fantasmagoría milenaria de los Tahahumaras mexicanos a través de los viajes de Artaud y al igual que el, nos invita al abandono absoluto al cuerpo del cine. Sin trampas.
La filmografía y bibliografía que nos propone Brenez al final del libro es tan solo el asomo del brote de un rizoma que se extiende hasta las mismas fauces del infierno. Y me gustaría invitar a todos los presentes, a aventurarse libro en mano, y dejarse acompañar por este Virgilio literario a las fauces mismas de la bestia. Porque quizá solo el interior de la misma está la respuesta que este libro parece buscar en todo momento: la eterna recuperación de la vida a partir del cine, retomar una existencia humana desde las artes.
O en palabras del gran Peter Whitehead “Quizá esa sea la tarea de la vanguardia: sacar cada noche una piedra del muro y construir un templo invisible en el corazón de las tinieblas”.