Por Mónica Delgado
Estrenada en el reciente festival de Rotterdam, Farj, del cineasta gallego Lois Patiño, trata del desierto como materia que describe la espiritualidad de aquellos que lo observan. Bajo el influjo que gobierna a los eremitas, un grupo de personajes va proponiendo ensayos de relación, a través del espacio que parece absorverlos, perderlos en medio de dunas y amaneceres. Como en Noite sem distância o en Montaña en sombra, donde las cordilleras difuminan la presencia humana, para mimetizarlos en sus acciones, en Farj, el desierto los desnuda.
Más allá de la poética del paisaje que Patiño ha establecido a lo largo de sus cortos y largometraje, aquí el desierto se acompaña de toda la carga religiosa y mística que tiene, acentuado por el perfil de ascetas de sus personajes, como espacio supremo del éxtasis de la reflexión y la meditación. Patiño trabaja desde la progresión que permite pasar de la noche al amanecer, de la oscuridad a la luz, y cuya transformación se hace más evidente tras la aparición de un canto que remite a un mantra religioso.
Sin embargo, que Patiño elija una serie de ocho planos, de acuerdo a movimientos específicos, sutiles gestos, vestuarios en blanco y negro, establece posibilidades de diálogo en este desierto muchas veces pensado para la soledad (y que queda expuesto en la aparente inmovilidad de los seres encapuchados). Así, la abstracción permite correspondencias: personaje de blanco que “habla” con personaje de negro, personaje que se mira ante aquel que luce oscuro a metros de distancia, como si la necesidad de reconocerse en el otro fuera condición esencial del entendimiento. Por ello, cuando Patiño recurre al recurso de desaparecer a uno de los habitantes del desierto, a través del color, también lo hace sobre aquel que parecía ser su interlocutor, afirmando así la necesidad de la intertextualidad: un sentido formado necesariamente por otros saberes previos encontrados en otro. Uno existe si el otro también.
Farj también es un corto sobre la densidad del amanecer. O mejor dicho, sobre la eliminación de esa densidad. Mientras amanece, se van reconociendo a los personajes a la distancia, despegándolos de la arena, de las huellas que deja el viento sobre las dunas. Y luego llega la conversión de ese amanecer, su sombra líquida y renovadora, que entrega nuevamente a estos seres que pueden desaparecer en el éxtasis místico que los aliena y desvanece, pero que de pronto son devueltos a la vida, o arrojados a ella, ya solos, como si se hubiera tratado de la fantasía de un eremita.
Tiger Competition for Short Films 2017
Director, guión, productor, editor: Lois Patiño
Marruecos, 2017, 12 min