OJOBOCA: “EXPLORAMOS LA RELACIÓN PODEROSA ENTRE EL INCONSCIENTE Y LAS IMÁGENES”

OJOBOCA: “EXPLORAMOS LA RELACIÓN PODEROSA ENTRE EL INCONSCIENTE Y LAS IMÁGENES”

Por Mónica Delgado

En la edición 2020 del Festival de Cine de Berlín, en el marco de la sección Forum Expanded, tuvo su estreno mundial Her name was Europa, el primer largometraje documental de los cineastas experimentales Anja Dornieden y Juan David González Monroy, quienes forman desde 2010 el dúo Ojoboca. Ya en una visita al (S8) Mostra de Cinema Periférico, en 2018, pudimos conocer de cerca su labor, pero desde la performance, que mantiene algunos métodos y códigos de sus obras en fílmico.

Ojoboca, cuyo nombre remite a una metáfora sobre la cámara en un verso de Pasolini, tiene ya trece films entre cortos, un mediometraje y un largo, obras que mantienen sus motivaciones lúdicas a lo largo de los años. Han denominado a lo que hacen como Orrorism, una corriente que permite la indagación de procesos sensibles internos y externos, donde ser permite profundizar sobre el hipnotismo u otras maneras de relacionar la experiencia visual desde el inconsciente.

Anja Dornieden, de Alemania, y Juan David González Monroy, de Colombia, presentan universos particulares a través de su cine y performances, que muchas veces se sostienen en la parafernalia del precinema, la fantasmagoría, en ejercicios o métodos de consecuencias hipnóticas, o en un estado pulsional de la mente. Desde 2010 son miembros de LaborBerlin, colectivo independiente sin fines de lucro, abierto a todas las personas interesadas en la práctica del cine analógico, con un enfoque experimental y artesanal de la producción cinematográfica.

En la Berlinale 2020 les pudimos hacer esta entrevista, tras el estreno de la estupenda Her name was Europa, que tuvo su primer pase latinoamericano en la reciente edición de Lima Alterna. También pudo verse en estos días en el V Festival Cámara Lúcida, de Cuenca.

El film explora, desde las dimensiones del documental científico, la imposibilidad del traslado de lo natural a un territorio determinado de influjo colonial, a partir de la figura de un uro euroasiático, un bóvido salvaje ya extinto. La película habla de los intentos por recuperarlo: la escultura, la genética, la pintura, los festivales de culto bovino, la literatura, pero también, desde el cine.

Desistfilm: ¿Cómo es que ustedes llegaron a formarse como dúo y cuáles son sus antecedentes formativos? Si vienen del cine o de los estudios del arte.

Juan David González Monroy: Nos conocimos en Nueva York, en una maestría en New School, entre 2007 y 2008, y mientras estudiábamos ambos Media Studies. En ese periodo de estudios, hubo la posibilidad de escoger diferentes énfasis o caminos, y a pesar que elegimos campos diferentes, coincidimos en aprender más del 16 mm. Yo empecé a tomar clases tradicionales de dirección, de iluminación, de filmar en sí, y al final terminé haciendo cortos en 16 mm con una Bolex. Y después de terminar las maestrías nos fuimos a Berlín. Ya no me pude quedar en EE.UU. por un tema de visas, y Anja también ya culminaba una beca Fullbright y le tocaba regresarse a Alemania. Decidimos venir a Berlín, y seguir trabajando con analógico, con Super 8 y 16 mm.

Aquí conocimos a un colectivo, al cual llegamos indagando, LaborBerlin, y nos unimos a este grupo de personas que recién había encontrado un nuevo local, donde empezamos a armar laboratorios. Teníamos la idea de hacer cine, cada uno por separado, pero luego al buscar fondos y trabajar los proyectos nos dimos cuenta que apuntábamos a lo mismo, así que nos juntamos como Ojoboca. Y en ese momento hicimos un corto de tres minutos, Awe Shocks (2011) y que nos salió bien, ya que fue más fácil que sacar dos proyectos paralelos, así que unimos las ideas, y conseguimos fondos para un siguiente proyecto, A Flea’s Skin Would Be Too Big For You (2013), que hicimos en China.

