VISIONS DU RÉEL 2022: OLLIN BLOOD DE ELISE FLORENTY Y MARCEL TÜRKOWSKY

VISIONS DU RÉEL 2022: OLLIN BLOOD DE ELISE FLORENTY Y MARCEL TÜRKOWSKY

Por Mónica Delgado

Ollin Blood de los documentalistas y artistas Elise Florenty (Francia) y Marcel Türkowsky (Alemania) forma parte de un proyecto mayor, Nomina Nuda, integrado por varios documentales y una serie de instalaciones. Presentado en la competencia Burning Lights del reciente Visions du Réel, este reciente documental explora desde los dispositivos de la docuficción, la no ficción y el documental de testimonio, algunos sucesos en torno a la imaginería de uno de ls bosques de cactus más grandes del mundo, ubicado en el Valle de Tehuacán-Cuicatlán, al centro-sur de México. A partir de tres personas, los cineastas van hilvanando un relato de cariz fantástico, pero también como mecanismo para adentrarnos en algunos tópicos sobre la migración, la identidad, la pandemia, y dar lugar a reflexiones sobre territorios permeables en todo sentido. De la duermevela a la realidad, de la ciencia a la especulación, del desierto al confinamiento.

Si bien el concepto de Nomina nuda (nomen nudum, para denominar a aquello cuyo nombre científico no satisface algunos estándares) no aparece en Ollin Blood de manera abierta, esta imposibilidad de la clasificación propone una lectura de las formas diversas con las que los cineastas abordan su propuesta expresiva. Hay en este nuevo documental una variedad de recursos narrativos, que lucen como base de una lectura de bases eclécticas, y también como parte de una cartografía que establecen los cineastas, antes en Grecia o Japón, hoy en México, desde el contexto pandémico. En Ollin Blood se elige el lenguaje de la deriva, la mixtura y de la reflexión que no busca verdades.

En Ollin Blood hay tres personajes que van estableciendo correspondencias en tiempos de pandemia. Por un lado, este documental funciona como díptico con Conversation avec un cactus (2017), donde los cineastas exploran la figura de esta planta para explorar dimensiones en torno al yo y la otredad, y también sobre la fusión o interacción entre tecnología y mitos o tradiciones. La experimentación más que fílmica se sostiene en una indagación de tipo sociológica, también desde la búsqueda de significaciones de un archivo sonoro. Quizás esta parte más ficcionada de los tres personajes, que se relacionan en encuentros puntuales coreografiados, tiene un toque muy Resnais o Duras que puede percibirse como grandilocuente o pretencioso. Sin embargo, el viraje hacia el testimonio de los habitantes del desierto, en este rescate de relatos y posiciones sobre la venta de plantas y otros recursos naturales, aporta la cuota más “antropológica”, aunque es imposible eludir la idealización o la opción de lo real maravilloso como interpretación de algunos sucesos de México o Latinoamérica. Inevitable verlo como cliché.

A diferencia de trabajos anteriores de la pareja de artistas como  Don’t rush, documental sobre un programa de radio underground que mantiene vivo al Rebetiko, género musical político griego, o Back to 2069, obra sobre la reactivación económica griega tras la crisis, en Ollin Blood prima un deseo de experimentación más amplio en torno a las formas de la no ficción para dar cuenta de sensibilidades sobre la memoria y la pertenencia, y sobre aquello inasible en un territorio sin fronteras. El imaginario que permite el desierto, como símbolo y como frontera transgredida, brinda a este film una variación de los mecanismos de representación. 

Competencia Burning Lights
Dirección: Elise Florenty, Marcel Türkowsky
Fotografía: Elise Florenty, Marcel Türkowsky, Ernesto Méndez
Sonido: Elise Florenty, Marcel Türkowsky
Edición: Elise Florenty
Música: Marcel Türkowsky
Producción: Clementine Roy, PARKADIA
Francia, México, 2022, 71 min.