Por José Sarmiento Hinojosa
Dentro de las posibilidades de la recuperación de la memoria ancestral, las imágenes de Jessica Sarah Rinland nos devuelven los códigos perdidos de un cosmos ausente con el que el hombre busca reunirse, como explorando respuestas elusivas a la eterna pregunta ¿qué hemos sido? y recreando el ánima original de los ecos del pasado, que se manifiestan como vestigios que deben ser replicados, cuidadosamente reconstruidos, resucitados bajo la mirada atenta y las manos cuarteadas de esta entidad que se piensa a sí misma. Si en anteriores ocasiones era el lenguaje del hombre el que prestaba un correlato tangencial a las imágenes de escudriñamiento, observación, clasificación, codificación e inventariado de la naturaleza, ya sea océano o tierra (cortometrajes como Black Pond, Y Berá, Aguas de Luz), en su último largometraje Those that, at a distance, resemble another, son las imágenes mismas de la actividad de conservación museológica y ecológica las que toman protagonismo, sobre todo en sus capacidades táctiles.
En Those that, at a distance, resemble another, el potencial de lo táctil reemplaza al recurso de la narratividad, en cierta forma. Este es un recurso que Rinland revisita con éxito luego de Expression of the sightless, un cortometraje sublime donde el erotismo del toque de un hombre invidente frente a la obra de arte y su descripción de la misma, nos arrojan toda una serie de interpelaciones complejas y paradójicamente, proponen nuevas formas de ver, donde el tacto reemplaza a la vista, y cuyas manifestaciones se develan ante nuestros ojos absortos. Ya habíamos dicho, hablando de Black Pond, la necesidad de oír con nuestros propios ojos en búsqueda de un entendimiento más profundo de las cosas. En Those that, at a distance, resemble another, la correspondencia es la de tocar con nuestros propios ojos, esta característica innata de los trabajos de reconstrucción, réplica y representación del trabajo en los museos y espacios de conservación natural que visita Rinland, que en esta oportunidad se vuelve protagonista invisible, utilizando sus propias manos para escavar la réplica de un colmillo de marfil.
La construcción de la obra de Jessica Sarah Rinland es análoga a la manifestación cinemática de una Torre de Babel donde el lenguaje, los sentidos del hombre, la voz y la imagen en movimiento, confluyen en si mismos para alcanzar, o acercarse, a un entendimiento propio de una comunidad humana que toca e inhala, que narra y reconstruye su entorno. Una pátina más, un anillo, o un estrato calcificado en el terreno ambiguo de la memoria, cuya vigencia buscamos declarar, replegados en este mundo que parece acabarse. Y entre las charlas y la música de las salas de museos, entre escobillas y cinceles, mezclas de arcilla y agua, late la posibilidad de reencontrarnos con lo que nos es propio, con este ecosistema con el coexistimos y que prosperará indefinidamente, con o sin nosotros. Las imágenes de Rinland son el testimonio de un esfuerzo humano de reconciliar y reconstruir la obra de la naturaleza y la misma obra del hombre, en una criatura única e indivisible.
Directora: Jessica Sarah Rinland
67 minutes, 2019
16mm film digital transfer, animación en 3D
Reino Unido