EL ORDEN REINA, SOBRE UN CORTOMETRAJE DE FERNANDA PESSOA

EL ORDEN REINA, SOBRE UN CORTOMETRAJE DE FERNANDA PESSOA

Por Mónica Delgado

El año pasado incluí El orden reina, cortometraje de la cineasta brasileña Fernanda Pessoa, en una muestra sobre territorios y modelos hegemónicos que programé para el festival Frontera Sur, ya que sintetiza paisajes urbanos y una tesis en torno a la imposibilidad de la emancipación. Desde la mirada de la cineasta se propone una lectura crítica sobre la caída de una utopía. En pleno siglo XXI los lugares de memoria del comunismo y socialismo han sido exorcisados y queda más bien la huella o marca del “enemigo”: el imperialismo, ahora convertido en capitalismo. A través de una serie de vistas (a la manera de los tiempos en que aún existía el espíritu revolucionario a inicios del siglo XX), la cineasta registra territorios que ya no pueden plasmar lo que se escucha en una voz en off.

El orden reina es una obra hecha en super 8, filmada durante la pandemia en siete países donde se tuvo regímenes y gobiernos socialistas y comunistas: Rusia, China, Cuba, Serbia (ex Yugoslavia), Vietnam, Guinea-Bissau y Burkina Faso. Hay un recorrido, desde el uso de travellings y planos fijos panorámicos, de plazas, edificios, avenidas, donde la huella del pasado comunista es aún tangible, pero como vestigio o memoria de una pérdida.

Pessoa ha mencionado que se ha inspirado en Souvenirs de Berlin-Est de la artista y escritora francesa Sophie Calle, una serie de fotografías donde ausculta la ausencia en la ciudad alemana de los símbolos de la RDA, y en el método dialógico que aparece en Sans Soleil, de Chris Marker. Las diversas escenas de El orden reina van acompañadas de un texto El orden reina en Berlín, escrito por Rosa Luxemburgo, figura revolucionaria y pensadora alemana marxista, y que se publicó un día antes de su asesinato en 1919, y que se materializa gracias a una voz en off. Así, las imágenes que captan un tiempo distinto al que alude el texto componen un extraño magma de imposibilidad,  carente de melancolía, remarcado por el grano de un blanco y negro, que multiplica el halo pesimista.

En torno a esta falta de melancolía, puesto que a la sazón del texto de Luzemburgo, ya todo luce perdido, Pessoa también parece aludir a un tipo de reflexión sobre la izquierda ante estas derrotas. Por ejemplo, Enzo Traverso en el prefacio de su libro Melancolías de Izquierda (2019) menciona el papel de una crítica que no debería eludir el peso del pasado. “Es una crítica melancólica que, a la vez que está abierta a las luchas en el presente, no evita la autocrítica respecto de sus propios fracasos pasados; es la crítica melancólica de una izquierda que no se ha resignado al orden mundial esbozado por el neoliberalismo, pero que no puede renovar su arsenal intelectual sin identificarse empáticamente con los vencidos de la historia, una gran multitud a la que, a fines del siglo XX, se une de manera inexorable toda una generación —o sus restos— de izquierdistas derrotados”. Sin embargo, el film parece escapar de cualquier atisbo de melancolía y ubicar fuera de campo a los vencidos de la historia. En estos pasajes de las siete ciudades, hay turistas, paseantes, lugareños, pero también uno que otro activista o militante, que quizás no podrá lograr mucho.

En A Ordem Reina (Brasil, 2022), la cineasta plantea un diálogo entre el pasado y el presente a partir del texto de Luxemburgo. Todo parece decir que la utopía ya es imposible y que el liberalismo y capitalismo ha corroído cualquier sueño emancipador. Las calles de La Habana lucen igual pese a algunos cambios diplomáticos con EE.UU., o Pekín solo tiene la plaza de Tiananmén como emblema para postales turísticas. Los metros de Moscú aparecen bajo el ojo de Pessoa con una arquitectura demasiado ostentosa para los fines de un servicio público, o los grandes monumentos dedicados a Tito parecen estar prestos a ser derrumbados y descabezados. Efectivamente, los tiempos han cambiado y solo quedan huellas de ese poderío o de esa ilusión.

Por otro lado, el texto de Luxemburgo trae también, a su manera, una huella o vestigio de una vitalidad o cuestionamientos ya perdidos. Escuchamos desde sus reflexiones el fracaso de los partidos y movimientos revolucionarios sucedidos a mediados del siglo XIX, y de cómo eso puede ser una posibilidad de un resurgimiento, de una suerte de ave fénix que se verá salir de las cenizas en las primeras décadas del siglo XX. “El camino al socialismo está sembrado de grandes derrotas. ¡Y sin embargo esta historia lleva inexorablemente, paso a paso, a la victoria final!”, se le oye decir a la narradora mientras las imágenes de un capitalismo asiático o de la pobreza en las ex colonias lucen poco esperanzadoras. La mirada optimista de Luxemburgo -pese a su halo melancólico- no encuentra un símil en la realidad que Pessoa plasma desde la presencia (monumentos, bustos, edificios gubernamentales y multifamiliares) de lo que fueron estos regímenes. Más bien las palabras de la revolucionaria resultan paradójicas en medios de imágenes que parecen describir el agotamiento, la entrega al mundo del neoliberalismo. Sí, hemos asistido a escenas de un cementerio urbano, a un futuro sin el regreso de las revoluciones o a una elegía.

El orden reina
Dirección, edición, fotografía:  Fernanda Pessoa
Brasil, 19 min, 2022
Filmado en super 8mm, finalizado en digital.