Por Mónica Delgado
Encontramos algunos antecedentes del imaginario de Animalia Paradoxa en algunos trabajos previos de Niles Atallah, no desde un orden matérico o de exploración de la naturaleza del soporte fílmico, que sabemos es un tratamiento que interesa al cineasta chileno, sino esta vez desde un bestiario en medio de un contexto futurista post-apocalíptico, entorno que aparece por ejemplo ya esbozado en un cortometraje reciente como Vitanuova (2023).
Presentada en estreno mundial en la sección Harbour, del 53º Festival de Rotterdam, Animalia Paradoxa muestra a un cineasta explorando motivos nuevos, sobre todo temáticos, más en línea de las obras de animación que ha producido en los últimos años de la mano de Cristóbal León y Joaquín Cociña, y que se ha convertido también en un campo de experimentación sobre la naturaleza cinematográfica en sí. En este nuevo largometraje, Atallah nos arroja a una fantasía escrita o imaginada por un personaje fuera de campo. Tanto al inicio o al final del film aparece esta idea de abrir y cerrar telón, desde un personaje que nos presenta una pantalla con algunas frases, para acercarnos a la noción de fábula o de representación absoluta de una mente que imagina todo lo que vamos a ver. En este inicio, también Atallah agrega algunas imágenes en celuloide afectadas por la emulsión o la intervención en los fotogramas para reflejar el estado en el que se encuentra el mundo al cual vamos a entrar. De esta manera, este preámbulo del caos anuncia el universo animalesco, lleno de aliens saltimbanquis, magos, brujas, humanoides, seres producto de la contaminación, mutación y destrucción. Y de entre la galería de personajes fantásticos, asoma la protagonista, un ser alienígena que vive solo para conseguir un poco de agua para un pozo donde duerme y sobrevive. Este ser entre humano y anfibio hace alianzas con seres diversos para poder obtener agua, ya que es un bien preciado, pero también fruto de sortilegios y demás embrujamientos. Así, la trama se sostiene en un argumento de índole ecológica, en una primera capa, pero luego, con la aparición de diversos agoreros y oráculos, el film adquiere la forma de la ofrenda esotérica (que incluye una presencia tributo al mago universal Aleister Crowley) y de escape de la oscuridad.
Animalia Paradoxa tiene como mayor atractivo la organización de una estética particular, en gran medida inédita dentro del imaginario del cine fantástico latinoamericano (quizás solo sobrepasado por las fantasías sci-fi y post apocalípticas de las historietas histórica de la región), y que se compone de una fusión especial entre danza moderna, performance, circo, animación en stop motion, el arte de las marionetas, y con un trabajo sonoro que hace énfasis en las fantasías acuáticas y en el deterioro. Estamos en medio de una paradoja animal donde también hay ecos de totalitarismos, a partir de un juego de “interlinguas”, y donde la vida colectiva ya es imposible.
Por otro lado, la materia del deterioro es un tema que el cineasta ha desarrollado a lo largo de sus films, ya como destrucción de las utopías, o como estado normalizado para un renacimiento inevitable. Y como suele pasar con las fantasías distópicas, tanto en la vena de los hermanos Quay, Jan Svankmajer o un Terry Gilliam, los objetos de deseo plantean una oportunidad de humanización, de retorno a las esencias humanas pese a la decadencia. Si en obras como Rey (2017), Entierro: luz subterránea (2022), el elemento tierra define la vitalidad o el estado soñado de la materia, en Animalia Paradoxa el agua es el único elemento vital, que permite el paso a lo onírico dentro de una pesadilla. El agua como encarnación de la libertad o del paraíso.
Si bien todo el universo que explora Atallah podría estar marcado por una mirada del futuro muy déjà vu o que podría evocar fácilmente a temas ya abordados en otros films del subgénero distópico (el viaje del héroe en busca de un objeto preciado en medio del caos o la pérdida), el modo en que se plasma la salida del personaje de este universo de alienación y perturbación va en crescendo, logrando en su última media hora, diversas sorpresas visuales, que vuelven a este film en una experiencia sensorial y sublime.
Sección Harbour
Animalia Paradoxa
Dirección y guion: Niles Atallah
Fotografía: Matías Illanes
Editor: Mayra Moran
Diseño de producción: Natalia Geisse
Diseño sonoro: Claudio Vargas
Productora: Catalina Vergara
Reparto: Andrea Gómez
Chile, 2024, 80 mim.