(S8) MOSTRA DE CINEMA PERIFÉRICO 2022: PROGRAMA ‘UN ESPACIO MENTAL’

(S8) MOSTRA DE CINEMA PERIFÉRICO 2022: PROGRAMA ‘UN ESPACIO MENTAL’

Por Mónica Delgado

Esta XIII edición del (S8) Mostra de Cinema Periférico incluyó el programa Un espacio mental, que propuso desde el plano curatorial la articulación de algunas obras que exploran modos de representación de la instrospección, los lugares del sueño, el estado de reflexión o fluidez del pensamiento en trance en relación a una realidad sensible. Mundos internos, traducidos en mandalas pero también en auscultaciones de paisajes, entornos bucólicos que devienen en materia del recuerdo, de los procesos de selección de la memoria, en episodios technicolor de la ensoñación o de un tipo de montaje que busca materializar la corriente de las ideas y de las imágenes ya como recuerdos o desde lo que no está: el olvido. A través de nueve obras, la Mostra ha agrupado estas sensibilidades en torno a la exploración de la materialidad del celuloide, pero también como huellas de contemplaciones en registros de halo documental.

En Breathing Exercises (España, Reino Unido, 2021), la cineasta asturiana Blanca García plantea una obra, como indica el título, desde la sugerencia de que el espectador pueda imaginar ciclos de respiración. Ritmos sónicos imaginados es una exigencia cuando se requiere el silencio para magnificar el devenir del montaje. Planos registrados en Super 8, y revelados para lograr una escala cromática verdosa, que construyen retazos de un mundo recuperado de alguna zona de campo, donde un plato lleno de fresas constrasta con la cotidianeidad de la naturaleza, que existe sin mayor conciencia del entorno. Los ejercicios de respiración como vía hacia la calma aquí mostrados como conexión intrínseca con el paisaje: respirar para lidiar con la ansiedad, con la rapidez, contra el espasmo interno. García plantea, a modo de diario fílmico, una conexión terapéutica con fragmentos del espacio inmediato, generando una lazo entre el hogar momentáneo y el afuera, un jardín, un bosque, unas flores, algunas aves como sinónimo de consuelo.

La selección incluyó un clásico de la animación experimental, se trata de Allures (1961) de Jordan Belson, quien ya venía trabajando en este tipo de expresión desde 1947. Belson se inspira en las experimentaciones sobre luz y ritmo desde una edición sin cámara de los vanguardistas de la década del veinte, Oskar Fischinger o Hans Richter, pero también de sus contemporáneos como los hermanos Whitney, John y James. Se trata de un film que abre con la idea de una nada azul, es decir con un plano absoluto de un color primario, que pasa a blanco y luego a rojo, en medio de algunos estallidos de blancos que devienen en chispazos. La progresión es inminente. Esta triada de colores como vía para el despegue (bajo el influjo del fondo rojo) de espirales, círculos y mandalas como materialización de un espacio interior desnudo que se va poblando de este componente visual energético. Además, aliado de una banda sonora electrónica que permite un perspectiva antinatural, construida, artificial de un suceso que podría ser considerado solo desde la espiritualidad. Así, Allures adquiere las formas del futurismo, de una intervención provocada por un mundo maquinado, quizás para aterrizar la idea de los efectos de sustancias sintéticas (en tiempos de experimentación psicotrópica).

En un polo muy opuesto a Allures, se ubica Tigre del carbón, de Azucena Losana, así como otros cortometrajes de la muestra. En este trabajo, la artista y cineasta organiza de manera rítmica y en progresión registros sobre un pueblo imaginado, que es compuesto, según la sinopsis, por planos de diversos lugares rurales de México. Desde la nocturnidad, desde el ruido de grillos y de la naturaleza en ebullición, abre este relato de la selección, del proceso de destaje para dar continuidad durante la idea de un dia, o una mañana, sobre un espacio reinventado, deseado, sublimado. Poco a poco, pasamos de la noche al amanecer, para luego terminar el ciclo a partir de una lluvia y su estertor. En algunos pasajes la naturaleza parece intervenida por diversos objetos: un grupo de naranjas que cobija a un cepillo o unos barriles en medio del campo, sin embargo se trata también de pequeñas conjunciones naturales, de flores y mariposas, de vacas y campo, de frutos en medio de verdor. Desde la textura del Super 8 y de un revelado que permite exprimir los colores más vivaces, Losana explora esta dimensión mental, acorde al objetivo de la muestra, de poder construir los espacios desde una dimensión sensible, de recuerdos selectos de lo anodino, de escenas articuladas por motivos, sugerencias y formas. Luego, la lluvia define el ritmo del montaje, y se vuelve en una organización musicalizada, marcada por estos nuevos tambores, que dan otra vida a las escenas, hasta la abstracción.

