Por Mónica Delgado
Un texto dramático, poético, literario, en boca y espíritu de los habitantes de un poblado donde el tiempo apenas pasa. La reflexión en el verbo de dos campesinas sobre la naturaleza de la verdad en medio del bosque, cuyos tallos y troncos vitales, vigorosos y ancestrales son testigos o iguales a los cuerpos humanos que Eloy Enciso describe en Arraianos. En este segundo filme del cineasta gallego, y partir de extractos de la obra O bosque de Jenaro Marinhas del Valle, acudimos a actos de vida de una zona fronteriza entre Portugal y España, en Galicia. Personajes – habitantes reales de esta comunidad recitando, o simplemente diciendo, lo que la existencia les deja, en medios de los establos, de la cosecha o de la taberna.
Es inevitable al ver Arraianos (España, 2012), pensar en El cielo gira, el documental de Mercedes Álvarez, en la intención por mostrar la preservación de espacios y personas ante la modernidad y el inevitable paso del tiempo en tierras peninsulares. Sin embargo, en Arraianos se ve clara una apuesta de estilo y puesta en escena que busca remarcar una idea central: la frontera, tanto cultural, territorial y temporal, pero también la vejez, la identidad y la vida simple. También es inevitable pensar en el cine de Jean-Marie Straub y Daniéle Huillet, en la dicción fantasmal relacionada al paisaje. El bosque y los seres que lo pueblan en armonía o dicotomía ambivalente.
Planos fijos que capturan todo el verde del lugar, y haciendo una perfecta comparación entre la textura de la vejez o los efectos del trabajo con las formas de los árboles, las raíces, los frutos. Como si todo envejeciera o viviera con energía a la misma vez. Así Arraianos se vuelve no solo un trabajo sobre la relación hombres, naturaleza y mito , como si se tratara de momentos fundacionales, sino que hay en todo momento un espíritu de recta final, de estar frente a consumación o simplemente ante una suerte de descanso.
Hay una escena subime: una mujer que cuida a su madre, sentada frente a una ventana, y que cuenta un relato de niñez. La cámara la sigue fija durante toda la narración. Luego, sigue la toma de la madre que se ha dormido, como si fuera un bebé al que se le acaba de contar un cuento nocturno. Eloy Enciso logra no solo un filme lleno de matices (relación de clan, jóvenes con adultos, hombres y mujeres, el trabajo, sin ver casi niños) sobre la vida en la periferia, lejos de lo moderno, sino una representación intensa sobre el verbo y la imagen. Un diálogo donde se logra conjunciones que renuevan el cine español y lo fortalecen.
Dirección: Eloy Enciso
Producción: Eloy Enciso, Carlos Esbert
Cinematografía: Mauro Herce
Cast: Celsa Araujo, Aurora Delgado, Antonio Ferreira, Eulalia Gonzáles
España
2012