Desistfilm: En sus trabajos hay investigación, es decir, no es un cine que se basta así mismo, sino que lo rodean de relatos, de contextos, incluso de una propia mitología que remite a hechos de la ciencia, de la historia, la química o la psiquiatría. ¿Cómo es que surge este tipo de proceso, o cómo llegaron a formular este imaginario particular?

Anja Dornieden: Siempre tuvimos la posibilidad de contar con un tiempo más prolongado para acabar los proyectos. Esta es nuestra forma de trabajo, porque tenemos varios proyectos a la vez. Y a veces nos encontramos con cosas en el camino que nos hace disparar una idea y no necesariamente la terminamos. Y luego, vemos que esta idea que teníamos de hace tres o cuatro años, encaja con el proyecto nuevo, y la retomamos. Por otro lado, a veces viajamos, registramos, o hacemos proyectos muy pequeños en nuestra casa. No sabemos bien lo que vamos encontrando y eso nos da la posibilidad de experimentar con los proyectos; y cada uno en el camino va reconociendo cosas distintas, que luego unimos. Hay proyectos que no tienen una ruta definida, pero otros que sí, que tienen hasta deadline. Todo depende de cada proyecto: sus métodos o tiempos.

Juan David González Monroy: Después tratamos de hacer conexiones. Por ejemplo, hicimos un viaje a Viena, y alguien nos contó sobre un museo de defunciones, sobre la parafernalia alrededor de la muerte, y luego fuimos a otro museo sobre patologías, y luego buscamos unir estas dos cosas, buscar túneles de ideas. Y en ese momento también estuvimos buscando otro tipo de cosas, como usar narradores, voces en off, como algo que empieza a unir, una voz que une elementos externos. Luego, vimos cómo ese estado medio hibrido o liminal era efectivo, que lograba un efecto interesante.

Anja Dornieden: Por ejemplo, se suele preguntar sobre qué es lo que más le gusta a cada cineasta en el proceso de hacer cine, y para mí es la producción: conocer gente, visitar lugares, y poder experimentar. Mientras, Juan David está más trabajando en la posproducción.

Desistfilm: Otra característica interesante en su trabajo es que no es estático, siempre están alimentando aquello que parece terminado. ¿Cómo extenderán la experiencia de Her name was Europa luego de la Berlinale? ¿Habrá instalaciones, performances?

Juan David González Monroy: No. Her name was Europa sí ha estado pensada desde el inicio como un film. Siempre fue así desde que aplicamos a fondos; aunque nunca planeamos que fuera tan larga como resultó siendo, ya que al inicio solo tuvimos la historia de las vacas y nada más. Y de allí fueron surgiendo los procesos de lo que hablaba Anja, ya que encontramos las personas que salen al final del film, quienes nos indicaron que había una persona más para entrevistar que era como el “suspirador” de las vacas, el que hablaba con ellas, y eso nos pareció interesante y luego lo contactamos. Fuimos a visitarlo y nos contó que justo había un festival del pueblo, donde se iba a traer más vacas (los uros del film) y luego seguimos la investigación con un grupo en Holanda. Y así hubo más y más material. Y luego empezamos a buscar cómo conectar todo ello. Y así, Her name was Europa terminó siendo lo que es. Al final del año pasado dijimos que ya teníamos algo coherente, con principio y final.

Estas cosas van creciendo con los proyectos que tenemos, sin embargo, si son textos o elementos adicionales, se dan a la par y de manera orgánica desde el inicio. Como cuando hicimos Confort Stations (2018),  ya que desde el comienzo supimos que se iba acompañar a las imágenes con un texto que iba a ser leído, una introducción y otro más en el desarrollo. Y también, tenemos cuidado de traducir ciertos medios a otros cuando no es necesario. Si es una película debe ser vista como tal en un cine, de principio a fin, y no pasarla a otro espacio, como una sala de galería o como instalación, ya que no tendría sentido. Si lo tuviéramos que hacer, trataríamos de que sea eficaz en ese contexto.

Desistfilm: Hay en Her name was Europa una cartografía clara. ¿Existe un cuestionamiento de tipo geopolítico sobre una Europa perdida o extinta, que ha perdido su naturaleza?