Por su parte, la taiwanesa Erica Sheu propone en pài-laak e-poo (2020, y que significa Sábado por la tarde), un juego infantil donde un personaje busca ‘tomarse’ a la luna. La yuxtaposición de un vaso con agua que parece absorber a una medialuna es el meollo de esta pequeña obra bucólica, que relaciona el espacio con una naturaleza inalcanzable. Un recurso metafórico de un poco más de un minuto y realizado en 16mm que materializa la fantasía.  Por otro lado, el programa incluyó Comfort stations (2018) del dúo Ojoboca (Anja Dornieden y Juan David González Monroy), performance y pieza que ya comentamos en desistfilm,  y que es una experiencia sensorial que incluye una banda sonora que simula los efectos de un mantra hipnótico. Mientras que en Lugano mental (2021) el cineasta argentino Sergio Subero describe también, como en el corto de Azucena Losana, un viaje selectivo al pasado, al reconstruir un imaginario de verdor y naturaleza en torno a Lugano, una villa porteña muy poblada y considerada una de las más grandes de Buenos Aires. Se trata de un corto en 16mm que elaborar la idea del recuerdo recompuesto a partir de una añoranza, de un deber ser, y que reconstruye un ideal del espacio, lejos de la noción de urbe.

 

Merapi mantiene el interés en explorar las dimensiones espaciales de los paisajes que reflejan trabajos anteriores de la artista y cineasta chilena Malena Szlam. En este cortometraje, el monte Merapi, en Indonesia, es compuesto desde decenas de puntos de vista, que fragmenta y acomoda el paisaje al gusto del espectador (imaginado). Este monte y volcán, considerado como uno de los más peligrosos del mundo, es captado desde su ubicación onmipresente en cualquier modalidad del paisaje: es fragmentado, reubicado dentro de los diversos ámbitos de la composición. Los primeros minutos se posan sobre copas de árboles atravesadas por humo, para luego el recurso de la sobreimpresión en cadencia dar paso al origen de toda esa percepción, un monte que se luce a lo lejos como gobernante de todo un territorio. Desde la lejanía, este ente luce resguardado por árboles que desentonan con la horizontalidad de todo el campo, de ese verdor a contraluz en las faldas del volcán. Más adelante, y a través de diferentes planos fijos, el monte ya no es vigilado por algunos árboles que asoman a la distancia, sino que la nubes densas aparecen rodeando al nuevo dios protector. Así, Szlam va transformando la idea de peligrosidad en una coreografía natural de árboles y nubes en relación a este ser en medio de una estepa. Sin embargo, la cineasta no se queda en esta oportunidad de exploración, sino que nos acerca a la materia misma del volcán, a su materia morfológica, a sus tierras, minerales y cenizas. La lejanía que luce espiritual y la cercanía que permite observar una materia prima quizás, el componente primigenio, minúsculo que permite la imagen del gigante. Pero, luego, una vez reconocida la materia de la cual está compuesto este volcán, o de lo que expide, vuelve el plano de su religiosidad, de la observación alejada y rítmica: la vía más respetuosa de observar a la naturaleza.

El programa cerró con uno de los films que conforman Sea Series, proyecto del cineasta estadounidense John Price, iniciado en 2008. Desde la textura rugosa de un 16mm que permite acompañar el color y formas de la arena, de una playa en la península de Yucatán, esta obra número 23 plantea la observación de diversas acciones de paseantes, acorde en algunos casos con la horizontalidad de las costas y con una propuesta de auscultación del paisaje. Price vira de imágenes casi en sepia, en algunos casos ralentizadas, que plantean un ritmo entre las olas y las personas que transitan desde un contraluz que abstrae, para pasar a una colorización que empata con un registro más cercano, en este caso de dos niños jugando con la arena. El registro del paisaje desprovisto de alguna intención documental para convertirse en un mecanismo emocional, de configuración anímica del paisaje. Puede ser Yucatán, pero también cualquier otra playa latinoamericana, ya que Price está interesado en componer abstracciones desde este registro del paisaje, para virar hacia algunos registros de carácter doméstico, familiares, que aterrizan la noción del paisaje en relación a las personas que lo componen y resignifican. El paisaje modificado a raíz del encuentro con unos niños. De la melancolía al ludismo inesperado.

Programa Un espacio mental

BREATHING EXERCISES. Blanca García | España, Reino Unido | 2021 | Super 8 | 3 min
ALLURES. Jordan Belson | 1961 | EUA | 16mm | 7 min
TIGRE DEL CARBÓN. Azucena Losana | 2022 | México, Argentina | Super 8 a digital | 5 min
PÀI-LA?K ?-POO. Erica Sheu | 2020 | EUA, Taiwán | 16mm | 2 min
COMFORT STATIONS. Ojoboca | 2018 | Alemania | 16mm | 26 min
LUGANO MENTAL. Sergio Subero | 2021 | Argentina | 16mm | 5 min
MERAPI. Malena Szlam | 2021 | Australia | 16mm a digital | 8 min
SEA SERIES 23. John Price | 2022 | Canadá | 16mm | 8 min