
Por Laura Arias
La película empieza y termina con el mismo gesto. Una piscina en la que una niña cae al agua. Al principio chapotea para no ahogarse, al final, ese parece ser su objetivo. Entre un plano y otro, se despliega Limpia de Dominga Sotomayor. Pareciera que en ese tiempo la película no fue a ningún lugar. Todo lo que ocurre podría suceder en los breves segundos que lleva salir del agua, tomar aire en una respiración profunda, acelerada, y sumergirse de nuevo.
Estela tuvo que dejar a su madre en Chiloé, una provincia al sur de Chile, para mudarse a Santiago, donde trabaja como empleada del servicio. Además de los deberes del hogar, debe hacerse cargo de Julieta, una niña de seis años cuyos padres permanecen ausentes. A causa de sus múltiples ocupaciones y falta de tiempo, los padres de Julieta delegan en la trabajadora doméstica el cuidado de su hija. Sin embargo, Estela, antes que convertirse en una figura de autoridad que supla el cariño de su madre, genera hacia la niña un sentimiento de desprecio. Si bien ambas entablan una relación cercana, es evidente el resentimiento que Estela le guarda. No solo le fastidia el insoportable carácter de Julieta sino que además es obligada a sacrificar el cuidado de su madre enferma por estar con ella.
Si bien la película está inspirada en el libro homónimo de Alia Trabucco, es ineludible la pregunta por el título y a qué obedece. En realidad, poco se ve a Estela limpiar. Son más las escenas en que está descansando en su cuarto, arreglándose, escuchando música, cantando o visitando a su novio. Aún así, las tareas de cuidado son las que componen gran parte de los quehaceres de su día a día. “Limpia” está escrito en imperativo, como si la película también le estuviera dando una orden, la estuviera juzgando por querer descansar. Sus jefes le quitaron el permiso para ir a ver a su madre enferma, y al parecer, la directora igual. Desde que aparece el título en la primera secuencia le da la orden de lo que debe hacer la próxima hora y media.
Cuando Estela por fin puede viajar a su pueblo y regresar por lo poco que queda de su madre, el -bastante inesperado- giro en el guión la obliga a regresar. Al parecer, ante la súbita partida de la empleada, la niña ha decidido en un gesto suicida arrojarse a la piscina. Estela baja precipitadamente del bus para volver, presa de la angustia, a esa casa de la que tanto le costó salir, pero a la que al parecer está condenada a regresar, porque lo único que se le permite hacer en la película es limpiar. Todo el tiempo la película la castiga injustamente: el despido, la muerte de su madre, el asesinato de su perro, el infundado suicido de Julieta. De nuevo, el título repite la orden: limpia, no más.
Esta historia pone en evidencia las complejidades del cuidado, el trabajo doméstico y la brecha entre clases sociales. El retraso de su sueldo, la falta de permisos, la sobrecarga de trabajo y un trato displicente, son solo algunas de las situaciones con las que la protagonista debe lidiar. Este es un tema recurrente y ya bastante retratado en el cine latinoamericano. Es inevitable no pensar es Roma de Alfonso Cuarón que por las similitudes en la historia parece ser un referente clave para la película. Sin embargo, contrario a Roma que elabora un relato emotivo a partir de la nostalgia, en Limpia parece que impera el odio.
No solo está presente el rencor que Estela le guarda a la niña y su familia. También, se refuerza la posición de una clase social que justifica la violencia como una forma de defensa ante la diferencia y todo aquello que pueda parecer una amenaza. Ante la atmósfera de inseguridad que ha crecido en el barrio, se instalan cámaras de vigilancia, cercas eléctricas, e incluso el padre de la niña esconde un arma en su propia casa. En un televisor pequeño, en el que Estela también escucha música, se pasan noticias vinculadas a robos o atracos. Se despierta en la comunidad la necesidad de “protegerse”, cuando en realidad, tras esta ola de asaltos se camuflan problemas más profundos como la desigualdad social y la segregación.
A lo largo de la película, Estela es víctima una y otra vez de este sistema de jerarquías. El trato que recibe su personaje recuerda que la crueldad no descansa. Parece que la única alternativa es acumular silenciosamente el odio y el rencor por esa familia. Antes que ser un salvavidas ante las condenas injustas que recibe en esta historia, la niña es para Estela una carga. Gran parte de su relación se desarrolla alrededor de la piscina y la obligación que tiene Julieta de aprender a nadar. Como ellas, al final, Limpia también está aprendiendo a nadar. No pesa lo suficiente para hundirse pero tampoco tiene la fuerza necesaria para salir a flote.
Sección: Horizontes Latinos
Directora: Dominga Sotomayor
Guionista: Gabriela Larralde, Dominga Sotomayor
Fotografía: Bárbara Alvarez
Sonido: Leandro de Loredo
Reparto: María Paz Grandjean, Rosa Puga Vittini, Ignacia Baeza Hidalgo, Benjamín Westfall, Rodrigo Palacios
Productor: Juan de Dios Larraín, Pablo Larraín, Rocío Jadue
Chile, 2025, 102 min