Juan David González Monroy: Sí, hay una conciencia para entender que no solo se trata de mostrar  un problema en la conceptualización de un animal extinto, sino del espacio que ocupó  y que ahora también ocupamos todos. Podríamos hablar sobre establecer las fronteras, de cómo se fomentan nacionalismos, sobre cerrar espacios, como lo que pasa entre Europa y Gran Bretaña, ya que es algo que está presente, pero más bien estamos hablando de cómo los espacios se descubren como idea, de cómo se entabla un diálogo con eso, y que viene de tiempo atrás. Hay una dimensión colonial que existe en Her name was Europa, ya que el zoólogo Lutz Heck que empezó este proyecto bajo los nazis, quiso experimentar y resucitar animales extintos, quería ir a África y traer animales, o a Polonia de donde se robó todos los animales y los trajo a Berlín. Hay algo posesivo en esa acción y sobre cuánto se puede controlar, de que si hay algo salvaje que se debe traer, ¿contra qué se concatena esto en la actualidad? Hay cuestiones de definición, de ir a buscar lo salvaje, de confrontar con los problemas de migración actuales, pero no es la intención ya que los entrevistados no están hablando de eso. Además que no solo pasa en Europa sino en otras partes del mundo. Solo con ir a un sitio como Tropical Island, el centro de recreación que aparece en Her name was Europa, hay una perspectiva frente al espacio que es una posición del capitalismo, sobre cómo manejar un espacio para una comunidad o un país.

Desistfilm: ¿Con qué materiales o elementos se sienten más cómodos creando, trabajando?

Anja Dornieden: Las performances son más fáciles de ejecutar, porque todo depende de nosotros. Luego nos interesa trabajar con la tecnología. Pero, estas limitaciones nos ayudan, y es por eso que seguimos trabajando con 16mm y sus procesos. Es limitante la cantidad de material que podemos filmar debido a cómo lo podemos filmar.

Juan David González Monroy: Por ejemplo, en este trabajo The hot and the cold (2018) proyectamos unas imágenes estereográficas que encontramos en una librería antigua de Ontario, y que eran vendidas como postales, hechas con un tipo específico de objetivo de vidrio y que permitía ver las imágenes en 3D. Se tratan de imágenes muy exóticas de sitios extraños, de inicios de siglo, y el hecho de ser 3D les daba a los espectadores la idea de estar siendo transportados a esos lugares alejados. Y vimos que había imágenes que remitían a lugares muy extremos como volcanes en erupción o glaciares, y primaba esta idea de usar medios antiguos que podían lograr aspiraciones más grandes, como el deseo de haber viajado a otro planeta. Y a la vez, en The hot and the cold nos interesaba explorar sobre el tardígrado, este ser vivo imperceptible, y así mostrábamos imágenes de dos extremos y formas de visión, algo magnífico y grande, y algo que es minúsculo que solo se puede ver vía microscopio. Buscamos así hacer un tipo de alquimia, de crear un golpe de efecto entre cosas, para ver si podemos lograr que surja una sensación en el espectador, una reacción propia al encontrar estas imágenes nuevas, que se pueda ver como algo sublime, pero que luego inviten a la reflexión, ya que son experiencias mediadas. Es un juego pensado sobre qué reacciones pueden tener los públicos.

Anja Dornieden: También nuestra idea era que The hot and the cold fuera simple al inicio, por eso usamos estas proyecciones de luz. Y usamos también humor. En realidad, nos interesa usar la menor cantidad de elementos en nuestras performances.

Desistfilm: ¿Qué rol cumple el sonido en sus trabajos? Han mencionado la voz en off, el uso de la música; yo agrego los loop y los mantras.

Juan David González Monroy: Desde el principio fue importante el sonido. La primera película que hicimos juntos, Awe Shocks (2011), se hizo con un caleidoscopio, visualmente interesante, pero necesitamos introducir el sonido, pero sin que sea solo un añadido, algo decorativo o para que no haya solo silencio. Queríamos que haya un contrapunto. Y una de las maneras para lograr esto fue usando una voz en off, ya sea desde la autoridad que da la voz cuando se lee o se escucha, o cuando la voz dice, comenta o explica. Como una voz que está saboteando su propia narrativa. Y esto es lo que veíamos en películas que cuestionaban las estructuras de ciertas tradiciones;  que no aceptan involucrarse con esas tradiciones, que están construidas para que haya algo diferente. No con el fin de un film de propaganda que quieren instaurar una idea en el cerebro de la audiencia, sino para generar conflictos, generar reflexión. Por ello, también usamos técnicas de hipnosis, pero con el fin de explorar qué es que lo ocurre en la sala, ya que es algo que está más cercano a otros estados mentales; como un tipo de viaje que no es algo psicodélico, porque eso trata de otro tipo de imágenes. Más bien se trata de explorar que hay una relación entre el subconsciente y la imagen que es mucho más poderosa.

