Por Mónica Delgado
Nacido en Japón y viviendo actualmente en Montreal, Daïchi Saïto lleva ya más de diez años dedicado al cine experimental y a su colectivo Double Negative. Y en esta edición de [S8] 5°Mostra de Cinema Periférico se incluye en la selección La doble vida de las imágenes una revisión a toda su obra, con ocho cortometrajes, que fueron elaborados en diferentes formatos.
Existe una fijación en las obras de Daïchi Saïto y que tiene que ver con una búsqueda de texturas desde el paisaje y su distorsión, a través de los dispositivos que elige, pero también en otros momentos de su cine expresa un ludismo en la intervención del mismo fotograma, en su yuxtaposición, inversión y, en algunos casos, disolución. Se percibe también la intención de crear una propia mitología desde los motivos que elige a lo largo de los años y en sus diferentes proyectos, incluso formando dípticos (como en Green Fuse y en Trees of Syntax, Leaves of Axis, por un lado, o Blind Alley Augury y All That Rises, por otro), donde los bosques, o calles, y su fragmento crean entornos fantasmales, de espectros de la misma naturaleza que se diluye y transforma.
En Green Fuse (2007), elabora los indicios de lo que sería de modo más estilizado años más tarde Trees of Syntax, Leaves of Axis (2009), por lo que hay una empatía temática entre estas dos obras, y donde el parpadeo rápido (al mismo estilo de Ken Jacobs) va a producir esa sincronía con la improvisación musical, logra un espacio del fragmento y el ritmo, provocando una ilusión de árboles vivientes y de alguna manera “danzantes” en esa interrelación con las demás partes de ese espacio verde y febril. Hay una intención de Saïto por elaborar una suerte de contrapunteo sonoro y visual (aunque Green Fuse es muda, pero hay un conpceto de lo sonoro que se traduce en lo que vemos) que provoque un estallido de percepciones visuales, y que propician una unidad de lectura bajo este pauteo.
En los trabajos de Saïto, ya sea en Super 8, 16 o 35 mm, existe una exploración del formato, dejando al montaje el toque total de toda su propuesta, ya que en él centra las posibilidades de movimiento, en su minimalidad hacia un crescendo, porque en todos sus trabajos existe un “menos a más”, un espíritu que cobra vida, crece y se transforma (o diluye, que es el fin del fotograma, sin extensión, soltado desde la idea de un proyector, en algunos casos, a punto de apagarse). En Chiasmus (2003), por ejemplo, hay una dicotomía clara, entre negativo y positivo del fotograma, en un paralelo de acto sexual o danza cercana, entre dos cuerpos que se van explorando de modo frenético y fuera del alcance de un ojo certero. Hay una idea de la figura que escapa, de la imagen que corre, que no se deja atrapar, y que aquí es fortalecida con sonidos de voces en quejidos o palabras rotas. Algo similar sucede en Chasmic Dance (2004), donde una apariencia del fotograma raído, en un juego de blancos y negros también jugando a la sinfonía visual, en ese tira y afloja de negativo y positivo, de la “espalda” de la imagen, ante lo real.
En All That Rises (2007), aparece la colaboración del compositor y violinista Malcolm Goldstein, con quien también trabajaría todo un concepto de sincronización en Trees of Syntax, leaves of Axis, aunque este trabajo tiene más similitudes en técnica y búsqueda temática con Blind Alley Augury (2006), donde existe una fusión de mundo vegetal con lo urbano, tratando de mostrar una simbiosis imposible entre estos entorno, creando un nuevo soma de ascedencia posindustrial. El mundo natural existe imbricado con la construcción, el cemento y los callejones sin salida.
Más información sobre la obra de Saïto en la 5°Mostra de Cinema Periférico en el siguiente link.