Anja Dornieden: Hay cosas que pueden cambiar a partir del lugar donde se está proyectando el film. Y la audiencia a veces responde, se sienten confidentes o se sientes atacados por la proyección, y por eso nos gusta jugar con estos elementos para que la gente piense sobre por qué reaccionan así o por qué se sienten incómodos.

Juan David González Monroy: Es como lograr la conciencia del contexto y del espacio.

Anja Dornieden: Ese sentimiento puede ser negativo incluso, porque algunas personas lo toman así, ya que no es fácil de digerir, pero luego lo han encontrado como algo divertido, que los invita a pensar en el acto de observar.

Juan David González Monroy: Hay una manera de explorar y que tiene que ver con el acto mismo de observar, sí, con el ritual del cine, de estar en la sala, de la energía allí de la gente, de cómo eso afecta la película, y nosotros estamos conscientes de eso, de que cada experiencia es diferente. Por eso, lo que hacemos no es estático, cambia con cada proyección.

Desistfilm: ¿Ustedes han experimentado esto que realizan en sus obras con algunos otros trabajos de cineastas?

Anja Dornieden: Más que todo lo encontramos en films que vemos en festivales o en trabajos de amigos. Es muy difícil saber con qué tipo de trabajos pasa esto.

Juan David González Monroy: Como cuando empezamos a trabajar en Nueva York, al ver películas que no estaban tan preocupadas en ser hostiles con la audiencia.

Anja Dornieden: Para mí era muy interesante ver este tipo de cine que se realizaba con pocos medios. Al principio pensaba que el cine debía contar con un crew… Hacer imágenes con nada me cambió la vida. Fue una gran influencia, solo usando luces, humo… Y en la escuela a la que fuimos encontramos muchos trabajos así, viendo Stan Brakhage, acercándonos a films hechos sin cámaras, de realización más artesanal; de pintar sobre el celuloide.

Juan David González Monroy: El encuentro con trabajos así, de un cine verdaderamente independiente (no el americano o europeo subvencionado), sino de tipo más performativo, donde se usa el proyector como un instrumento nos atrajo. Como por ejemplo cuando fuimos a Grenoble, al atelier en MTK de Etienne Caire, quien vino también a un laboratorio en Berlín, y que trabaja el cine desde la perspectiva del espacio vivo. Ver su trabajo fue descubrir un mundo grande de oportunidades y que se explora poco. No es lo que hacemos, pero es alguien que nos abrió una puerta de todo un mundo hacia cosas distintas.

Anja Dornieden: Para algunos de los trabajos que hacemos no existe de arranque la posibilidad de conseguir fondos, pero para otros sí. Pero lo bueno es que se puede seguir explorando los sentidos, sin tener que explicarle a alguien el por qué de si lo puede financiar. Mucho menos poner en un papel el resultado final, ya que a veces no se puede justificar o explicar qué tendrías como película. Al ser parte de un colectivo en Berlín, tratamos de mantenernos lo más independientes posible. Necesitamos financiamiento, sí, pero no necesariamente lo buscamos todo el tiempo.

Juan David González Monroy: La comunidad del laboratorio (LaborBerlin) es muy ecléctica, ya que somos diferentes. A todos nos interesa el cine, pero no tenemos una ideología artística en común, sino más bien intereses diversos, y por ello la actividad es allí interesante, ya que es más una red de apoyo, un espacio que podemos compartir. Hacemos muestras y en ese sentido ha sido positivo y no hemos encontrado un mundo de “perro come perro”, sino que se valora el espacio para trabajo en común. Todo se maneja más de manera democrática, ya que discutimos, nos organizamos; y hasta ahora sobrevive.

Anja Dornieden: La conexión con el laboratorio nos influyó. No sabíamos que existía este tipo de espacios donde la gente hace obras análogas, donde se puede trabajar de manera más universitaria, como revelar las películas en un baño adaptado. Tenemos mucha suerte de haberlo encontrado. Continuamente llegan cineastas de varios países y comparten sus técnicas, se proyectan cosas en vivo. Es un gran conocimiento adquirido.